Por Stakeholders

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Un reciente informe de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) revela que en los últimos 20 años el agua dulce disponible para cada persona en el mundo ha descendido en más de un 20%. La razón de esta métrica radica en muchos factores, entre ellos el crecimiento demográfico y el desarrollo socioeconómico.

Bajo el título “Estado Mundial de la Alimentación y la Agricultura 2020”, este estudio destaca que es urgente abocarse a lograr un uso sostenible y equitativo del agua, porque tanto la seguridad alimentaria y la nutrición de las personas se ven afectadas. El documento recuerda que un 39% de la población mundial ( más de 3 mil millones de habitantes) está asentada en zonas agrícolas que presentan “altos o muy altos” niveles de escasez de agua.

Respecto al crecimiento demográfico, las consecuencias se ven reflejadas en una mayor demanda de agua para satisfacer las necesidades básicas de las personas. Es justamente este crecimiento poblacional el que ha llevado a que la disponibilidad de agua dulce se reduzca en un 20% per cápita en los últimas dos décadas.

Por otro lado, el desarrollo socioeconómico influye en el consumo de agua a través de los productos alimentarios, cuya producción puede requerir un uso intensivo del recurso. Es decir, las dietas alimenticias de las personas pueden tener modificaciones que impliquen más consumo de carnes y productos lácteos, por ejemplo, aumentando así también el uso del agua. La ONU menciona que es posible a través de una dieta saludable propiciar el ahorro de agua, si es que se contemplan criterios de sostenibilidad.

En ese sentido, el informe resalta el rol de las actividades agrícolas en el desarrollo sostenible: “La agricultura tiene un importante papel que desempeñar en la senda hacia la sostenibilidad, dado que la producción agrícola de regadío es responsable de más del 70% de las extracciones mundiales de agua y, en general, el 41% de las extracciones no son compatibles con el sostenimiento de los servicios ecosistémicos”, se lee.

Es por ello que también hacen un llamado a conjugar en favor del desarrollo de una agricultura sostenible a los actores de gobierno. “En la agricultura, concretamente, se necesitan estrategias coherentes e inclusivas entre los distintos ámbitos constituidos por las tierras de cultivo de secano y regadío, los sistemas de producción ganadera, la pesca continental, la acuicultura y la actividad forestal”.

En este contexto es fundamental tener la capacidad en la contabilidad y auditoría del agua en los distintos programas dedicados a la gestión de la misma. El estudio insta a tener “un mejor conocimiento de la cantidad de agua existente” y a saber “cómo se utiliza”. “La contabilidad del agua, es decir, el estudio sistemático de la situación actual y las tendencias del suministro, la demanda, la accesibilidad y el uso de agua, será un elemento fundamental para lograr este objetivo”, sostiene la FAO en el informe.







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