José Luis Ruiz Pérez
Director de Maestrías y Programas de la Escuela de Gestión Pública de la Universidad del Pacífico
Durante la pandemia de COVID-19 se compartieron imágenes de animales salvajes deambulando por calles vacías, una mejora de la calidad del aire en metrópolis alrededor del mundo y una disminución de las emisiones de gases de efecto invernadero en muchos países. Fueron notas positivas en medio de la desolación causada por la crisis sanitaria, económica, política y social.
Si bien muchos ecosistemas aprovecharon la disminución de los niveles de actividad para regenerarse, es poco probable que se mantengan estas mejoras en la naturaleza y, en consecuencia, se espera que la pérdida de biodiversidad y el cambio climático continúen su avance si no hay una acción decidida para revertirlos. Unido a las trágicas consecuencias de la pandemia, el año 2020 estuvo marcado por incendios forestales, inundaciones, tormentas tropicales y la temperatura más alta jamás registrada en la Tierra. Asimismo, las medidas de confinamiento redujeron la capacidad de los gobiernos y las comunidades para proteger la vida silvestre, aumentando la incidencia de las actividades ilegales sobre los bosques en todo el mundo. Otro impacto negativo ha sido el que ha sufrido la industria del ecoturismo: fuente de ingresos que se utilizaban para proteger la naturaleza.
La pandemia, más que generar un beneficio duradero para el ambiente, ha servido para demostrar cuán inadecuados son nuestros sistemas socioeconómicos actuales y como la actividad humana está destruyendo nuestro capital natural. ¿Puede esta demostración propiciar un llamado a la acción?
Las mejoras observadas en la biodiversidad y en las emisiones causantes del calentamiento global probablemente no se mantengan en los próximos años. Como ejemplo, también se redujeron las emisiones durante la crisis financiera de 2008, pero estas volvieron a crecer con la recuperación de los años posteriores.
Las perspectivas para el futuro son sombrías si no se aprovecha la ventana de oportunidad que existe para realizar cambios sistémicos para enfrentar la pérdida de biodiversidad y el cambio climático. La recuperación económica post-COVID debe tomar en cuenta las variables sociales y ambientales. Las medidas de estímulo económico deben buscar que la actividad económica sea regenerativa, en lugar de destructiva, para la naturaleza, que el aparato productivo reduzca su huella de carbono y que se creen empleos sostenibles y equitativos. Acudir a la flexibilización de la normativa ambiental como una salida rápida para el crecimiento tendrá consecuencias en el mediano plazo sobre la competitividad.
Informes recientes del Foro Económico Mundial señalan que más de la mitad del PBI mundial depende en gran medida o moderadamente de la naturaleza y que optar por una economía favorable a la naturaleza en sectores clave crearía 395 millones de puestos de trabajo para 2030 . Si se pasa por alto la importancia del ambiente en las decisiones que se toman hoy, es probable que se tenga que pagar un alto precio en el futuro.
Se necesitan políticas eficaces para apoyar las tecnologías bajas en emisiones, construir infraestructura resiliente, promover soluciones basadas en la naturaleza, dinamizar los modelos de negocio basados en nuestra biodiversidad y buscar una transición justa desde nuestra dependencia actual de los combustibles fósiles hacia una economía circular y sostenible. La pandemia nos enseñó que, cuando trabajamos juntos, podemos lograr grandes cambios. Esto también debe canalizarse hacia la lucha contra la pérdida de la naturaleza y el cambio climático.
La situación actual revela que nuestra economía es intrínsecamente vulnerable a las crisis. El diseño de paquetes de estímulos con consideraciones ambientales y climáticas es clave para prevenir futuras crisis sanitarias, mejorar la estabilidad económica y ambiental y permitir que las personas vivan con más salud y bienestar.
1 WEF (2020) The Future of Nature and Business. Disponible en:
http://www3.weforum.org/docs/WEF_The_Future_Of_Nature_And_Business_2020.pdf