Por Stakeholders

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La realidad es desoladora: el cambio climático afecta a 19,4 millones de niños en Bangladesh, uno de los países más vulnerables del mundo, una situación que pone en riesgo su vida y su futuro, según el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).

Los habitantes más jóvenes de la nación asiática, entre los que se encuentran medio millón de menores refugiados rohinyás procedentes de Birmania (Myanmar), son especialmente vulnerables a los desastres derivados de este fenómeno ambiental.

Inundaciones, tifones y otros desastres meteorológicos son frecuentes en Bangladesh debido a la geografía plana, su elevada densidad de población y unas infraestructuras poco desarrolladas, lo que hace al país más vulnerable al cambio climático.

Según Unicef, la amenaza se siente desde las llanuras al norte del país, propensas a periodos de sequía e inundaciones, hasta la costa de la Bahía de Bengala, azotada por las tormentas.

Unos 12 millones de niños amenazados por el cambio climático viven a orillas de los caudalosos ríos bangladesíes, que suelen desbordarse.

Se calcula que al menos 1,7 millones de niños trabajan en Bangladés en la actualidad. Las niñas, muchas veces, ni siquiera figuran en las estadísticas, ya que se encargan de las tareas domésticas. 

No es un problema que se limite a este país asiático: el número de niños que trabajan se sitúa en 160 millones en todo el mundo. La cifra ha aumentado significativamente durante los últimos años, sobre todo debido a la pandemia.

Pero hay otro dato más alarmante: de acuerdo con Unicef, el número de migrantes climáticos podría duplicarse, desde los 6 millones actuales, de aquí a 2050.







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