Por Stakeholders

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No cabe duda de que la sostenibilidad cobra importancia en todo lo que nos rodea, incluso hasta en cómo nos vestimos. McKinsey & Company, consultora global, y Global Fashion Agenda (GFA) elaboraron el informe Fashion on climate. How the fashion industry can urgently act to reduce its greenhouse gas emissions, donde se presenta un análisis de la contribución de la industria de la moda en la lucha frente al cambio climático.

Entre sus principales hallazgos, se identifica que, por ejemplo, en el año 2018 la industria de la moda produjo el 4% de gases de efecto invernadero (GEI) en todo el mundo. Este porcentaje se traduce en cerca de 2100 millones de toneladas de emisiones.

El informe tiene como público a grupos de interés del sector, así como marcas, minoristas, fabricantes, ciudadanos, inversores y actores que llevan a cabo alguna reglamentación en el tema. Todo ello es esencial a la hora de sumar a la industria en la carrera por mantener el aumento de la temperatura en un máximo de 1,5 grados Celsius, tal como se estableció en el Acuerdo de París para hacerle frente al cambio climático.

Sin embargo, las proyecciones no son muy alentadoras, ya que las emisiones de GEI en la industria van en aumento. Todo parece indicar que al 2030, y de haber  una recuperación rápida de la pandemia, aproximadamente 2700 millones de toneladas de GEI provendrán desde el sector de la moda por año. Esto refleja, a la vez, una tasa de un + 2,7% anual en las emisiones.

Actualmente, las emisiones de gases contaminantes de la industria de la moda equivale a la suma anual de las de Francia, Alemania y Reino Unido. En el análisis se observa que más del 70% de emisiones se da durante los procesos de producción, preparación y elaboración de materias primas, las cuales conllevan un alto consumo de energía. El porcentaje restante tiene lugar en el transporte, el envasado, las operaciones de venta al por menor, el uso y el final del uso.

En ese sentido, se tiene que reducir casi a la mitad (1 100 millones de toneladas anuales)  el nivel de emisiones de GEI para contribuir al mantenimiento del aumento de temperatura en un 1,5 grados Celsius. La tarea es ambiciosa y supone una reducción acelerada de estos gases, sostiene el informe. Además, para el logro de los objetivos es necesario enfocarse en las actividades previas de la industria que suponen más de la mitad de los gases, por lo que es urgente hacer uso de las energías renovables.

No solo ello. El documento hace un llamado a trabajar en el cambio de hábitos de consumo de los clientes y también en las operaciones propias de las marcas. Al respecto, recomiendan que ellas deban mejorar la composición de los materiales que usan, así como implementar el uso de transportes sostenibles. Hasta 41 millones de toneladas de GEI se pueden evitar si es que las empresas optan por buscar materiales más sostenibles.

En tanto al comportamiento del consumidor, 143 millones de toneladas se pueden ahorrar si es que se adoptan hábitos de modelos comerciales circulares, renovación y reparación de prendas, entre otros mecanismos. Por último, entre tantas otras consideraciones, el informe destaca lo fundamental que son las inversiones para transformar a la industria de la moda en una sostenible. A favor, señala que el 55% de acciones al respecto generan ahorros para las empresas que decidan apostar por ellas.







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