Para lograrlo, los países deben identificar y eliminar los subsidios que son perjudiciales para la naturaleza

Por Stakeholders

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Los países que tienen como objetivo fortalecer la protección de la biodiversidad deben identificar y eliminar gradualmente los subsidios que son perjudiciales para la naturaleza, señala un informe del PNUD. El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) introdujo un nuevo apoyo a los países con la finalidad de mejorar la protección de la biodiversidad y revisar el gasto público para reducir su impacto negativo en la naturaleza.

El Manual BIOFIN 2024, lanzado en paralelo a la COP16 del CDB que se celebra actualmente en Colombia, otorga una hoja de ruta práctica para que los países accedan al financiamiento adicional necesario para ampliar las protecciones a la biodiversidad. Se busca apoyar a los 130 países donde el PNUD trabaja con gobiernos en planes de financiamiento para la biodiversidad.

El mundo enfrenta una brecha anual de $700 mil millones en el financiamiento para la biodiversidad. Cerrar esta brecha es clave para salvaguardar la salud del planeta, ya que impacta directamente en la estabilidad climática, la seguridad alimentaria y el bienestar de las sociedades en todo el mundo.

Sin embargo, cada año los subsidios potencialmente perjudiciales para la biodiversidad superan el billón de dólares a nivel mundial, según datos citados en el informe del PNUD La naturaleza de los subsidios, que se aplica en conjunto con el Manual.

La nueva metodología resalta áreas clave de acción: identificar subsidios perjudiciales, rediseñarlos para minimizar los impactos negativos en la naturaleza y crear Planes Nacionales de Acción para garantizar que el gasto público respalde resultados positivos para la naturaleza y los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Estas revisiones de subsidios podrían generar ahorros fiscales significativos para los países y potencialmente cubrir parte de los costos asociados con la protección de la biodiversidad.

«La pérdida de biodiversidad, la inestabilidad climática y la degradación del suelo son crisis interrelacionadas, y las soluciones implican redirigir los flujos financieros públicos y privados de las inversiones que dañan la naturaleza hacia políticas económicas favorables a la naturaleza», explicó Marcos Neto, Secretario General Adjunto y Director de la Oficina de Apoyo a Políticas y Programas del PNUD.

«Una economía favorable a la naturaleza es esencial para asegurar un futuro sostenible, donde el crecimiento económico y la protección ambiental vayan de la mano. Al invertir en la naturaleza y transformar nuestros sistemas económicos, podemos crear empleos, mejorar medios de vida y fortalecer la resiliencia, al tiempo que protegemos la biodiversidad que sustenta toda la vida», añadió Neto.

Una actualización clave en la metodología BIOFIN es el papel ampliado del sector privado en la divulgación de los impactos y dependencias de la naturaleza, y el apoyo a las inversiones “favorables a la naturaleza” que permitirán a los países movilizar nuevas fuentes de financiamiento para la biodiversidad, mientras las empresas se benefician de las oportunidades económicas que la inversión en la naturaleza puede generar.

El Manual es una metodología probada desarrollada y aplicada por la Iniciativa de Finanzas para la Biodiversidad (BIOFIN) del PNUD, que ha ayudado a catalizar más de $1.000 millones en financiamiento para la naturaleza en 41 países desde 2018. Actualmente, PNUD-BIOFIN está apoyando a 23 países en la revisión y mejora de subsidios perjudiciales, con Colombia, Tailandia y Filipinas liderando el camino.

Este llamado a la acción surge en medio de alarmantes nuevos datos del Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y la Sociedad Zoológica de Londres, que revelan que las poblaciones de fauna silvestre han disminuido en un 73% en promedio durante el último medio siglo. El Índice Planeta Vivo muestra declives particularmente pronunciados en las especies de agua dulce, que cayeron un 85% entre 1970 y 2020, mientras que las poblaciones terrestres y marinas disminuyeron en un 69% y 56%, respectivamente.







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