Medio ambiente - Biodiversidad
Los retos pendientes para la sostenibilidad de la Amazonía peruana
Por su riqueza y servicios ecosistémicos, el territorio amazónico es clave frente al cambio climático. No obstante, experimenta obstáculos como la deforestación, la expansión agrícola y los incendios forestales. Estos últimos han afectado recientemente a más de 20 regiones del país y ha puesto en jaque su biodiversidad.
En su camino hacia la sostenibilidad, el Perú tiene grandes retos que enfrentar para preservar y proteger la Amazonía. El país es el segundo que cuenta con una mayor extensión (10 %), y dentro de ella se encuentran una gran biodiversidad de flora y fauna, ecosistemas, así como al menos 51 pueblos indígenas, cada uno con su propio acervo cultural.
Sin embargo, es latente en sus tierras una serie de desafíos que se han agudizado en los últimos años por la acción humana o el cambio climático. Giuliana Becerra, directora de la E.P. de Ingeniería Ambiental de la UNMSM, señala que algunos de los principales se relacionan con la deforestación, la expansión agrícola y la ganadería. Estas actividades, algunas mal gestionadas, han contribuido a la fragmentación de hábitats y destrucción de ecosistemas vitales.
“No olvidemos también que la minería ilegal, el uso de mercurio y otros contaminantes están afectando tanto el ambiente como la salud de las comunidades locales”, indica.
César A. Ipenza, profesor de la E.G.P. de la UP, añade que el tráfico de fauna es otra actividad ilegal que, como las anteriores mencionadas, ha profundizado la crisis por la que atraviesa la Amazonía.
“Su conservación es uno de los retos más grandes de la humanidad, junto con el cambio climático y la contaminación. Los amazónicos y aquellos que vivimos en la Amazonía cada día vemos con más preocupación los efectos. Estamos en una pérdida acelerada de la biodiversidad, a lo que los científicos denominan la ‘sexta extinción masiva’”, menciona.
La especialista de la UNMSM agrega otros agravantes en desfavor de una gestión sostenible de la Amazonía. Detalla que problemas como la corrupción y la falta de políticas ambientales con efectividad generan que actividades ilegales continúen sin ningún control, a la par que se da la sobreexplotación de recursos naturales.
Hay que reconocer y tomar conciencia de que el potencial y los beneficios de este territorio se encuentran en mantener en pie los bosques. Según datos del Programa Bosques del Minam, el Perú cuenta con al menos 78 millones de hectáreas de bosques húmedos amazónicos. Dado este capital natural, César A. Ipenza señala que es preciso su sostenibilidad a fin de que, por ejemplo, no se pierda los servicios ecosistémicos de la Amazonía: protección de la biodiversidad, captura de carbono, regulación hídrica, etc.
“Nos proveen distintos servicios que usualmente somos poco conscientes de ellos. La regulación del clima, local y mundial, el paisaje para el turismo, las plantas medicinales, la alimentación, entre otros tantos bienes”, remarca.
“No olvidemos también que la minería ilegal, el uso de mercurio y otros contaminantes están afectando tanto el ambiente como la salud de las comunidades locales”.
Los incendios forestales
Al cierre de esta edición, los incendios forestales en el país han ocasionado la pérdida de 20 vidas humanas, y más de 100 heridos, según registros del Instituto Nacional de Defensa Civil (Indeci) y el Centro de Operaciones Emergencia Nacional (COEN). Este panorama ha instado a la reflexión sobre la efectividad de las políticas públicas que se aplican.
El docente de la UP lamenta la casi nula planificación o prevención por parte de las autoridades. Es muy complejo que regiones y municipios locales puedan enfrentar los incendios forestales sin capacidades y recursos: “Vemos que la atención del Gobierno nacional gira en torno a cosas superfluas, y no relevantes. Ignoran al ciudadano del campo, y de la Amazonía”.
Atender estos siniestros requiere de prevención, una respuesta rápida y la restauración de los ecosistemas. Tal como dice Giuliana Becerra, las previsiones pasan por implementar programas de educación comunitaria sobre el manejo responsable del fuego, por ejemplo.
“Al mismo tiempo, se debe fortalecer las políticas del uso de la tierra, evitando la expansión agrícola descontrolada y la tala ilegal. También es esencial promover prácticas como las quemas controladas en áreas estratégicas para reducir la acumulación de combustible natural que puede alimentar los incendios”, añade.
Prosigue con que es importante incorporar sistemas avanzados de detección temprana de incendios; es decir, sensores satelitales o cámaras con inteligencia artificial de alerta. Todo ello debe ser complementado con la creación de mapas de riesgo que permitan identificar las zonas más vulnerables para su constante monitoreo.
“Otro punto es el fortalecimiento de capacidades, asegurar que nuestros brigadistas y cuerpos de bomberos forestales cuenten con la logística y entrenamiento necesario”, subraya.
Añade que es esencial, en esa línea, la coordinación entre el Gobierno nacional, las autoridades locales y regionales, así como con las comunidades para una acción conjunta.
Desde el ámbito regulatorio, César A. Ipenza refiere que es sustantivo cambiar o derogar leyes que generan incentivos e impunidad contra la Amazonía. Es el caso de la mediática ley que modifica la Ley Forestal y de Fauna Silvestre, conocida también como la “Ley Antiforestal”.
“Esta hace borrón y cuenta nueva sobre lo deforestado. Ha generado una visión de impunidad, y nuevamente esto lleva a seguir destruyendo bosques y ecosistemas valiosos para nuestra sociedad y de los que dependemos”, remarca.
Articulación y educación
Las soluciones son de largo aliento en todo el escenario negativo que se cierne sobre la Amazonía. Giuliana Becerra indica que es indispensable un enfoque de integralidad. Un abordaje que abarque diversas dimensiones, desde el uso de tecnologías avanzadas hasta la movilización y convocatoria de todos los actores que corresponda.
“Es preciso tener una mirada desde la academia. Considero que es importante invertir en investigación científica, la cual nos permita comprender de mejor manera las dinámicas ambientales para anticipar riesgos”, hace hincapié.
Suma, igualmente, un agente clave, quizá el más importante porque convive con la Amazonía: las comunidades. Es esencial respetar sus territorios, reconociendo a la vez el rol que desempeñan como guardianes ancestrales de la biodiversidad. Ellas merecen una participación activa en las tomas de decisiones que puedan afectar sus espacios.
Acompañar a las comunidades y los miembros que interactúan con los suelos y bosques es vital. César A. Ipenza manifiesta que se debe concientizar y educar sobre el impacto de malas prácticas, más aún cuando se ven descontroladas por los efectos actuales del cambio climático (mayor sequía y viento, entre otros factores).
“Eso requiere no solo de asistencia de todas las autoridades, sino de la academia, de la sociedad civil en general”, arguye.
Giuliana Becerra señala, en este contexto, que se puede fomentar la agricultura sostenible y prácticas agroecológicas que no solo mejoran la productividad de las tierras, sino también disminuyen el impacto ambiental. Estas y otras acciones son necesarias para la conservación de la Amazonía. Hablar de progreso no solo pasa por lo económico, sino también por lo social y ambiental en vista de un Perú Sostenible. Ambos especialistas resaltan la necesidad de estos enfoques, y se espera que pronto tomen protagonismo en la agenda de las autoridades.