Medio ambiente - Ciudades sostenibles

Lima sostenible: el desafío pendiente del acceso al agua y mayores áreas verdes

En Lima y Callao, el 55 % de los sectores residenciales no cuenta con una óptima presencia de áreas verdes. En una urbe donde una estresante congestión vehicular y la mala calidad del aire están al acecho de la salud pública, sembrar árboles y brindar servicio de agua potable es el quid para una ciudad sostenible.

Por Renzo Rojas

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La ciudad de Lima enfrenta hoy un complejo entramado de desafíos urbanos que responden a décadas de crecimiento desordenado. La rápida urbanización tras sucesivas oleadas migratorias, que iniciaron en la década de los 30, ha sobrepasado la capacidad del Estado para brindar bienes y servicios al alcance de todos los ciudadanos.

“Son múltiples desafíos interconectados; como la falta de acceso a viviendas e infraestructuras adecuadas, y servicios que lleguen a toda la población. Ello nos ha llevado a una situación caótica, de desborde”, dice Camila Sattler, directora ejecutiva de Ficus.

Para César Ipenza, profesor de postgrado de la Universidad del Pacífico, uno de los problemas de antaño que agrava esta situación es la ausencia de una planificación urbana. Se hace ostensible en el caso de los terrenos agrícolas que han sido destinados a urbanizaciones en la capital, lo que no solo ha ido en contra de un ordenamiento territorial, sino que también en la finalidad de garantizar la seguridad alimentaria.

De acuerdo a la plataforma Ciudades Sostenibles, 6503 hectáreas de suelo agrícola se han transformado en viviendas o con fines de uso industrial entre el periodo 2003 y 2021. El docente de la UP indica que, en este contexto de falta de planificación, se suma la vulnerabilidad frente al cambio climático porque existen construcciones en zonas de riesgo.

“Hemos visto edificaciones a lo largo de márgenes de ríos o quebradas secas, que si en algún momento se activan ocasionarán un desastre con afectación directa a las personas”, advierte.

César Ipenza – Profesor de postgrado de la Universidad del Pacífico (UP)

El desafío del agua potable

Uno de los retos pendientes en la visión de una Lima como ciudad sostenible es el acceso a agua potable y saneamiento. Según la publicación Acceso a los servicios básicos en el Perú 2024 del INEI, más del 7 % de hogares en Lima Metropolitana no contaron con acceso a agua potable de la red pública en el 2024. Esta cifra cobra relevancia si tomamos en cuenta que existen más de 2 millones de hogares en la capital.

“Desde Ficus vemos como prioridad para Lima, pensando en la sostenibilidad a futuro, combatir la escasez de agua. La ciudad está ubicada en los valles de los ríos Chillón, Rímac y Lurín, y en un desierto; de esta manera, depende de limitadas fuentes de agua dulce”, explica Camila Sattler.

Agrega que hay que considerar que con el cambio climático los glaciares, fuentes también de agua dulce, irán desapareciendo. Este panorama agravará la provisión de este vital recurso para miles de familias, especialmente las más vulnerables.

“Todavía hay hogares que tienen acceso a agua de la red pública de forma racionada o, peor aún, no lo tienen. La escasez de agua no afecta a todos por igual. Los primeros afectados serán quienes no estén conectados a la red pública, que son las más pobres de barrios periféricos”, argumenta.

Ante este escenario, es preciso realizar esfuerzos en el tratamiento de aguas residuales o construcción de plantas desalinizadoras. César Ipenza detalla que para que una ciudad sea sostenible tiene que poseer la capacidad de gestionar sus aguas servidas.

“Deben ser eficientes en el uso de recursos. Si es evidente que habrá escasez de agua, entonces es esencial una planificación para adaptarse a las circunstancias, y una opción es el reúso de las aguas residuales. En otros países se reúsa hasta siete veces lo empleado”, remarca.

El potencial al respecto es claro. Según el Diagnóstico de oportunidades de inversión climática de Lima, se estima en 1400 millones de litros diarios el consumo municipal de agua. Camila Sattler hace hincapié en que las aguas residuales deben ser tratadas para que no sean vertidas a los ríos y, finalmente, desemboquen en el océano.

Camila Sattler – Directora ejecutiva de Ficus

Respirar puede ser mortal

La calidad del aire es un punto vital en la salud pública. Ante un parque automotor antiguo, y la escasa presencia de áreas verdes, el solo acto de respirar puede ser mortal. De acuerdo al Informe mundial de calidad del aire 2024, Lima ocupa el primer lugar en Sudamérica en cuanto a ciudades que presentan niveles de contaminación de aire por encima de lo aceptable.

“Hay que pensar en nuestra calidad de aire relacionada a las pocas áreas verdes que tenemos en la ciudad; y, por supuesto, al gran problema del sistema de transporte. Tenemos vehículos muy antiguos”, indica la directora de Ficus.

Precisamente, la solución para ‘escapar’ de la contaminación podría estar en el mismo entorno. Camila Sattler cuenta que en Lima existen varios ecosistemas como los humedales y las lomas costeras que son defensas naturales y reguladores ecológicos.

“No obstante, están constantemente amenazados por la expansión urbana y degradados por diferentes fuentes de contaminación”, apuntala.

Por otra parte, añade que, si bien Perú no es uno de los mayores emisores de GEI, el enfoque de las ciudades debe ser cuidar e implementar más áreas verdes; especies como árboles funcionan como sumideros de carbono, por ejemplo.

“Tenemos que sembrar árboles en Lima, necesitamos muchos. No cualquiera. Deben ser nativos para que puedan soportar las sequías propias de un desierto. Que no consuman mucha agua”, señala Sattler.

Finalmente, César Ipenza enfatiza en lo indispensable que es la inclusión de la naturaleza en espacios urbanos. Por ello, es clave la recuperación y rehabilitación de ecosistemas como las lomas costeras.

Entre los diversos desafíos que presenta Lima para llegar a configurarse como una urbe sostenible, el acceso a agua potable, la protección e implementación de áreas verdes, resultan esenciales para mitigar el impacto negativo de una falta de planificación territorial que ha venido afectando a toda la población.

El futuro para Lima es claro. El estrés hídrico, que se prevé será mayor de cara al 2050, y la contaminación del aire, que aumentará si no se moderniza el sistema de transporte, serán tajantes, y los primeros perjudicados serán los grupos más vulnerables.

Plan de Desarrollo Metropolitano

Parte de encontrar solución a los retos que presenta la ciudad radica en orientarse en una planificación a largo plazo. Al respecto, en 2022 se publicó el Plan de Desarrollo Metropolitano de Lima (2021 – 2040) que tiene por objetivo ser una hoja de ruta para la planificación urbana en beneficio de la calidad de vida de los ciudadanos.

Camila Sattler explica que es importante que la actual gestión municipal pueda basar sus ejecuciones en este documento. Sin embargo, no lo ha considerado y refleja que una mala política y un enfoque cortoplacista afecta al desarrollo urbano. En ese sentido, hace un llamado también a que este tipo de planes puedan contar con mayor participación de los ciudadanos en su elaboración para así tener más legitimidad.

“Si bien el Plan de Desarrollo del Instituto Metropolitano de Planificación está bien, debió contar con un proceso de consulta ciudadana más aperturado para que la población exija a las nuevas autoridades ceñirse a este”, concluye.




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