Medio ambiente - Agua
La gestión de la huella hídrica como una ventaja competitiva empresarial
Algunos beneficios de una gestión sostenible del agua se traducen en la reducción de costos y mejora de la reputación para las compañías. En Perú, a pesar de una mayor apertura del sector privado al tema, los esfuerzos deben ser constantes ante la crisis climática.
Las empresas tienen un rol esencial para contribuir a conservar un recurso tan valioso como es el agua. Por ello, en la actualidad, la medición y gestión de su huella hídrica es importante no solo frente a la crisis hídrica, sino también ante las oportunidades de crecer en el mercado global.
Cecilia Rizo Patrón, directora ejecutiva de Avanza Sostenible, indica que el Perú se enfrenta a un riesgo significativo de estrés hídrico a nivel mundial, debido a su dependencia de fuentes de agua vulnerables y la variabilidad climática. Según el World Resources Institute (WRI), el país se encuentra en una categoría de riesgo medio-alto en términos de estrés hídrico, con algunas regiones particularmente afectadas.
“En un país como el nuestro, que enfrenta desafíos significativos en la disponibilidad y calidad del agua debido al cambio climático y fenómenos naturales, esta medición adquiere una relevancia crítica”, explica.
Para Javier Perla, gerente de Servicios de Sostenibilidad de SGS Perú, en el mundo se está viviendo una doble crisis planetaria. Por un lado, se enfrentan los estragos del cambio climático y, por otro, la pérdida de la biodiversidad. Ante ambas problemáticas, que van de la mano, las empresas pueden asumir un rol fundamental en la gestión del agua desde sus operaciones.
“Deben contar con un sistema de contabilidad del agua las empresas. Es decir, tienen que conocer cuánta agua compran u obtienen, por ejemplo, de un río o del servicio público. Pueden emplear también flujómetros para saber qué volumen de agua ingresa a cada una de sus líneas de producción”, detalla.
Avances sectoriales
En los últimos años, se debe reconocer el avance de las empresas en la medición y reducción de su huella hídrica en Perú. Si bien, tal como indica Cecilia Rizo Patrón, el progreso varía significativamente entre sectores y tamaños de empresa, hay algunas industrias que han liderado esfuerzos debido a la presión regulatoria y la necesidad de asegurar la sostenibilidad de sus operaciones. Es el caso de los sectores de minería y agroindustria.
“Según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), la minería utiliza aproximadamente el 1.7 % del agua disponible en el país, aunque su impacto en las cuencas locales puede ser significativo. Empresas como Cerro Verde y Antamina han adoptado prácticas avanzadas como el reciclaje y la reutilización del agua, además de sistemas de monitoreo para minimizar su impacto ambiental”, sostiene.
“Según la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), la minería utiliza aproximadamente el 1.7 % del agua disponible en el país, aunque su impacto en las cuencas locales puede ser significativo. Empresas como Cerro Verde y Antamina han adoptado prácticas avanzadas como el reciclaje y la reutilización del agua, además de sistemas de monitoreo para minimizar su impacto ambiental”, sostiene.
“Desde las industrias manufactureras, aunque no tan intensivas en el uso de agua como la minería o la agroindustria, también han hecho avances significativos en la gestión del agua. Según la Sociedad Nacional de Industrias (SNI), la implementación de tecnologías de reciclaje y tratamiento de agua ha sido una prioridad para reducir el impacto ambiental”, resalta.
¿Por qué gestionar para reducir?
Figuran muchas ventajas cuando una organización decide gestionar su huella hídrica. Para la especialista de Avanza Sostenible, una de ellas es que permite identificar áreas donde el uso del agua puede ser optimizado, reduciendo así el consumo y los costos operativos.
Javier Perla comparte esta perspectiva. Arguye que, al ser la huella hídrica un indicador que hace posible saber cuánta agua se emplea de manera integral o en la elaboración de un producto específico, a la par de la disminución del consumo se generan ahorros económicos.
“Las empresas que usan el agua de forma más inteligente, consideradas hídricamente inteligentes, son más competitivas porque reducen su huella hídrica. De esta manera disminuyen el consumo de algo que también tiene un costo”, manifiesta.
Otra razón que impele a gestionar la huella hídrica radica en el cumplimiento de regulaciones. Con el cumplimiento de estas se evita recibir sanciones y mejora la relación con las autoridades. Además, agrega Cecilia Rizo Patrón, desde el punto de vista de reputación y sostenibilidad, demostrando este compromiso se optimiza el relacionamiento con consumidores, inversores y otros stakeholders.
En lo que concierne a inversiones, Javier Perla menciona que actores de la banca de segundo piso, encargados de canalizar recursos económicos, son cada vez más exigentes en términos de sostenibilidad, por lo que la gestión de la huella hídrica cobra relevancia para obtener financiamientos. De la misma manera, el mercado global de exportaciones e importaciones exige ahora mejores desempeños al respecto.
“Están preguntándose qué cantidad de agua usan los productos que importan. Hay países donde las empresas quieren saber la huella de carbono y la huella hídrica. Esto es una señal de que poco a poco habrá más restricciones. Es probable que muy pronto las empresas tengan que reducir su huella hídrica porque el comprador así lo exige”, afirma.
Certificaciones y estándares
Diversos certificados y estándares reconocen las acciones en la gestión de la huella hídrica de las empresas. Más allá de ratificar el compromiso de las empresas frente a sus grupos de interés, estos mecanismos también influyen en la escalabilidad del negocio.
“Las certificaciones y reconocimientos en gestión hídrica no solo validan los esfuerzos de sostenibilidad de las empresas, sino que también proporcionan ventajas tangibles en términos de reducción de costos, mejora de la reputación y acceso a nuevos mercados y financiamiento”, remarca Cecilia Rizo Patrón.
Entre estos certificados, en el país destaca el Certificado Azul otorgado por la Autoridad Nacional del Agua (ANA), el cual brinda estos beneficios. En ese sentido, Javier Perla realza también de este mecanismo la búsqueda de impactar en toda la cadena de valor de las organizaciones.
“Requiere, además, contar con un programa de valor compartido; es decir, que la empresa busque una alternativa para incluir a actores en su cadena valor y reducir también así el consumo de agua”, enfatiza.
Un estándar internacional específico para la evaluación de la huella hídrica es el ISO 14046, explica Cecilia Rizo Patrón. Este proporciona directrices para cuantificar y reportar la huella hídrica de productos, procesos y organizaciones. Asimismo, resalta el Alliance for Water Stewardship (AWS), una certificación que reconoce a las organizaciones que siguen principios de gestión del agua sostenible.
Finalmente, un aspecto que no puede pasar desapercibido es que obtener estos reconocimientos implica el despliegue de un capital humano acorde al reto de gestionar la huella hídrica. Javier Perla argumenta que hay desafíos en términos de capacitación y fortalecimiento de las capacidades de profesionales aún en las compañías.
“El agua es un recurso que está en crisis y debemos utilizarlo de forma más inteligente. Entonces se requiere que los profesionales comprendan, tomen conciencia, aprendan e implementen sistemas para su gestión de forma mucho más eficiente”, concluye.