La coyuntura política dificulta la implementación de iniciativas de sostenibilidad: ¿Qué dicen los ejecutivos?

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La coyuntura política dificulta la implementación de iniciativas de sostenibilidad: ¿Qué dicen los ejecutivos?

En un entorno marcado por la desconfianza ciudadana, la inestabilidad política y un marco regulatorio poco favorable, las empresas en el Perú enfrentan crecientes barreras para avanzar en sostenibilidad, justo cuando su papel es más crucial que nunca.

Por Osmaro Villanueva

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En medio de una de las coyunturas políticas más inciertas de los últimos años, las iniciativas de sostenibilidad impulsadas por el sector privado en el Perú enfrentan crecientes obstáculos institucionales, legales y sociales.

El informe “Sostenibilidad en tiempos inciertos: lo que está en juego rumbo al 2026”, elaborado por Apoyo Consultoría y explicado por su economista principal José Carlos Saavedra, ofrece un panorama detallado sobre las tensiones actuales y las limitaciones estructurales que frenan los esfuerzos empresariales por contribuir al desarrollo sostenible.

¿En qué centran sus esfuerzos de sostenibilidad?

Según el estudio, más del 70% de empresas en el país vienen ejecutando iniciativas vinculadas a la reducción de huella de carbono y mejora en eficiencia energética. También destacan acciones en bienestar laboral (59%), intervención social comunitaria (59%) y diversidad e inclusión (53%).

Sin embargo, aquellas iniciativas que buscan un impacto más directo en poblaciones vulnerables –como productos diseñados específicamente para este segmento o facilidades de pago– apenas alcanzan al 15% y 12% de las empresas, respectivamente. Esta disparidad revela una brecha en la profundidad de los compromisos asumidos.

Factores

Las causas de este estancamiento son diversas, pero hay tres motivos estructurales que sobresalen.

  1. Un marco regulatorio restrictivo, desactualizado o, en algunos casos, punitivo.

La Ley de la Agencia Peruana de Cooperación Internacional (APCI) impone condiciones que limitan la llegada de fondos internacionales a ONG, mientras que medidas como la extensión del REINFO –que prorroga el proceso de formalización minera informal hasta fines de 2025– terminan por legalizar actividades nocivas para el medio ambiente.

Además, persisten vacíos normativos que impiden avanzar hacia modelos de producción más sostenibles, como el uso de residuos como combustible en la industria cementera.

2. Alta rotación en los niveles de liderazgo del Estado.

En lo que va del gobierno de Dina Boluarte, por ejemplo, el Ministerio del Interior ha tenido un promedio de duración de solo 3.8 meses por titular. Esta volatilidad también se traslada al Congreso: en 2021, solo 20 legisladores contaban con experiencia previa en cargos públicos, una caída drástica respecto a años anteriores.

La falta de continuidad en las políticas públicas impide que se consoliden esfuerzos de largo plazo que articulen al sector público y privado.

3. La desconfianza.

El 83% de los peruanos cree que “no se puede confiar en la mayoría de personas”, lo que nos coloca como el país más desconfiado de la región. Esta percepción también se traslada al sector privado: el 77% de ejecutivos cree que es probable que haya empresas que hacen greenwashing, y el 35% de la población tiene una mentalidad de “suma cero”, donde cualquier beneficio a un adversario político se percibe como una pérdida personal. Este entorno dificulta los consensos mínimos necesarios para construir agendas comunes.

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Paradójicamente, esta misma crisis también confirma la urgencia y relevancia de la sostenibilidad como una apuesta central para el futuro del país. Saavedra sostiene que, ante la fragilidad institucional, el liderazgo empresarial puede ser clave para preservar avances sociales, ambientales y económicos. “La sostenibilidad no puede ser vista como un lujo, sino como una necesidad estratégica en tiempos donde la acción del Estado es intermitente o ineficaz”, enfatiza.

Rumbo al 2026, el gran desafío será transformar la desconfianza y el cortoplacismo en colaboración efectiva. Esto requiere no solo un cambio en las reglas de juego, sino también en la forma como se entiende el rol de la empresa en la sociedad. El riesgo no es menor: postergar decisiones clave en sostenibilidad hoy puede hipotecar las oportunidades de desarrollo para toda una generación.

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