En conversación con Stakeholders, Milton Vela, director de Café Taipá, destacó la importancia de integrar la reputación corporativa con las expectativas de la sociedad en la era digital. Para Vela, las empresas deben entender que la comunicación y la responsabilidad social son ahora parte de la estrategia de negocio, una visión que busca fortalecer las relaciones y confianza con sus audiencias.

Por Stakeholders

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En relación con el informe anual «Approaching the Future 2024», que habla sobre reputación y sostenibilidad en empresas peruanas. ¿Cuáles son los principales resultados obtenidos?

Este es el segundo estudio que realizamos con un enfoque específico en una muestra representativa de ejecutivos peruanos. El año pasado, trabajamos con aproximadamente 80 ejecutivos, y en esta ocasión ampliamos la muestra a 130. Esto permite obtener un análisis más robusto y representativo. La intención principal del estudio es proyectar cuáles son las prioridades de las empresas en términos de reputación y gestión de intangibles. Este año vimos un cambio notable: la reputación ha tomado el primer lugar en importancia, desplazando a la sostenibilidad, que ocupaba ese lugar en el estudio anterior.

¿Qué elementos nuevos aparecen este año en el estudio que quizás no estaban presentes anteriormente?

Este año, temas como la inteligencia artificial han ganado protagonismo, mientras que otros como la ciberseguridad se mantienen entre las principales preocupaciones, igual que el año pasado. Sin embargo, la tendencia más importante es el top tres de prioridades: la reputación corporativa ocupa el primer lugar, y el foco principal ahora está en la gestión de los riesgos reputacionales. Esta prioridad refleja una postura más reactiva de las empresas en relación con los desafíos que enfrentan en un contexto como el peruano, caracterizado por mucha incertidumbre y desconfianza. Las empresas buscan protegerse ante posibles amenazas a su reputación, más que promover una reputación sólida y positiva de manera proactiva.

Entonces, ¿Cómo influye el contexto peruano en esta mayor atención hacia la reputación?

Las empresas están concentradas en proteger su reputación, especialmente por los riesgos que existen en el Perú, un país con alta incertidumbre y niveles considerables de desconfianza social. Ángel Ayosa mencionó en la presentación del estudio que la reputación no debería ser solo una medida preventiva para evitar daños, sino también una herramienta para fortalecer y destacar los valores de una empresa y sus logros. Si una empresa ejecuta acciones de sostenibilidad, pero no logra comunicarlo bien a sus grupos de interés, corre el riesgo de no ser percibida positivamente, a pesar de sus esfuerzos. Además, es importante que la reputación de una empresa esté respaldada no solo por posiciones en rankings como Merco, sino también por la percepción real de sus clientes y comunidades.

¿Crees que este enfoque en la reputación se diferencia del que se observa en otros países?

Sí, en efecto. En Europa, por ejemplo, la sostenibilidad sigue ocupando el primer lugar en prioridad, debido principalmente a las regulaciones que exigen a las empresas un compromiso tangible con el desarrollo sostenible. En países de Latam, y particularmente en Perú, aunque la sostenibilidad es importante, aún no existe una normativa que impulse a las empresas a adoptarla de manera integral. Esto permite que en Europa, la sostenibilidad lidere las preocupaciones empresariales, mientras que en Perú la reputación corporativa y el liderazgo responsable sean los temas más relevantes.

Para lograr una gestión de reputación y sostenibilidad más efectiva en Perú, ¿Cuáles consideras que son los mayores desafíos?

Existen dos factores importantes. Primero, aunque hay una creciente conciencia en la alta dirección sobre la importancia de la reputación y la sostenibilidad, la inestabilidad del contexto peruano crea una especie de “torbellino” en el que estas empresas operan. Factores como la falta de predictibilidad y la inestabilidad política hacen que el desarrollo y crecimiento empresarial sean más complejos, especialmente en sectores como el minero. Además, aunque algunas empresas intentan trabajar en su reputación y ciudadanía corporativa, no lo hacen de manera mancomunada. A diferencia de Chile, donde existe una mayor unidad empresarial, en Perú no se han logrado establecer políticas conjuntas o colaborativas a gran escala que permitan enfrentar estos desafíos de forma integral.







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