Grecia aprobó la legalización del matrimonio homosexual y la adopción de niños por parejas del mismo sexo. El proyecto de ley fue respaldado por 176 de los 254 diputados presentes en el Parlamento después de dos días de debates. El respaldo de varios partidos de la oposición de izquierda fue crucial para la aprobación.
Con esta medida, Grecia se convierte en el 37º país en el mundo, el 17º de la Unión Europea y el primero de religión cristiana ortodoxa en legalizar la adopción por parejas homosexuales.
Para las asociaciones LGBT+ y las parejas homosexuales con niños, este momento representa un hito histórico en la lucha por la igualdad y la inclusión.
El Primer Ministro Mitsotakis, quien preparó el proyecto de ley, describió la legalización del matrimonio homosexual como «un punto de inflexión para los derechos humanos» y destacó que refleja una Grecia progresista y democrática, profundamente comprometida con los valores europeos.
El matrimonio igualitario se convirtió en una medida emblemática del segundo mandato de Mitsotakis, presentado como un paso crucial hacia la igualdad de todos los ciudadanos y la resolución de situaciones legales y afectivas absurdas. Hasta ahora, solo el progenitor biológico tenía derechos sobre el niño, y los hijos de parejas del mismo sexo enfrentaban obstáculos legales para obtener documentos de identidad.
Aunque este avance es celebrado como un paso histórico, algunos lamentan que el proyecto de ley no autorice la gestación subrogada para parejas homosexuales. La Iglesia ortodoxa, que representa el 95% de la población griega, expresó desde el principio su total oposición al proyecto, argumentando que los niños tienen el derecho a crecer con un padre y una madre de sexos diferentes.
A pesar de las críticas y la oposición, la legalización del matrimonio homosexual y la adopción en Grecia marcan un progreso significativo hacia la igualdad y el reconocimiento de los derechos fundamentales de todas las personas, independientemente de su orientación sexual.