Por Stakeholders
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Por Héctor Miranda Plaza, gerente general de Regenerativa y consultor de ciudades sostenibles.
Desde el brote de coronavirus nuestra realidad ha cambiado drásticamente, los gestores inmobiliarios han sido golpeados con fuerza en toda la cadena de valor. Los proveedores de estos servicios luchan por mitigar los riesgos para la salud de sus empleados y clientes. Muchos desarrolladores no pueden obtener permisos y enfrentan demoras en la construcción y sus tasas de retorno han sido reducidas. Mientras tanto, muchos propietarios y operadores de activos enfrentan ingresos operativos drásticamente reducidos, y casi todos están nerviosos acerca de cuántos inquilinos tendrán dificultades para hacer sus pagos de arrendamiento.
La profundidad y amplitud del impacto económico en el sector inmobiliario es incierta, al igual que la escala de la catástrofe humana de la pandemia aún está por verse. Sin embargo, los propietarios de edificios verdes están mejor preparados para enfrentar estos cambios. Para un espacio significativo de edificios insostenibles equivalente al 98% del stock actual, su destino será volverse obsoletos en esta nueva realidad. El cambio en el entorno por el coronavirus parece inminente. Todas las empresas, públicas y privadas, están trabajando arduamente para sortear la crisis inmediata con respecto al personal, los inquilinos y los usuarios finales del espacio, al mismo tiempo que enfrentan difíciles compromisos comerciales. Todas las oficinas deberán ofrecer entornos y servicios que promuevan y garanticen la salud física y el bienestar mental de los empleados. Los edificios verdes tienen la fortaleza de contar con ambientes interiores más saludables al haber sido diseñados y construidos pensando en la salud y confort de los ocupantes, con sistemas de ventilación y renovación de aire, luz natural, mobiliario y acabados de etiquetado ecológico son algunos de los factores que permiten que estos edificios cumplan y superen los nuevos requerimientos de salud, en medio de la crisis eso es un dividendo.
Los edificios verdes son energéticamente eficientes, sus operaciones son económicamente ventajosas y su equipamiento tiene un mejor costo de ciclo de vida. En este tiempo de escasos recursos económicos y con la bandera de austeridad en alto, el edificio verde se convierte en un activo mejor protegido y preparado para preservar la inversión y reducir sus costos fijos al navegar este cambio. En medio de la crisis, la sostenibilidad está pagando dividendos y les está dando la razón, la ventaja comercial y económica a los desarrolladores, que apostaron por la certificación sostenible en los edificios verdes de lima.
Los procesos de revisión estratégica tienen como objetivo comprender cómo podría cambiar el uso de los bienes raíces en el futuro. Sin embargo, en lugar de depender de enfoques económicos tradicionales o basados en encuestas a los clientes, los líderes inmobiliarios buscan respuestas en psicólogos, sociólogos, futuristas y tecnólogos. La sostenibilidad será la columna principal para los proyectos de expansión urbana. El coronavirus nos deja tres reflexiones para la triple línea base de la sostenibilidad. En la economía, nos ha demostrado lo frágil que han sido los modelos de negocio pues ha barrido literalmente, con muchísimos en el mundo. Sin embargo los negocios que están alineados con la sostenibilidad han sido los menos afectados. En lo social, nos ha demostrado lo frágiles que somos como especie y que debemos cuidar mucho mejor, nuestra salud y la de los demás. Y finalmente, la ha dado un respiro al planeta, cerrando casi completamente los edificios de las ciudades, los niveles globales de emisiones de co2 se han reducido durante esta pandemia a niveles nunca antes vistos. Para cerrar, les dejo una recomendación, Pensar verde y actuar verde es la mejor manera de vigilar un futuro que podría ser significativamente diferente.
