Por: Lorena Cabrera, jefa de Categoría de Pacasmayo
La pandemia ha marcado nuestras vidas de una manera sin precedentes, dejando un impacto significativo sobre la economía y el desarrollo social; motivo que nos invita a reflexionar sobre lo avanzado y enfocarnos en las cosas que nos ayudarán a seguir adelante y continuar con el proceso de recuperación.
En Perú, antes de la pandemia, el 65% de hogares era considerado vulnerable, según el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo; y tras el aumento de casos de COVID-19, la situación se agravó debido a la reducción de ingresos familiares. A pesar del despliegue y la pronta respuesta de las autoridades, las brechas de la desigualdad impidieron una evolución más favorable.
Al tanto de esta realidad y valorando la urgente necesidad, el Gobierno, la ciudadanía y el sector empresarial sumaron esfuerzos para mitigar las consecuencias que estaba dejando el COVID-19. En el caso del sector privado, se dibujó una rápida reacción a través de acciones de Responsabilidad Social Empresarial, concepto que apunta a contribuir a la mejora del aspecto social, económico y ambiental del país.
Por ejemplo, en el norte se impulsó una oferta educativa gratuita en espacios virtuales para los maestros de obra, quienes a pesar de ver paralizada su actividad debido al incremento de contagios, decidieron seguir profesionalizándose mientras se quedaban en casa, llegando a involucrarse más de 8000 maestros norteños en iniciativas como Construye Experto.
Sin dejar de lado la educación escolar, desde el inicio de noviembre nuestros voluntarios se unieron al programa de reforzamiento de clases escolares “Kallpachay”, iniciativa en la que 20 de nuestros colaboradores están aportando a la educación de los más de 190 estudiantes de tercero a sexto de primaria del IE 80405 – OCTAVIO MONGRUT GIRALDO en Pacasmayo.
En la apuesta del sector privado también se han generado importantes inversiones en el sistema de salud, a través de la colaboración con equipos tecnológicos y el apoyo en la construcción de nuevos espacios hospitalarios para la atención de los casos de coronavirus. En el norte, donde la oferta de salud aún tiene que fortalecerse, ha sido clave esta sinergia. Una muestra de ello es la donación que, como empresa, realizamos al hospital Minsa de Pacasmayo donde instalamos el módulo de COVID-19, el cual permite una gestión diferenciada de pacientes para evitar el riesgo de contaminación y la Implementación de mobiliario y equipos para la atención de emergencias primarias.
Estas acciones nos demuestran que gestionar la Responsabilidad Social debe estar presente en el radar de todas las empresas y ser una práctica constante, no solo una acción aislada durante tiempos de emergencia o fechas específicas. Esta es la manera de mostrar su compromiso con la sociedad frente a clientes, consumidores y comunidad en general.
Sin duda, una de las lecciones que nos deja la pandemia para la edificación de un mejor futuro y la reconstrucción del norte, es que el compromiso del sector privado debe seguir masificándose. Esto implica una contribución con la sociedad desde el trato justo al colaborador hasta el cumplimiento de todas las obligaciones: buenas prácticas que finalmente redundarán en un impacto positivo para la economía y el crecimiento de la sociedad, así, construiremos el país que todos deseamos.