Por Stakeholders

Lectura de:

Por: Giuliana Huerta-Mercado
Fundadora y directora de UTK


Desde el colegio siempre me ha encantado la ciencia. Pero había un problema: la única oportunidad que tenía para hacer un proyecto aplicado era en una feria científica, un evento raro e improbable en el Perú. Por esta razón, no tuve mucha experiencia práctica durante mi etapa escolar.

En secundaria nació mi ánimo por generar un cambio en la educación. No sé exactamente de dónde me vino este brío, aunque ya tenía la idea de que la solución del déficit educativo del Perú podría ayudar a resolver el resto de su problemática.

Cuando fui a estudiar Economía en la Universidad de Michigan, en EE.UU., observé que un grupo estudiantil de primer año había fabricado una avioneta que funcionaba con energía solar. Era gente que recién había ingresado a la universidad. Preguntando, averigüé que en el high school habían llevado un taller en ingeniería, electrónica y robótica. Me pareció genial que tuvieran un conocimiento tan avanzado sobre ello sin haber comenzado su carrera universitaria. Cuando vi esto, no dudé en traer este modelo norteamericano de enseñanza científica y tecnológica al Perú.

Un montón de gente piensa que primero uno tiene que tener todo planificado y listo para echar a andar una idea. Error: cuando uno quiere planear algo al 100 %, el aterrizaje de este plan tiende a acabar postergado una y otra vez. Esto lo aprendí en carne propia. Estaba en ello cuando conocí a Chase y Alex, presidente y vicepresidente del B. Makerspace de la Universidad de Berkeley, respectivamente. Conversé con ellos sobre la posibilidad de traer todo este conocimiento científico y tecnológico para el Perú.

Posteriormente, Chase y Alex accedieron a mi invitación para que viajen al Perú con la finalidad de iniciar el proyecto. El 2016 la startup United Tecnhologies for Kids (UTK) nació como un piloto en el colegio San Pedro, el cual fue un rotundo éxito: el alumnado se involucró muchísimo en cada taller que se impartió.

El 2017 el rango de acción de UTK se expandió a siete colegios del Perú, distribuidos entre Lima, Ica, Arequipa y Puno. Ahora está presente  en veinte colegios, beneficiando a 1000 alumnos. Para beneficiar a cualquier escuela que no tenga dinero, se ha conseguido el apoyo financiero de Repsol y la Red de Energía del Perú (REP), que están aportando para contribuir con la educación en particular y el desarrollo del Perú en general.

UTK realizó una encuesta el 2017 entre su población escolar favorecida: el 26 % respondió que había decidido cambiar de una carrera tradicional a una de computación o ingeniería. La clave está en que el alumno tenga una experiencia práctica para que conozca qué es la ciencia y para qué sirve. Esto le ayuda a que pueda elegir, con mayor seguridad, un camino vocacional.

La reforma educacional comienza de abajo. En el caso de que un escolar no sea creativo, cuando llegue a la universidad no generará ninguna transformación. Por este motivo, UTK busca articular una red que impulse el cambio en el Perú mediante la ciencia y la tecnología, incentivando cualquier proyecto de innovación social.

Este esfuerzo ha llevado a que UTK también cuente con una comunidad universitaria en la Universidad de Ingeniería y Tecnología (UTEC), en la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), en la Universidad de San Martín de Porres (USMP), en la Universidad de Piura (Udep) y pronto en la Universidad Nacional de Ingeniería (UNI). Esto tiene como propósito generar un grupo que ponga su talento al servicio del desarrollo del capital humano, el cual, en este siglo XXI, representa la llave de la puerta del primer mundo.







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