Por Stakeholders

Lectura de:

Manuel Ego Aguirre
Docente de la Escuela de Economía y Gestión Ambiental de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM)

La preocupación mundial por la disminución de emisiones de los combustibles fósiles nos plantea un reto como país que no debemos pasar por alto. Es por demás sabido que la demanda de energía para satisfacer nuestras necesidades diarias va en aumento y que para atender dicha demanda se requiere de fuentes de energía. El reto está en que estas energías deberían ser necesariamente no contaminantes.

Las condiciones de pandemia han sido bastante difíciles para el sector hidrocarburos, donde la producción ha caído considerablemente y la presencia de nuevos proyectos y nuevas inversiones en el sector son poco probables en el corto plazo. En ese sentido, es útil identificar las fuentes alternativas de energía que tenemos en el país.

El Perú se encuentra en una situación geológica privilegiada respecto a la energía geotérmica. Cuenta con seis regiones geotermales a nivel nacional. La región de Cajamarca- La Libertad; el Callejón de Huaylas; La zona de Churín; La zona central; la región volcánica sur y la zona de Cusco – Puno.  Algunos autores estiman que el potencial geotérmico del país es de unos 3000MW.

Otra fuente de energía renovable es la energía solar. En nuestro caso, la zona sur del Perú (Arequipa, Moquegua y Tacna) incluye las regiones con mayor potencial. Sin embargo, este tipo de fuente de energía es también muy útil en proyectos de electrificación rural para comunidades, permitiendo soluciones de bajo costo para suministrar energía a estos lugares.

El hidrógeno es importante y de cero emisiones. Entre los diferentes tipos de hidrógeno, de acuerdo con su fuente de generación, el hidrógeno verde es el que nos interesa, dado que en su elaboración no se producen emisiones de CO2 a la atmósfera.

El mar es otra fuente importante de energía y en nuestro caso, más de 2000 kilómetros de costa, nos otorga un potencial importante respecto a la energía undimotriz (energía de las olas) y mareomotriz. Estas energías son limpias y renovables y tienen factores predecibles, dado que se presentan con el ciclo de las mareas.  En nuestro país la bahía de Sechura representa una ubicación con potencial interesante para la generación mareomotriz, mientras que Lobitos, Pimentel, Piedras Negras y Sama presentan potencial interesante para la generación undimotriz.

La energía eólica tiene un gran potencial que está ya siendo utilizado en varios proyectos de generación eléctrica en el país. De la misma forma, los biocombustibles también presentan una oportunidad interesante, sin embargo, en este caso, los cultivos están relacionados a los cambios de uso de suelo, el mismo que tiene relación con los impactos en los ecosistemas. De la misma forma sucede con la energía hidroeléctrica, la cual es la principal fuente de generación eléctrica en el país.

Entonces ¿Cuáles son los retos del desarrollo energético del país hacia el 2050? En primer lugar, el uso principal de los combustibles fósiles está en el transporte. Se debería pensar en una renovación del parque automotor pensando en alternativas como los autos eléctricos o híbridos. En segundo lugar, analizar la capacidad de nuestro sistema interconectado para incorporar una mayor cantidad de fuentes de energía renovables que sean compatibles con el sistema y no resten eficiencia al mismo. En tercer lugar, tener en cuenta los impactos ambientales que ocasionan los diferentes proyectos energéticos, para ello es necesario realizar un análisis costo beneficio para identificar si el beneficio obtenido en cualquiera de los proyectos es mayor al daño ambiental que se pudiera generar. Y por último y no menos importante. Comenzar como país a planificar nuestro desarrollo de un modo proactivo.







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