Peter Yamakawa
Decano de ESAN Graduate School of Business
El impacto económico de la pandemia de COVID-19 se ha discutido bastamente a lo largo de los últimos meses. De esta forma, la caída del PBI (entre 12 y 15 % en 2020), los millones de empleos perdidos, los miles de negocios quebrados, etc. han sido objeto de debate de cara a las medidas que deben adoptarse para la reactivación económica y a los retos que deberá afrontar nuestro próximo gobernante para el quinquenio 2021-2026.
Sin embargo, se ha reflexionado poco sobre la oportunidad que se tiene de contar con empresas y negocios más sostenibles que permitan luchar contra el cambio climático y que permitan una coexistencia más positiva con el ambiente y la sociedad.
Actualmente, nuestro país tiene como meta el incremento de la reducción de emisiones al 2030 en el marco del Acuerdo de París, donde se pasó de un 20 % a un 30 % en relación con la trayectoria actual. También, hay un mayor esfuerzo para el cumplimiento de la Agenda Mundial de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, donde destacan los 17 Objetivos de desarrollo sostenible (ODS), sobre todo el vinculado al Consumo y Producción Sostenible, a través de la promoción de la innovación, la infraestructura sostenible y una economía inclusiva y circular.
El reto que se tiene es grande y para alcanzarlo el Estado peruano no puede trabajar solo, necesita la colaboración del sector privado y el académico. Para ello, se requiere un enfoque gerencial y organizacional basado en la sostenibilidad que implica una cultura centrada en la cuestión social, en particular en el respeto por la naturaleza a través de nuevos modelos económicos, tecnológicos y legales.
Una óptima gestión de recursos (luz, agua, residuos, papel, etc.); trabajar más el comercio justo con todos los miembros de la cadena productiva, sobre todo aquellos que pertenecen a los sectores más vulnerables; así como productos, servicios y procesos que sean eco-amigables son algunos ejemplos de cómo una organización puede construir con el ambiente y también con la sociedad.
Ahora, si bien el contexto es sumamente retador debido a la baja en las ventas en gran parte de los sectores económicos, así como la necesidad de cumplir con las obligaciones financieras contraídas, es tiempo de reconocer que los patrones de producción y consumo pre-pandemia necesitan replantearse si es que queremos cuidar nuestro planeta y evitar la pérdida de biodiversidad y la contaminación.
Como parte de la Academia, desde ESAN Graduate School of Business, apostamos por contribuir a repensar nuestra economía lineal y reconfigurar aquellos patrones insostenibles a través de tres frentes: i) la formación de profesionales líderes con un enfoque ético y sostenible que se traduzca en una visión responsable al momento de ejecutar planes de negocios y dirigir a sus organizaciones; ii) una amplia oferta de programas acorde a la coyuntura como nuestro Diploma Internacional en Desarrollo Sostenible, el Diploma Internacional Energías Renovables, el Diploma Internacional en Relaciones Comunitarias y Responsabilidad Social, etc.; iii) y una eco-gestión de nuestra institución a través de ECOESAN, nuestra área de desarrollo sostenible, que vela por el cumplimiento de los ODS.
La tarea que se nos presenta a todos los actores del ecosistema empresarial es grande, pero llegó la hora de un cambio, el cual traerá diversos beneficios como empresas e instituciones más cercanas a las personas y con una mejor reputación; una mayor reducción de costos por el uso óptimo de recursos, entre otros. ¡Manos a la obra!