Por Stakeholders

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Desde hace años, los investigadores y científicos han tratado de diseñar robots que fueran y actuaran de la manera más parecida a la que lo haría un humano. Los enormes avances en tecnología e Inteligencia Artificial los han acercado mucho a este objetivo, sin embargo es una técnica podría cambiar en unos años por completo cómo actúan estas máquinas.

Desde los primeros robots, la forma que han tenido sus programadores de enseñarles a hacer algo era la de ir al ordenador e insertar una serie de comandos y códigos para que la máquina los tradujera y efectuara la acción.

A la fecha, nuevas técnicas impulsadas por la Inteligencia Artificial (IA) buscan que el robot participe en el proceso de aprendizaje y no sea el humano quien le programe para que sepa hacerlo directamente. Es precisamente lo que ha hecho el equipo de investigadores de la Universidad Carneige Mellon (Estados Unidos): diseñar un nuevo método en el que los sistemas observan a las personas realizar una acción para aprender a realizarla ellos mismos.

Con este algoritmo, llamado el aprendizaje de robots de imitación humana en estado salvaje (WHIRL por sus siglas en inglés) los investigadores aseguran que el sistema es capaz de aprender a llevar a cabo una acción con tan solo ver un vídeo tutorial.

«La imitación es una gran forma de aprender. Conseguir que los robots aprendan realmente observando directamente a los humanos sigue siendo un problema sin resolver en este campo, pero este trabajo da un paso importante para permitir esa capacidad”, afirma en un comunicado el estudiante de doctorado del Instituto de Robótica Shikhar Bahl.

Al final, se pretende que este algoritmo funcione un poco como lo hace el cerebro de un bebé, es decir, observa lo que están haciendo y lo repite. El proceso de aprendizaje puede durar varias horas, no hay un tiempo establecido y solo se terminará cuando la máquina haya superado la tarea con éxito y la controle.

A diferencia de lo que hacen muchas personas, el sistema trata de encontrar la forma de realizar una acción más conveniente con sus limitaciones. En los ejemplos puestos por los investigadores, se muestran tareas domésticas como recoger la basura, lavar los platos, abrir una nevera donde en cada una de ellas el robot ha tenido que analizar los movimientos del humano y aplicarlos dentro de sus restricciones para poder llevarlas a cabo.

Este avance genera que los robots sean cada vez más inteligentes, principalmente porque cada vez actúan de una forma más similar a las personas, ya no es programar a un robot para que haga algo, sino que es enseñar al robot cómo hacer algo lo que presumiblemente llevará a reducir que estas máquinas fallen porque se ha insertado un error en su sistema.







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