
Los casos de suplantación de identidad en el sector bancario han aumentado en los últimos meses, poniendo en alerta tanto a las entidades financieras como a los ciudadanos peruanos. Fraudes con documentos falsificados, huellas clonadas y estafas telefónicas han permitido que delincuentes accedan a cuentas bancarias y obtengan créditos en nombre de terceros. En este contexto, reforzar los procesos de verificación y autenticación de identidad se vuelve una prioridad para mitigar riesgos.
La tecnología es clave en este proceso, ya que herramientas como el reconocimiento facial y la autenticación biométrica permiten validar identidades de manera más segura. Según un estudio de Americas Market Intelligence, el 63% de las empresas en Latinoamérica ya implementan soluciones de reconocimiento facial para verificar identidades en tiempo real. Sin embargo, es importante diferenciar los conceptos de verificación, autenticación y validación de identidad, ya que cada uno cumple un rol distinto en la seguridad digital.
• Verificación de identidad: Confirma que la persona es quien dice ser, comparando datos con registros oficiales. Ejemplo: cuando un banco solicita una foto del DNI y una selfie para corroborar su autenticidad.
• Autenticación de identidad: Se usa en accesos recurrentes para confirmar que una persona previamente verificada sigue siendo la misma. Puede incluir contraseñas, huellas dactilares o reconocimiento facial.
• Validación de identidad: Comprueba que una identidad verificada cumple con ciertos requisitos antes de autorizar un proceso, como la apertura de una cuenta bancaria.
El uso de múltiples factores de autenticación, como contraseñas combinadas con biometría o códigos de seguridad, reduce significativamente el riesgo de fraude. Ante el incremento de ciberataques, reforzar estos mecanismos se convierte en una necesidad urgente para la protección de datos y la confianza digital.