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Por: Raul Injoque, PhD. Ambassador, Latin American Industrial Hemp Association (LAIHA)  

Si les dijera que existe un segmento de mercado de productos amigables con el ambiente, con impacto social, alcance global, valorizado en más de USD 6 mil millones y con ritmo de crecimiento geométrico, ¿les interesaría invertir? Esta nueva industria es la del cannabis industrial, también conocida como cáñamo o hemp. Lamentablemente, en el Perú no podemos beneficiarnos de ella debido a que no existe marco regulatorio para aprovechar su cultivo e industrialización.

El cáñamo es un material orgánico que produce semillas oleaginosas con niveles de proteína más altos que la quinoa y una biomasa muy densa con concentraciones significativas de celulosa que son altamente valoradas por la industria. El cáñamo es un cultivo no maderable con características diferenciales como un consumo muy eficiente de agua, un crecimiento agresivo, de fácil manipulación post cosecha y altos rendimientos por hectárea. 

La celulosa del cáñamo tiene el potencial para reemplazar insumos industriales utilizados en mercados consolidados como la industria papelera, la construcción, el plástico, y las industrias automotriz, alimentaria, y textil. Además, se están desarrollando nuevas industrias donde el cáñamo surge como un elemento diferenciador. 

La industria de papel tissue en el Perú sobrepasa los USD 400 millones anuales. En esta cifra está contemplada la importación de pulpa de celulosa para su fabricación por un monto superior a los USD 100 millones. Brasil y Chile son los países con más participación en este abastecimiento. La celulosa proveniente del cáñamo presenta una nueva alternativa para la inversión en transformación primaria, que con la escala adecuada puede generar costos competitivos.

Las fibras vegetales han sido utilizadas como material de construcción para mejorar las propiedades mecánicas de una estructura desde inicios de la civilización. Por ejemplo, los egipcios utilizaron la paja y el pelo de caballo para mezclarla con barro y construir paredes y techos. En nuestros días, debido a las crecientes preocupaciones ambientales, la demanda de materiales de construcción ecológicos con buenas propiedades mecánicas aumenta día a día. 

La fibra natural no solo tiene las características de ser renovable y reciclable, sino que también tiene un alto rendimiento, bajo costo de procesamiento y baja densidad. La producción de cemento, por lo contrario, requiere de mucha energía y libera una gran cantidad de gases de efecto invernadero. Por esta razón las fibras vegetales como el hemp están ganando espacio en este mercado. Esta tendencia se consolida con la reciente aprobación en EEUU del concreto de cáñamo o hempcreto para construir viviendas unifamiliares. El hempcreto es una mezcla del corcho leñoso del tallo del cáñamo y la cal, y se utiliza para fabricar ladrillos, material de insulación, y biocomponentes, reemplazando materiales de base sintética y petroquímica. Esta tendencia se ve en la oferta de productos de empresas líderes como Stora Enso, UPM y Sappi.

Sin duda, uno de los segmentos de mercado más atractivos es el de alimentos, que se estima en USD 8.66 mil millones en el 2022. La semilla del cáñamo contiene altos niveles de grasa y proteína y son muy apreciados por su valor nutricional. Además, representa una oportunidad de hacer más saludables algunos de los productos como son las carnes procesadas. 

La industria cárnica utiliza la celulosa como coadyuvante para la filtración de jugos; como ingrediente antiaglomerante o en la fabricación de las tripas pelables para las salchichas y similares. Además se utiliza como sustituto de grasa, texturizador, emulsionante, y últimamente está siendo evaluado como sustituto saludable de los fosfatos cuya función es incrementar la retención de humedad de las proteínas permitiendo que la carne mantenga un nivel óptimo de humedad durante la cocción.  

Los compuestos de fibra natural también representan una alternativa ambientalmente sostenible a la fibra de vidrio actualmente usada por la industria automotriz. Las fibras vegetales tienen la ventaja de ser renovables y tienen bajos niveles de huella de carbono en comparación con las fibras sintéticas. Además son de bajo costo, baja densidad, y no son abrasivos. Como ejemplo, Mercedes Benz de Alemania fabrica carrocerías, paneles de puertas y tableros de automóviles hechos con cáñamo. También se usan para fabricar estructuras de impacto como los “parachoques” debido a que las fibras naturales  tienen un índice alto de energía específica lo que significa que ante un choque las fibras absorben la energía del impacto eficientemente. 

La industria automotriz está desarrollando exitosamente autos eléctricos, pero este cambio tiene como desventaja el incremento de peso por la presencia de las baterías. Es por eso que se están reemplazando con cáñamo los materiales que se utilizan en la fabricación de asientos, paneles de instrumentos, soportes, paneles de impacto lateral, y sustancias que absorben el sonido dado que son muy resistentes y de bajo peso. 

Otro tema de alto interés es el impacto que tienen los plásticos en el ambiente. La ONU estima que desde principios de la década de 1950 se han producido 8.300 millones de toneladas de plástico que en su mayoría quedan en los botaderos de basura, donde tarda de 10 a 1,000 años en descomponerse. La otra parte contamina los océanos o se quema liberando gases tóxicos, mercurio y dioxinas. 

No solo el desecho genera problemas, la industria del plástico utiliza derivados del petróleo y gas natural siendo responsable de una alta proporción del consumo total de petróleo en el mundo. Estas tendencias han generado el interés por alternativas diferentes con perfil de impacto ambiental reducido como son los bioplásticos, cuya fabricación se basa en fuentes renovables como aceites, grasas vegetales, almidón de maíz, aserrín, residuos de alimentos reciclados, astillas de madera, paja, y cáñamo. De todas estas fuentes, el bioplástico de cáñamo es el más ecológico y el de mayor escala y alcance a largo plazo. El bioplástico de cáñamo es una alternativa natural y asequible a los plásticos a base de aceite con características que lo hacen reciclable y además se biodegrada en un plazo de 3 a 6 meses. 

El mercado textil es otra área de crecimiento importante dado que están en la búsqueda de fibras con menor impacto ambiental. La tela de cáñamo es fuerte, hipoalergénica y naturalmente resistente a la luz ultravioleta, al moho y a los hongos, lo que representa una ventaja adicional sobre otras telas.  Además, se puede mezclar con algodón o lino, lo que agrega elasticidad y resistencia a la tela. El pionero en utilizar esta fibra en el Perú es WTS, quienes ya tienen órdenes de compra en mercados de Norteamerica y europa, donde esta fibra es altamente valorada. 

El auge de los automóviles eléctricos ha generado un cuello de botella con los insumos para la producción de baterías. Se proyecta que este mercado supere los USD 100 mil millones. Uno de los insumos innovadores en evaluación para reemplazar el litio es el grafeno, que ha demostrado alta conductividad eléctrica, resistencia mecánica y rapidez de carga. Las ventajas del grafeno están dadas por su estructura gruesa bidimensional de átomos de carbono enlazados en una red cristalina similar a un panal. Debido a que el grafeno es un derivado del grafito, mineral de extracción de reducida presencia en la naturaleza, se han buscado nuevas opciones para fabricarlo, encontrándose en el cáñamo una fuente de materia prima ideal. Es así que en centros tecnológicos están desarrollando y patentando procesos que permitan el escalamiento de la producción de grafeno a base de cáñamo.

Es conocido que la minería informal genera en los suelos altos niveles de contaminación por metales pesados; las consecuencias  de esto se refleja en suelos infértiles y riesgosos para la salud. La fitorremediación se constituye en un aliado usando plantas que tienen alta capacidad para extraer los metales pesados y otras sustancias contaminantes alojadas en el suelo; el cáñamo tiene un perfil fitorremediador muy atractivo.

Los objetivos de desarrollo sostenible (ODS) propuestos por la ONU hacen un llamado a reducir la producción de gases de efecto invernadero. Una de las estrategias para esta reducción es el cultivo de plantas que secuestren eficientemente el CO2 del aire como es el cáñamo ayudando así a buscar el status de “carbono neutro”. Un ejemplo cercano se da en Paraguay donde el cultivo del cáñamo industrial es parte de la estrategia del gobierno promoviendo un modelo de negocio que incorpora la agricultura familiar e indígena ayudando a que salgan de la pobreza, generando riqueza legal, y neutralizando la producción de carbono de la industria. El cáñamo cierra un círculo sustentable, rentable, y eco amigable. 

La cadena de valor de la industria de cannabis formal es larga y compleja dado que incluye trabajo agrícola, servicios de extracción y transformación, laboratorios de certificación, distribuidores y tiendas minoristas de cannabis. Esta complejidad impulsa el crecimiento del empleo formal. Un ejemplo de esto es EEUU donde la industria formal del cannabis representa 428,059 empleos a tiempo completo en el 2022. Además la legalización del cannabis en EEUU ha generado más de USD 3.7 mil millones en ingresos fiscales en 2021. Esto es solo un ejemplo del potencial de generación de impuestos y trabajo formal de esta industria. 

Estamos buscando oportunidades para reactivar la economía post-pandemia, la industria de cáñamo representa una gran opción donde se genera inversión privada, trabajo formal e impuestos. ¿Qué espera el gobierno peruano para aprobar su marco regulatorio?







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