El Proyecto Especial Bicentenario ha destacado por diversas iniciativas como el programa de voluntariado para brindar apoyo a los más vulnerables en plena pandemia. Laura Martinez, su directora ejecutiva, señala qué otras actividades se han venido realizando, así como reflexiona sobre el significado de esta importante fecha para el país.
POR RENZO ROJAS
rrojas@stakeholders.com.pe
¿Cuánto afectó la crisis sanitaria al desarrollo de las actividades del Proyecto?
El Proyecto inició en el 2018, cuando se programó una serie de actividades presenciales. Sin embargo, al Perú y al mundo entero nos tomó por sorpresa, muy lamentablemente, la pandemia por el nuevo coronavirus. En ese sentido, nos reformuló y obligó a cambiar toda la programación. El Proyecto estuvo primero adscrito al Ministerio de Cultura y luego pasó a la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM). Debido a las atenciones que debía llevar a cabo el Gobierno por la pandemia, el Proyecto volvió a la cartera de Cultura. Lo que se ha hecho básicamente es tener una agenda muy intensa con participación ciudadana. Esta ha tenido actualizaciones en los últimos años y también en este 2021 por el contexto.
¿Qué iniciativas destacan en lo se ha venido implementando, especialmente en medio de la pandemia por la COVID-19?
Hemos desarrollado eventos que van desde charlas, Cátedra Bicentenario, Cabildos con jóvenes, el programa de voluntariado con un equipo importante. Sobre esto último, se llegó a una convocatoria que tuvo cerca de 70 mil inscritos. Resalta que el año pasado fueron cerca de 50 mil los que ingresaron a registrarse en la plataforma. Además, diez mil personas, entre jóvenes, estudiantes y otras, estuvieron apoyando directamente a la población vulnerable. Hubo un grupo de trabajo con el Ministerio de Desarrollo e Inclusión Social (Midis) que logró movilizar a cerca de diez mil voluntarios y gestionar alrededor de diez millones de minutos de tiempo en llamadas telefónicas a población vulnerable.
Precisamente, esta iniciativa ha sido una de las que más destaca.
Tener voluntarios que desde sus llamadas telefónicas brindaban asesoramiento y soporte emocional a otros peruanos fue fundamental. Ha sido muy emotivo y considero que va a generar una gran lección para la historia del Perú de cómo podemos unirnos en comunidad y ‘juntar fuerzas’ para salir adelante en estos espacios de socialización y que es importante tenerlo en cuenta en este Bicentenario.
El escenario político y social nacional no ha sido el mejor en los últimos meses. ¿Cómo han tomado esto desde el Proyecto?
Hubo una serie de cambios debido a la coyuntura política. Como Nación, en los últimos tiempos, las autoridades han ido cambiando constantemente. Más allá de esto, hay que entender que somos un país con grandes retos que afrontar. Decía Jorge Basadre un “país dulce y cruel”, y quizás también más grandes que sus problemas. Durante el proceso de independencia, también hubo una situación difícil generada por la presencia de dos grupos como los pro realistas y los pro patriotas. Nosotros aprovechamos este escenario para reflexionar. No necesariamente se va a dar un punto de quiebre donde vamos a ‘romper’ con un momento histórico radicalmente, pero sí hay que dejar espacios para la reflexión, para poder tener en esencia un análisis exhaustivo de pensarnos como país.
¿Se podría decir que estamos en búsqueda de esa unidad como Nación?
Hablamos mucho de reconciliación y esto tiene que ver también con el reconocimiento de los daños. No solamente del dolor que se ha vivido frente a la pandemia por perder a seres queridos, sino también del que se vivió en distintos tiempos históricos. Por nuestros pueblos amazónicos, originarios. Por nuestras mujeres, por la violencia de género que se ha dado durante varias décadas. Hay que reconocer también esos espacios donde el Estado no ha podido generar ciudadanía, para que la gente tenga voz y derecho a expresarse.
¿Cómo se traduce toda esta reflexión en las distintas iniciativas que emprenden desde el Proyecto?
Es importante captar el mensaje y dejarlo en tribuna. Por eso en las cátedras tenemos exposiciones diversas, donde destacan las virtuales. Una se llama el Desafío del Nosotros y tiene relación con el sentir de los peruanos sobre su identidad, a propósito de la Encuesta Nacional del 2017 donde preguntaban cómo te sentías: mestizo, afrodescendiente, criollo, etc. Algo importante. Tenemos un Congreso Nacional de Historia Bicentenario que está en nuestra web. Hemos mapeado diversas mesas donde vamos a poder plantear las problemáticas, pero también las posibles soluciones y respuestas, que tienen que ser dialogadas.
También contamos con la Biblioteca Bicentenario, donde se encuentran una serie de lecturas importantes. Entre ellas resalta, por ejemplo, Nudos de la República, justamente porque está pensada en esos nudos de los quipus, que representan esos problemas estructurales que hemos venido afrontando en el Perú. En temas de salud, lucha contra la corrupción, equidad de género, construcción de la democracia y más.
¿Cómo han ido desarrollando las actividades con la reapertura de la presencialidad en ciertos espacios?
En todas las actividades se han respetado las debidas medidas emitidas por el Gobierno para mitigar los riesgos de contagio por el Covid-19. Es así que venimos contribuyendo a fortalecer y visibilizar la participación de las regiones con diversos protagonistas entre hombres y mujeres. El Bicentenario es un momento para conmemorar y no de celebrar debido a la coyuntura. Es una fecha distinta pero que no es solo de Lima, sino que se trata de una participación activa de las regiones. Estuvimos en Huaura, Lambayeque, Piura, Trujillo. Hemos estado en Amazonas recordando la participación de la Amazonía dentro del proceso de independencia en festividades con aforo pequeño y realizando develación de placas, para recordar que en este Bicentenario buscamos reconocer y honrar a todos los personajes. Entre ellas mujeres como María Valdizán de Cerro de Pasco, Micaela Bastidas, María Parado de Bellido, Clorinda Matto de Turner, María Jesús Alvarado y más.
El Bicentenario tiene que ser una oportunidad para construir una narración en común, una narración que respete nuestra gran diversidad, las distintas voces que presenta nuestro país, para así trabajar juntos en esta heterogeneidad. Es un reto, no es fácil. Dialogar y escuchar puede ser difícil, pero el reto está ahí. Soy optimista de que podemos trabajar en conjunto, sumando siempre las mejores opciones.
¿Qué actividades tendrán en las próximas semanas con miras a los días centrales?
Hay una agenda que va hasta el 2024, pero al 28 de julio tenemos varias actividades, charlas. Falta poco. Estamos en la cuenta regresiva. Venimos apoyando distintos tipos de iniciativas como privadas o de grupos ciudadanos. El trabajo es articulado con todas las comisiones regionales. Vamos a inaugurar el Museo Nacional del Perú (MUNA) este 24 de julio. Desarrollaremos una exposición sobre la independencia en el Lugar de la Memoria, la Tolerancia y la Inclusión Social (LUM). Además, se llevará a cabo el Congreso Nacional de Historia Bicentenario del cinco al diez de julio, donde invitamos a todos para poder pensar el Perú con diversos especialistas. La virtualidad nos permite tener invitados del extranjero. Asimismo, habrá un homenaje simbólico en todas las regiones que se llama Unidos por el Bicentenario.
¿Cuáles son sus expectativas con respecto al futuro del país?
Recuerdo mucho a Jorge Basadre. Sus textos, libros y, en general, aprendizajes. Él asumió la dirección de la Biblioteca Nacional del Perú (BNP) un diez de mayo de 1943, y la recibió en cenizas dado un incendio. Como una ave fénix la ‘levantó’ de las cenizas y hasta ahora se maneja su gran legado. Por eso creo en las posibilidades que tiene el Perú frente a sus problemas. Siempre hay un mensaje positivo para poder tener esperanza y futuro, para construir un Perú que tanto necesitamos y que tanto queremos.