Por Stakeholders

Lectura de:

José M. Sainz-Maza del Olmo
Redactor editorial para UNV-ROLAC y el marketplace sostenible Staiy

Pensemos en un lunes por la mañana en Lima, Madrid, Buenos Aires o cualquier otra gran urbe del planeta. Como una procesión interminable de ruidosos seres metálicos, miles de autos se agolpan en las calles y circulan unos tras otros por las congestionadas carreteras que atraviesan el área metropolitana. Con su continuo trasiego entre el centro y los distritos periféricos, generan a menudo inmensos atascos y sumergen el paisaje urbano en una densa nube de contaminación.

Si echamos un vistazo a ciudades como Delhi o Moscú, los efectos negativos del tráfico rodado son palpables, e ingentes cantidades de gases nocivos (como monóxido de carbono, dióxido de carbono y óxidos nitrosos) se expulsan a la atmósfera cada día.

 

La sostenibilidad como objetivo

Frente a esta realidad, un número cada vez mayor de gobiernos municipales están esforzándose en desarrollar planes para fomentar el uso del transporte público e impulsar la construcción de ciclovías, la aplicación de impuestos específicos y la peatonalización de áreas comerciales. Así, se está consiguiendo que algunas ciudades tengan un aspecto muy diferente.

Allí donde se ha decidido apostar por políticas de planificación urbana sostenibles, invirtiendo en medios de transporte eléctricos y facilitando que las personas puedan desplazarse sin recurrir a vehículos individuales de combustión interna, el cambio no tarda en hacerse evidente: la calidad del aire mejora, el nivel de ruido disminuye y la población avanza en la lucha contra el calentamiento global y el deterioro del medio ambiente.

 

Si bien podríamos pensar que se trata de llegar a vivir sin automóviles ni contaminación de un día para otro, lo cierto es que cualquier proyecto en esta dirección es ya un paso importante. La reducción de la polución es un proceso progresivo y cada acción cuenta, especialmente en lugares con millones de habitantes y una gran huella de carbono. En los últimos años, estas iniciativas se han visto reforzadas en muchas regiones del mundo por programas con financiación y certificaciones específicos, como el Programa Ciudades Emergentes y Sostenibles del Banco Interamericano de Desarrollo.

 

Ejemplos para las grandes regiones urbanas del mundo

Según datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), el 80% de la población de Latinoamérica vive en zonas urbanas, haciendo de la región la más urbanizada del mundo en desarrollo. Por ello, puede resultar conveniente mirar a aquellas ciudades donde ya es posible vivir de un modo más sostenible. Lugares en los que, en muchos casos, puedes moverte por las calles sin tener que utilizar un auto, una motocicleta o cualquier otro vehículo ruidoso y humeante.

En todas las clasificaciones anuales de ciudades sostenibles, donde suele ser difícil encontrar una urbe latinoamericana por encima de la 70ª posición, Ámsterdam, Seúl, Copenhague, Singapur y Zúrich aparecen de forma recurrente en los primeros puestos. ¿Qué tienen en común?

La realidad, por supuesto, requiere siempre adaptar cada proyecto a las circunstancias concretas del entorno en que se va a implementar, pero es posible observar ciertas similitudes entre todas las ciudades que se han convertido en un ejemplo de respeto al medio ambiente y al ciudadano de a pie.

El fomento de métodos de transporte alternativos, el estudio de los usos del suelo y el empleo de las nuevas tecnologías al servicio de las personas son factores clave, como podemos ver al observar más de cerca los ejemplos indicados:

 

  • Ámsterdam, Países Bajos

Comencemos con los Países Bajos. Este pequeño país bañado por el mar del Norte es mundialmente conocido por sus tulipanes, sus paisajes salpicados de molinos de viento y sus deliciosos quesos. Pero también por el amor de sus habitantes por las bicicletas; hay cientos de miles en su cosmopolita y dinámica capital, Ámsterdam, una ciudad con más de 400 km de ciclovías que vertebran un singular paisaje urbano en el que el automóvil queda a menudo relegado a un segundo plano. A pesar de un clima lluvioso y de los fríos inviernos, es fácil ver a cientos de personas desplazándose en bicicleta durante todo el año.

 

  • Seúl, Corea del Sur

Un reciente plan para reducir el uso del automóvil y aumentar la seguridad de los desplazamientos diarios en la capital coreana incluye la ampliación de áreas peatonales, una gestión más eficiente del tráfico, la renovación de la flota de autobuses municipal y un mayor impulso al popular transporte urbano comunitario con iniciativas como el lanzamiento de un sistema público de alquiler de bicicletas. En Seúl, con una población de más de 9 millones de habitantes —llegando a los 25 en el conjunto del área metropolitana—, medidas como estas pueden tener un efecto muy positivo en las emisiones de gases tóxicos y de efecto invernadero.

 

  • Copenhague, Dinamarca

La capital danesa es otro lugar donde las bicicletas dominan el esquema de movilidad urbana y donde se puede circular cómodamente por sus más de 350 km de carriles específicos. Desde hace años, el gobierno de la ciudad escandinava ha optado por favorecer políticas más respetuosas con el medio ambiente y amigables para sus habitantes. La construcción de puentes peatonales y otras infraestructuras para ayudar a los ciudadanos a moverse a pie o en bicicleta, junto con una extensa red de puntos de recarga de vehículos eléctricos y una numerosa flota de coches compartidos, han ayudado a Copenhague a conseguir ese objetivo.

 

  • Singapur

Esta ciudad-estado ubicada en un archipiélago en el extremo sur de la península malaya se ha convertido en una de las economías más dinámicas de su región, y se cuenta entre los llamados ‘cuatro tigres asiáticos’. Recientemente, la gestión ambiental de Singapur también se ha alzado como un referente en sostenibilidad urbana. Su éxito se basa en dos pilares: el apoyo gubernamental al sector de las tecnologías limpias y la consecuente inversión de corporaciones internacionales, que han encontrado en esta ciudad del Sudeste Asiático un laboratorio de pruebas ideal para proyectos innovadores. Gracias a una exhaustiva planificación de las redes de transporte y al estudio de su relación con los usos del suelo, Singapur ha logrado reducir en gran medida la dependencia del automóvil entre sus ciudadanos.

 

  • Zúrich, Suiza

El ejemplo más citado de sostenibilidad urbana en Europa es esta hermosa ciudad alpina emplazada en la región germanoparlante de Suiza. En su caso, a un fuerte estímulo de la movilidad eléctrica se suman los efectos de una planificación integral que incluye arquitectura bioclimática, actividades de sensibilización social y esfuerzos combinados de empresas e instituciones para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en diferentes sectores de la economía. Todo esto llevó a Zúrich a alcanzar la primera posición mundial en el Índice de Ciudades Sostenibles elaborado por el Centre for Economics and Business Research (CEBR) en 2016. Desde entonces, sigue siendo un paradigma de ciudad agradable y cómoda para sus habitantes.

 







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