En mi primera clase de la maestría en Duke University, en Estados Unidos, la profesora de Derecho Energético nos preguntó que además de presentarnos, también comentemos el modelo de nuestro carro eléctrico. Mientras los demás alumnos compartían con naturalidad, cuando llegó mi oportunidad, comenté que en Perú, desafortunadamente, la realidad es muy distinta por las brechas en infraestructura y tecnología.
Este contraste, junto a las discusiones sobre cómo otros países desarrollados abordan la transición energética, me hizo reflexionar sobre cuán rezagado está Perú, y a la vez sobre la gran oportunidad que tenemos para impulsar reformas hacia el Acuerdo de París.
Perú será anfitrión por tercera vez del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico (APEC) en noviembre de 2024. Este evento reunirá a 21 economías miembro, incluidas potencias como Estados Unidos, China y Japón, además de empresas globales como Tiktok, Google, Freeport-McMoRan, y multilaterales como el Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional. Es una oportunidad única para que Perú fomente inversiones sostenibles.
Para Perú, formar parte de APEC ha significado ser un puente entre América Latina y Asia-Pacífico, siendo el principal bloque comercial de nuestro comercio exterior con un 66.8 %, el cual ha aumentado en un promedio de 12 % anual. Hoy, el 59 % del PBI del país depende del comercio exterior, lo que resalta la importancia de seguir aprovechando plataformas como APEC para atraer inversiones clave.
La agenda de APEC 2024 incluye temas principales como el uso de energías renovables. El ministro de energía y minas, Rómulo Mucho, indicó que la transición energética es una prioridad y que el desarrollo de tecnologías será crucial para que Perú participe en actividades como el almacenamiento de energía, paneles solares y captura de carbono.
La inversión en energías renovables ha crecido de forma significativa. Según Julia Torreblanca, directora del Consejo Consultivo Empresarial del APEC, de los $2.8 billones invertidos en 2023, más de $1.7 billones (60%) se destinaron a energías limpias, una mejora considerable frente a años anteriores, cuando el ratio era de 1:1 en inversiones en energías fósiles frente a energías renovables hace cinco años.
Para que Perú siga avanzando en esta dirección, es crucial contar con un sólido apoyo político y regulatorio, además de establecer objetivos claros en seguridad climática y energética. La consultora McKinsey Global Institute destacó en un reciente informe que uno de los principales retos para la transición energética en Perú es la infraestructura física, su fiabilidad y financiamiento.
«Para que Perú siga avanzando en esta dirección, es crucial contar con un sólido apoyo político y regulatorio».
En un mundo donde Chatgpt alcanzó 100 millones usuarios en dos meses, es razonable cuestionarse por qué la transición energética toma tanto tiempo. Históricamente, la construcción de infraestructuras en el sector de oil & gas ha tardado en promedio 50 años, pero la urgencia del cambio climático exige que esta transición sea más rápida y eficiente. Para ello, se necesitarán importantes recursos económicos.
Una vía clave para alcanzar ello para países en desarrollo, como Perú, es el uso de mecanismos financieros innovadores, como los canjes de deuda por naturaleza (debt-for-nature swaps) y BID Clima. El primero, promovido inicialmente por el Banco Mundial, permite que un país en desarrollo reduzca o cancele su deuda externa a cambio de financiar proyectos de conservación en su territorio. Si bien, según Latin Finance, estos mecanismos están ganando terreno lentamente en América Latina, existen casos que podrían servir de ejemplo. En el 2023 en Ecuador se realizó el mayor canje de este tipo hasta la fecha, con $656 millones de deuda intercambiados por fondos destinados a la conservación marina de las Islas Galápagos. Este octubre 2024, El Salvador recaudó $1000 millones de prestamistas para recomprar 1031 millones en bonos con descuento a la par de comprometerse a utilizar los ahorros para un programa de conservación de ríos.
El programa BID Clima ha anunciado este 2024 que ofrece préstamos con condiciones favorables a países que cumplen con tres indicadores clave: ambiciosos objetivos medioambientales, políticas adecuadas y mecanismos eficaces de monitoreo. El BID financiará diez proyectos piloto con un total de $1000 millones, brindando un beneficio adicional de donación del 5 % del préstamo principal.
Lo interesante de los mecanismos financieros es que son perfectibles y modificables. Perú podría aprovechar el éxito del canje de deuda en Ecuador para proponer un proyecto de transición energética y ser un pionero de este mecanismo en el marco de APEC.
APEC es una oportunidad para financiar la infraestructura necesaria para facilitar el proceso de transición energética pero además fortalecer su capacidad de gestión de proyectos con prácticas internacionales que nos permitirán contar con un equipo técnico capacitado que negocie acuerdos favorables y garantice una ejecución eficiente contribuyendo a un crecimiento sostenible y a la gobernabilidad democrática.