La educación, tanto a nivel escolar como universitario, es una piedra angular para alcanzar una transformación real hacia la sostenibilidad en Perú. A medida que aumentan las demandas sociales, ambientales y económicas, es necesario contar con una población que sea consciente de los obstáculos y ventajas que presenta la sostenibilidad. En esta línea, debería estar incluida en los planes de estudios no solo como un componente adicional, sino como una prioridad.
A nivel de primaria y secundaria, la escuela puede inculcar valores que fomenten el respeto por los distintos ecosistemas y el uso adecuado de los recursos naturales desde una edad temprana. Así, los alumnos podrían aprender sobre la importancia del cuidado del agua, del consumo de energía, del reciclaje, entre otros, a través de materias como ciencia, geografía y estudios sociales. La inclusión de temas como el cambio climático y la economía circular también puede ayudar a formar ciudadanos con una visión crítica sobre las consecuencias del consumo desenfrenado y la necesidad de implementar soluciones sostenibles y regenerativas.
Ahora, debemos considerar que la educación no es solo académica. El empoderamiento de los estudiantes para adoptar una mentalidad activa y responsable hacia su entorno también es parte de ello. Los ejemplos prácticos de escuelas sostenibles, que incluyen programas de reciclaje, huertos ecológicos y políticas de ahorro energético, muestran a los estudiantes cómo sus acciones diarias pueden tener un impacto positivo en su vida diaria. En iniciativas de este tipo, los maestros, los estudiantes y los padres trabajan en conjunto para crear un ecosistema educativo comprometido con el cambio. Por el lado de las universidades, estas deben formar líderes, investigadores y profesionales que comprendan los desafíos de la sostenibilidad y puedan proponer soluciones innovadoras con impacto empresarial y social.
«La inclusión de temas como el cambio climático y la economía circular también puede ayudar a formar ciudadanos con una visión crítica».
Otro punto para considerar es que la educación sostenible debe enfocarse en algo más que simplemente transmitir información; debe formar ciudadanos conscientes y activos que se sientan responsables del futuro de su nación. Hoy en día no basta con evitar dañar el planeta, es necesario reconstruir lo dañado. Esto se puede lograr mediante la generación de espacios donde las personas participen activamente en temas de sostenibilidad, como voluntariado ambiental, clubes ecológicos o ferias de ciencia que aborden estos temas con mayor profundidad.
Además, la educación sostenible, y de calidad, tiene un impacto inmediato positivo en las comunidades, además de beneficiar a las generaciones futuras. Por ello forma parte de uno de los diecisiete objetivos de desarrollo sostenible estipulados por las Naciones Unidas. Los estudiantes con una mentalidad sostenible pueden inspirar a sus compañeros, familiares, amigos y vecinos a adoptar prácticas responsables como reciclar, reducir el uso de plásticos, ahorrar energía y cuidar el agua.
En este sentido, la educación debe estar relacionada con las posibilidades que brinda el progreso económico sostenible. En Perú, se están desarrollando sectores como la energía renovable, la agricultura sostenible y el ecoturismo, los cuales tienen el potencial de generar empleo y desarrollo económico. Por lo tanto, es crucial que los estudiantes comprendan tanto los desafíos ambientales como las oportunidades que surgen de una transición hacia una economía más responsable.
Ante lo expuesto, es fundamental que los maestros cuenten con las herramientas necesarias para enseñar de manera efectiva prácticas sostenibles y regenerativas. Esto implica brindar a los maestros recursos educativos actualizados y capacitarlos continuamente en temas relacionados con el desarrollo sostenible y la economía circular. Los maestros deben actuar como agentes de cambio e inspirar a sus alumnos a ser parte de la solución.
Finalmente, también debemos resaltar el rol crucial del Estado, que incluye la actualización de los currículos de todo el país para que la sostenibilidad sea un componente prioritario de la educación en todos los niveles y no solo un curso electivo. Es esencial que se implementen políticas públicas que fomenten que las instituciones educativas adopten prácticas sostenibles y brinden programas académicos que preparen a los estudiantes para los desafíos del futuro y el bienestar de las futuras generaciones.