Por Mayra Arauco - Directora de la carrera de Ingeniería Ambiental de la Universidad ESAN
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En las últimas décadas, la sostenibilidad se ha convertido en un criterio clave para tomar decisiones financieras de dimensión global. Las finanzas sostenibles —que integran factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés)— fomentan inversiones que generen retornos económicos mientras mitigan riesgos climáticos y promueven el bienestar social. América Latina, y en particular el Perú, ha comenzado a adoptar estas prácticas, pero aún queda mucho por avanzar.
Las finanzas sostenibles promueven inversiones que integran los criterios ESG. Este concepto es particularmente relevante en América Latina, donde se encuentran varios de los ecosistemas más biodiversos y frágiles del mundo, así como importantes desafíos en cuanto a pobreza y acceso a servicios básicos. Según el informe de Climate Bonds Initiative, la emisión de bonos verdes, sociales y sostenibles en la región alcanzó los USD 34 000 millones en el 2022, frente a los USD 30 000 millones del 2021. Brasil, México y Chile lideran este mercado. En el 2022, Brasil emitió más de USD 11 000 millones en bonos sostenibles, mientras que Chile superó los USD 7000 millones. A pesar de este crecimiento, América Latina solo representa alrededor del 3 % del mercado global de bonos sostenibles, según Moody’s.
«Las finanzas sostenibles promueven inversiones que integran los criterios ESG. Este concepto es particularmente relevante en América Latina».
En el Perú, el mercado de finanzas sostenibles ha empezado a tomar forma en los últimos años. Un paso importante fue la emisión del primer Bono Soberano Verde y Sostenible, en septiembre del 2021, por USD 4000 millones. Fue diseñado para financiar proyectos relacionados con la lucha contra el cambio climático, la gestión del agua, la reforestación y la infraestructura sostenible.
En el ámbito privado, el BCP emitió su primer Bono Verde en el 2020, por USD 30 millones para financiar proyectos de eficiencia energética y edificios ecológicos. Además, las emisiones de bonos de sostenibilidad de empresas privadas peruanas crecieron un 13 % en el 2022, según el Ministerio de Economía y Finanzas. Aun así, el Perú solo emitió USD 4000 millones en bonos verdes durante el 2021, mientras Chile acumuló más de USD 7000 millones en emisiones durante ese mismo año. Brasil ha sido un pionero en la región con emisiones de bonos sostenibles que superaron los USD 11 000 en el 2022.
El Perú aún enfrenta desafíos en la promoción de finanzas sostenibles. Uno de los principales retos es la falta de una regulación clara y de incentivos fiscales que motive la participación activa del sector privado en la emisión de bonos verdes y sostenibles. Países como Colombia y México tienen políticas que promueven una mayor participación del sector privado en inversiones sostenibles. Aun así, el potencial de crecimiento en finanzas sostenibles en el Perú y América Latina es considerable. Según Bloomberg NEF, se espera que las emisiones de bonos verdes y sostenibles en América Latina crezcan un 35 % durante los próximos cinco años, impulsadas por la demanda de inversores internacionales y el aumento de compromisos de los Gobiernos para reducir las emisiones de carbono.
El avance de las finanzas sostenibles en América Latina y el Perú evidencia un creciente interés por alinear las inversiones con los objetivos de desarrollo sostenible. Aunque aún hay retos por superar, como la falta de regulación y conocimiento técnico, los ejemplos de emisiones de bonos sostenibles en el Perú y otros países de la región indican que es posible financiar un crecimiento económico rentable y responsable. Para asegurar un futuro sostenible, será fundamental fomentar la colaboración sostenida entre los sectores público y privado, y desarrollar políticas que incentiven la inversión responsable a largo plazo.
