Iquitos, ubicado en la región de Loreto, atraviesa una de las peores crisis hídricas de su historia. La sequía, que afecta principalmente al río Amazonas, ha generado 11 muertos y al menos 46 heridos. Además de haber sumido a la región en un aislamiento crítico, con consecuencias devastadoras para los casi 480 mil pobladores.
Los naufragios provocados por el bajo nivel de los ríos han encendido las alarmas sobre la falta de preparación ante el cambio climático y la gestión inadecuada de los recursos naturales.
Un drama humano: las muertes en aumento
La situación actual no es solo una crisis medioambiental, sino una emergencia humanitaria. Los pueblos ubicados a lo largo de los ríos amazónicos, incluidos aquellos en la triple frontera entre Perú, Colombia y Brasil, se encuentran prácticamente aislados.
Desde mediados de agosto, cuando se anunció que el río Amazonas estaba experimentando una sequía hidrológica sin precedentes, las comunidades comenzaron a sufrir los primeros embates de la escasez de alimentos, medicinas y combustibles.
Las comunidades indígenas, que dependen del río para subsistir, enfrentan una situación límite: los cultivos están secos, la pesca es casi inexistente y los suministros básicos no llegan. En mercados locales, los productos de primera necesidad han comenzado a escasear, y los precios se han disparado, exacerbando la ya difícil situación económica de la población. Los más afectados, son los niños, ancianos y personas con enfermedades preexistentes.
En este contexto, las autoridades locales, lideradas por el alcalde de Punchana, han exigido la creación de puentes aéreos para paliar la emergencia. En tanto, el gobernador de Loreto ha solicitado la declaración de emergencia por 60 días. Esta decisión permitiría activar recursos y mecanismos de ayuda humanitaria para las zonas más afectadas.
El cambio climático y la falta de previsión
La sequía histórica que afecta a Loreto es consecuencia directa del cambio climático, un fenómeno que, aunque advertido por científicos y organizaciones medioambientales, no ha sido abordado con políticas estructurales a nivel nacional. El aumento de las temperaturas y la alteración de los patrones de lluvias han reducido considerablemente el caudal de los ríos amazónicos.
Sin embargo, la crisis no se limita a una cuestión climática. La falta de infraestructuras adecuadas, la débil planificación estatal y la escasa inversión en soluciones de mitigación a largo plazo han dejado a Loreto y otras partes de la Amazonía en una situación de vulnerabilidad extrema. El Ministerio de Defensa ha confirmado que los naufragios y accidentes se deben en gran parte a la falta de previsión en el mantenimiento y operación de las rutas fluviales, que no están adaptadas para enfrentar eventos climáticos extremos como la actual sequía .
Cabe resaltar que la situación que hoy vive Iquitos ocurrió de manera similar el año pasado. No obstante, este año, el sistema de alertas tempranas tampoco fue suficiente para prevenir las pérdidas humanas y materiales.
Las organizaciones no gubernamentales y los grupos ambientalistas han reiterado la necesidad de un plan de recuperación integral que no solo aborde las consecuencias inmediatas de la sequía, sino que también incluya medidas para prevenir futuros desastres. La construcción de reservorios de agua, la mejora de la infraestructura fluvial y la promoción de técnicas agrícolas resilientes al clima son solo algunas de las acciones que se deben considerar – según los expertos – para proteger a Loreto de una catástrofe similar en el futuro.