Derechos humanos - Diversidad e inclusión
El potencial del ‘open banking’ para acelerar la inclusión financiera
El intercambio de información financiera entre actores del sector permitirá ofrecer productos y servicios financieros en favor de una mayor inclusión financiera. Sin embargo, existen también riesgos de seguridad en la data que deben considerarse.
Una mejor oferta de productos financieros, y una reducción de costos operativos son solo algunos de los beneficios que puede traer consigo el open banking en el Perú. Su adopción, sin duda alguna, impulsa la inclusión financiera debido a un servicio personalizado para clientes y de fácil acceso que acerca, mediante la innovación y tecnología, a la población a un sistema financiero formal.
Open banking o banca abierta es una tendencia que ya ha tomado protagonismo en otros países de la región como Brasil y México. En Perú, es un concepto que se encuentra aún en desarrollo. Este se refiere a la apertura de los servicios financieros tradicionales a través de la acción y el intercambio de datos entre diferentes instituciones financieras, tanto bancos como otras entidades autorizadas, señala Bárbara Castro Segura, profesora de Pacífico Business School.
“El objetivo principal del open banking, tal como está pensado a la fecha, consiste en permitir a los clientes tener una mayor gestión y mayor acceso a sus datos financieros, así como facilitar la interoperabilidad y la información entre entidades del sistema financiero”, indica.
Competitividad en el mercado
Esta apertura de información financiera resulta en varios aspectos positivos, entre los cuales destaca una mayor eficiencia desde las instituciones financieras; una mayor competencia entre los ofertantes de productos financieros, que puede conllevar bajos costos para los clientes; y una mayor innovación en los servicios y productos financieros a través de aplicaciones u otras herramientas.
“Se espera que el open banking permita a los usuarios acceder a una gama más amplia de servicios financieros, así como a productos y aplicaciones innovadoras ofrecidas por distintas empresas fintech y otras entidades. Ello generado por la competencia que se espera fomentar entre las entidades del sistema financiero y el intercambio seguro y transparente de la información financiera”, puntualiza Bárbara Castro.
Conforme la competencia aumenta, continúa, las entidades financieras se verán impulsadas a ofrecer productos y servicios de mayor nivel y a precios más competitivos, basados en la información específica del cliente y, por tanto, mejorando la experiencia de cada uno.
“Esto, por ejemplo, lo hemos podido advertir en los últimos años con el ingreso de las fintech, quienes han impulsado a las entidades financieras a ofrecer soluciones más eficientes, rápidas y de autogestión para los clientes. Con el open banking se espera que esta innovación se acelere y que los propios clientes puedan intercambiar también sus datos financieros con distintas instituciones para poder acceder a servicios más personalizados y adaptados a sus necesidades”, añade.
Por su parte, Ricardo Salas Galliquio, especialista en soluciones para banca y servicios financieros, sostiene que aparte de las mejores condiciones financieras para los clientes también se puede contribuir a la educación financiera. Esto es posible ya que el open banking puede ayudar a las personas a comprender mejor sus finanzas.
“Al proporcionar acceso a datos financieros, las personas pueden tomar mejores decisiones financieras y mejorar su situación financiera”, manifiesta.
Algunos ejemplos puntuales del potencial del open banking en el Perú ya se han venido implementando. Ricardo Salas menciona a la fintech peruana Fintonic que ha desarrollado una aplicación que permite a las personas acceder a sus cuentas bancarias de diferentes instituciones financieras en un solo lugar. También la startup peruana Prestamos.pe que ofrece créditos a personas que no tienen un historial crediticio formal.
Para las instituciones financieras, el especialista afirma que las ventajas del open banking se materializan en una mayor eficiencia y productividad al automatizar procesos y reducir costos; así como nuevas oportunidades de negocio y la mejora de la relación con los clientes. No obstante, indica que el aumento de la competencia dentro del sector podría conducir a una reducción de los márgenes de beneficio para las entidades bancarias.
Además, se debe considerar riesgos de mayor envergadura: “El open banking implica el intercambio de datos financieros sensibles, por lo que es importante que las entidades bancarias implementen medidas de seguridad adecuadas para proteger estos datos. En regulación, al ser este un concepto relativamente nuevo, es posible que las entidades bancarias tengan que cumplir con nuevas regulaciones”, argumenta Ricardo Salas.
Riesgos en el intercambio de data
Si bien el intercambio de información financiera entre entidades puede ser una herramienta valiosa, es importante que las entidades que participan en este transcurso tomen las medidas necesarias para mitigar riesgos técnicos y legales, comenta Ricardo Salas.
Los primeros se relacionan a la posibilidad de que los datos financieros sean robados o manipulados durante el proceso de intercambio. Por ejemplo, ciberdelincuentes pueden utilizarlos para cometer fraude, blanqueo de dinero u otros delitos. En tanto a los riesgos legales, se refieren a la posibilidad de que el intercambio de datos financieros viole la legislación vigente, como la protección de datos personales o la legislación antimonopolio.
“Los datos financieros pueden ser utilizados para fines no autorizados, como el marketing directo o la venta de información a terceros. Asimismo, este intercambio puede suponer una violación de la privacidad de las personas, que pueden sentirse incómodas con la idea de que sus datos sean compartidos con terceros”, asegura Salas.
“Los datos financieros pueden ser utilizados para fines no autorizados, como el marketing directo o la venta de información a terceros».
Un marco legal efectivo
Justamente, se necesita contar con una normativa que no solo promueva a gran escala el open banking, sino que también regule este intercambio de información financiera. Al respecto, en junio del 2022 se aprobó la “Ley que declara de interés nacional y necesidad pública la implementación de una política pública que fomente la masificación de la banca abierta”, la cual podría impulsar dos puntos esenciales para la masificación de la banca abierta y, por ende, la bancarización.
“La primera es la transparencia, donde los clientes tendrían un conocimiento claro de sus datos financieros. Esto debería incluir hasta los de la SUNAT o los del Banco de la Nación que actualmente no estarían todavía incluidos. La segunda es la interoperabilidad, con lo cual todas las entidades financieras podrían compartir información y, por ende, interoperar entre ellas”, señala Ricardo Salas.
Agrega que la Cámara de Compensación Electrónica (CCE) del Banco Central de Reserva del Perú está ejecutando un proyecto para la utilización de solo el número de teléfono para poder hacer transferencias, pero este aún se encuentra en pleno despliegue porque muchas de nuestras instituciones no están preparadas para utilizar este servicio.
En el marco de la efectividad de la ley, detalla que se debe subsanar ciertas deficiencias de esta misma. En esa línea, la falta de claridad sobre los roles y responsabilidades de cada uno de los actores involucrados en la banca abierta: las entidades financieras, los terceros autorizados y los clientes.
“Adicionalmente, la ley no establece incentivos claros para que las entidades financieras participen en la banca abierta; y mecanismos claros de supervisión y regulación de la banca abierta. Esto último puede aumentar el riesgo de que se produzcan abusos o fraudes”, finaliza.