El cielo de Dubái se vio ensombrecido el pasado domingo por una densa capa de contaminación calificada como «insalubre», coincidiendo con una jornada dedicada a la salud durante la Conferencia del Clima de la ONU (COP28).
El índice de concentración de partículas alcanzó niveles críticos, registrando 155 microgramos por metro cúbico, según informes de WAQI.info, un sitio web local que proporciona información en tiempo real sobre la contaminación atmosférica.
La preocupante contaminación, identificada como índice PM2.5, se considera perjudicial ya que estas diminutas partículas pueden penetrar en el torrente sanguíneo, advierte el sitio. La calidad del aire en estos niveles puede afectar a todas las personas, con efectos más graves para aquellos en grupos sensibles.
La COP28, destinada a las negociaciones climáticas para reducir las emisiones de carbono y abordar el cambio climático acelerado por las actividades humanas, se ve empañada por la emergencia ambiental en Dubái. Más de 80,000 participantes se inscribieron para formar parte de la edición más grande de la conferencia hasta la fecha, celebrada en los Emiratos Árabes Unidos, uno de los principales productores de petróleo a nivel mundial.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) destaca que la contaminación del aire exterior, derivada de las emisiones de combustibles fósiles, provoca la muerte de más de cuatro millones de personas anualmente, aumentando el riesgo de enfermedades respiratorias, accidentes cerebrovasculares, enfermedades cardíacas, cáncer de pulmón, diabetes y otras afecciones.
La raíz de estos problemas radica en las micropartículas PM2.5, principalmente provenientes de la quema de combustibles fósiles en sectores como el transporte y la industria.
Cabe destacar que la COP28 se desarrolla aproximadamente a 11 km del complejo energético y de desalinización de agua de mar Jebel Ali, hogar de la central eléctrica alimentada por gas más grande del mundo. Además, se encuentran en las cercanías infraestructuras contaminantes como el puerto de Jebel Ali y el aeropuerto internacional Al Maktoum, mientras que a 200 kilómetros al oeste se sitúa el campo petrolífero Bab de Abu Dabi. La situación plantea una urgente llamada de atención sobre la intersección entre la crisis climática y la salud pública en una de las regiones más afectadas por la dependencia de combustibles fósiles.