Por Oswaldo Sandoval, gerente general de Latam Trade Capital
La realidad es innegable: las pequeñas y medianas empresas (PYMES) son una gran fuente de ingresos en el Perú. Representan la mayoría del tejido empresarial y son responsables de un porcentaje significativo del Producto Interno Bruto (PBI) con un 25%, según Rodolfo Ojeda, presidente del Gremio de la Pequeña Empresa (COPE) de la CCL. Además, su capacidad para generar empleo es invaluable, pues el 85% de la fuerza laboral en el país es generada por estas empresas, brindando oportunidades laborales a una gran cantidad de peruanos, contribuyendo así a reducir la pobreza y fomentar la inclusión social.
Sin embargo, pese a su importancia, la dificultad de estas empresas para acceder a financiamiento se ha convertido en un obstáculo que limita su crecimiento y desarrollo. Muchas tienen un gran potencial, ideas innovadoras y proyectos ambiciosos, pero se ven frenadas por la falta de apoyo financiero.
Este obstáculo es un gran limitante para lograr la inclusión financiera, que es un pilar básico de la promoción de la igualdad de oportunidades y el acceso a servicios financieros para todos los ciudadanos. Además, es un componente clave de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas, en particular del ODS 8, que se enfoca en el trabajo decente y el crecimiento económico inclusivo y sostenible. Es esencial que existan en el mercado más oportunidades de financiamiento para las PYMES, que aporten a su crecimiento y al desarrollo del país.
Una de las principales dificultades que enfrentan las PYMES para acceder a créditos es la falta de garantías. Según la Cámara de Comercio de Lima (CCL), de las alrededor de 3 millones de PYMES existentes en Perú, solo el 5,8% accede a algún tipo de financiamiento de la banca tradicional. De hecho, esto responde a que los bancos y entidades financieras tradicionales suelen requerir garantías tangibles y una larga historia crediticia para otorgar préstamos. Esto es un desafío para muchas PYMES dado que carecen de activos importantes o no han tenido la oportunidad de construir un historial crediticio sólido por su juventud.
Ante esta realidad, es fundamental promover la creación y el crecimiento de mecanismos financieros que se adapten a las necesidades de las PYMES. En este sentido, es alentador ver que en la última década el factoring ha crecido rápidamente y ha demostrado ser una solución viable para las PYMES. Según Produce, en 2022 el crecimiento anual del volumen de facturas negociadas fue de 21%. Su atractivo se basa en un sólido marco legal y reglamentario que convierte a las facturas en títulos valor que pueden ser utilizados como instrumento de financiamiento, sin necesidad de una garantía adicional. Esto permite a las empresas acceder a financiamiento a través de la venta de sus facturas a pesar de no necesariamente cumplir con los requisitos para el acceso al crédito tradicional. Además, la existencia de un mercado secundario de facturas y de plataformas como CAVALI y la Bolsa de Valores de Lima ha creado un ecosistema favorable para el sector.
A esto se suma la necesidad de fomentar la educación financiera y el acceso a la información. Muchas empresas no conocen todas las opciones disponibles, o no comprenden cabalmente los requisitos y procesos para acceder a formas alternativas de financiamiento. Mediante programas de capacitación y asesoramiento financiero se puede empoderar a las PYMES y brindarles las herramientas necesarias para mejorar su gestión financiera y acceder a créditos de manera más efectiva.
Otro factor esencial se centra en establecer alianzas entre el sector público y privado para promover la inclusión financiera de las PYMES. Cabe resaltar los esfuerzos del Ministerio de Economía y Finanzas que, en el marco del plan Punche País, ha lanzado el programa de créditos garantizados “Impulso MYPERU” y “Con Punche Productivo”, que busca ampliar el acceso a financiamiento de las micro y pequeñas empresas con mejores condiciones en monto y tasa. En línea con este ejemplo, los gobiernos deben implementar políticas y regulaciones que faciliten el acceso al crédito. Asimismo, las entidades financieras e inversionistas privados pueden desempeñar un papel activo al diseñar productos financieros que calcen con la realidad de las PYMES.
En conclusión, las PYMES desempeñan un papel fundamental en el panorama económico del Perú como motor de crecimiento y generadoras de empleo. Ante ello, es fundamental promover la inclusión financiera y garantizar que los pequeños y medianos empresarios tengan acceso a los recursos y oportunidades financieras que necesitan para prosperar. Mediante la creación de mecanismos adaptados a sus necesidades, la promoción de educación financiera y el fortalecimiento de las alianzas público-privadas, podemos superar los desafíos de acceso a capital y construir un futuro próspero para nuestro país.