Al menos 400 millones de toneladas de residuos plásticos en todo el planeta se generan anualmente, y el 85% de los plásticos de un solo uso terminan en vertederos o contaminando el medio ambiente. Ante ello, expertos de la ONU exigen a los Estados y las empresas que asuman su responsabilidad y garanticen el derecho humano a un medio ambiente sano y libre de sustancias tóxicas. Los especialistas han advertido de un «maremoto tóxico» sintético que contamina el planeta.
Por su parte, David R. Boyd, relator especial de la ONU sobre derechos humanos y medio ambiente, y Marcos Orellana, relator especial sobre tóxicos y derechos humanos, resaltaron los 400 millones de toneladas de residuos plásticos que se producen al año y han denunciado que todas las fases de su ciclo de vida tienen repercusiones negativas sobre los derechos humanos.
“La producción de plástico libera sustancias peligrosas y depende casi exclusivamente de combustibles fósiles, mientras que el propio material contiene sustancias químicas tóxicas, lo que supone graves riesgos y daños para la salud humana y el medio ambiente”, señalaron los expertos.
En ese sentido, explicaron que al final de su ciclo como bien de consumo, sus residuos contaminan nuestro planeta, ya que el 85% de los plásticos de un solo uso se envían a vertederos o se arrojan al medio ambiente. Para ellos, la incineración o el reciclado son «soluciones falsas y engañosas» que empeoran la situación.
En la actualidad, el plástico, los microplásticos y las sustancias peligrosas pueden estar en los alimentos que consumimos, el agua que bebemos y el aire que respiramos.
Pese a que todo el mundo se ve perjudicado por las repercusiones negativas del plástico, el nivel de exposición a la contaminación y sus residuos dañan más a las comunidades marginadas, en especial a los grupos que están expuestos a una mayor exposición a la contaminación por plásticos y a injusticias medioambientales al vivir en las llamadas “zonas de sacrificio”, resaltaron los expertos.
Cabe resaltar que las zonas de sacrificio son lugares donde se han establecido fábricas, minas y refinerías cuyas actividades han liberado un gran contenido de sustancias tóxicas, contaminando el aire, el suelo y el agua, y amenazando la salud de las personas que viven en zonas aledañas.
En zonas como La Oroya, Perú, el 99% de los niños presenta niveles elevados de plomo en la sangre al vivir cerca de una fundidora de plomo.
En Colombia, las comunidades indígenas Wayuú, padecen enfermedades respiratorias y elevados niveles de sustancias tóxicas en la sangre ante la contaminación y el agua por la mina de carbón de El Cerrejón.
Los especialistas de la ONU instaron a los Estados y a las empresas a establecer obligaciones específicas en materia de derechos fundamentales que se aplican en el contexto de la lucha contra la contaminación por plásticos, así como impulsar iniciativas para frenar esta situación.