Los datos científicos nos muestran que hemos generado un impacto sin precedentes en el medio ambiente y que no hemos logrado desvincular el crecimiento económico de la degradación de la naturaleza. A nivel global, vivimos como si tuviéramos 1,75 planetas disponibles y se estima que la población mundial alcanzará los 10.000 millones de habitantes para 2050, lo que requeriría los recursos naturales equivalentes a casi 3 planetas para mantener los estilos de vida actuales(1).
La economía circular ofrece una respuesta sistémica y pragmática a los desafíos de recursos limitados a nivel global. Es un enfoque que puede generar beneficios económicos, sociales y ambientales mayores que el modelo económico lineal. Es así que las Naciones Unidas propone el objetivo de desarrollo sostenible número 12, el cual busca cambiar el modelo actual de producción y consumo para lograr una gestión más eficiente de los recursos naturales.
Para transitar a modelos productivos basados en la economía circular, el reciclaje y las sinergias industriales se han vuelto fundamentales no solo debido a su impacto ambiental, sino también a su potencial de aumentar la competitividad y competitividad de las empresas en el país. Este potencial económico proviene de mayores ingresos derivados de las actividades circulares emergentes y de la reducción de los costos de producción mediante una utilización de materias primas secundarias.
En la actualidad, el enfoque del reciclaje se centra en el aprovechamiento de residuos y materiales de descarte reintroduciendo los materiales en nuevos ciclos de producción. En el sector de manufactura, un avance importante ha sido la publicación del DS Nº 003-2020-PRODUCE que aprueba la Hoja de Ruta hacia una Economía Circular en el Sector Industria, la cual establece acciones para orientar la transición de la industria nacional hacia un modelo más sostenible.
El intercambio de residuos y el reemplazo de materias primas ofrecen oportunidades prometedoras en el camino hacia una economía más sostenible. A través del intercambio de subproductos y residuos entre diferentes industrias, se puede reducir la dependencia de las materias primas vírgenes y minimizar la generación de residuos. Esta actitud colaborativa se conoce como ecología industrial y considera la producción como un ecosistema de colaboraciones y sinergias, donde el intercambio de servicios, recursos y materiales entre industrias agrega valor, reduce costos y obtiene beneficios ambientales, como evitar la disposición final de materiales que aún pueden generar valor económico (2). Por ejemplo, una empresa alimentaria que genera residuos orgánicos podría establecer
acuerdos con una empresa agrícola para proporcionar estos residuos como insumo para la producción de fertilizantes orgánicos y mejoradores de suelo. Asimismo, en todo el mundo, existen programas para generar parques ecoindustriales (empresas que comparten una propiedad común) o zonas industriales (empresas que no comparten una propiedad común), y el Perú no es ajeno a estas iniciativas que buscan establecer sinergias industriales en el país.
Para lograr estas sinergias en el país, se requieren principalmente dos condiciones: i) condiciones tecnológicas de innovación e investigación, así como infraestructura que facilite la implementación a gran escala de soluciones específicas que conviertan el aprovechamiento de residuos o materiales recuperados en nuevas cadenas productivas o procesos con bajo costo y alto rendimiento; y ii) voluntad empresarial para buscar estas oportunidades de colaboración y simbiosis, donde todas las partes obtengan beneficios al alcanzar un objetivo común que combine aspectos económicos y la sostenibilidad de sus operaciones.
Buscar opciones colaborativas entre empresas del mismo sector, empresas en una misma área de influencia o empresas dentro de un mismo sistema productivo que puedan aprovechar los residuos de una como insumo o materia prima de otra, tiene el potencial de reducir no solo los costos de producción y disposición, sino también de generar nuevos mercados o modelos de negocio, así como un valor agregado que se traduzca en ventas efectivas y un beneficio económico común. Muchas empresas ya han descubierto el alto valor y las ventajas de demostrar su esfuerzo colaborativo como sector o tipo de industria.
La economía circular no solo se aplica dentro de la compañía, sino también puede extenderse a la cadena de valor y empresas de otros sectores. El avance en generar las condiciones para el establecimiento de sinergias industriales está ocurriendo a un ritmo cada vez mayor. Sin embargo, la voluntad de buscar estas colaboraciones aún recae principalmente en el sector privado, que se está sumando a esta carrera hacia la descarbonización y la disociación del modelo de desarrollo económico lineal tomando un rol proactivo en establecer nuevas conversaciones y colaboraciones hacia la producción sostenible.
(1)Objetivos de Desarrollo Sostenible: 12 producción y consumos responsable disponible en https://www.un.org/sustainabledevelopment/es/sustainable-consumption-production/
(2)Chertow, M. R. 2007. “Uncovering” industrial symbiosis. Journal of Industrial Ecology, 11 (1), pág 11 – 30.