Al año, el pingüino barbijo (Pygoscelis antarcticus) aporta al menos 521 toneladas de hierro reciclado a las aguas superficiales antárticas mediante el guano, así lo reveló un estudio realizado por investigadores del español Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC).
La investigación se ha enfocado en la colonia de pingüinos barbijo Collado Vapor ubicada al oeste de la isla Decepción, donde se realizó un censo mediante imágenes de drones y diversos softwares para estimar el número de ejemplares.
Además, se recogieron muestras de guano a través de un sistema de recolección que permitía obtener guano fresco sin interferencia con el suelo para su posterior caracterización química.
Por último, se juntaron muestras de agua costera gracias a drones que permitieron llegar a zonas que eran inaccesibles desde embarcación.
La investigación publicada por Nature Communications, reveló la influencia de los pingüinos en el funcionamiento ecológico de las aguas antárticas. Esto muestra que los pingüinos desarrollan un papel clave en el suministro de metales reciclados a las aguas superficiales de la Antártida.
Las trazas de metales como el hierro tienen una gran importancia en el funcionamiento ecológico del océano Austral, debido a que promueve el crecimiento del fitoplancton y la absorción de dióxido de carbono de la atmósfera.
Por su parte, Antonio Tovar-Sánchez, investigador principal del proyecto PiMetAn en la XXXIV Campaña Antártica, explicó que los resultados del estudio además de contribuir a lograr un mejor conocimiento del ciclo biogeoquímico del hierro en el océano Austral, resaltar el papel fundamental que juegan las poblaciones de pingüinos en él, influyendo en sus concentraciones ambientales y en su funcionamiento ecológico.
Hace 40 años las cifras de aportación de hierro podrían haberse duplicado, ya que, en la actualidad, las poblaciones de estos animales han disminuido alrededor de un 50%, según estudios.
Esta baja tendría “una repercusión directa sobre las tasas de producción primaria y secuestro de carbono”, resaltó Oleg Belyaev, del Icman y autor principal del trabajo.