Jorge Melo Vega Castro
Presidente de Responde
Ha concluido el proceso electoral para la elección de alcaldes y gobernadores en el que muy poco se han abordado los grandes problemas de las ciudades, y en los que las nuevas autoridades tengan auténtica competencia para incidir en ellos. Uno de esos grandes temas que no se ha abordado en su auténtica dimensión es que entre los años 2024 y 2025 tendremos una gran transformación de infraestructuras al norte de Lima, que trastoca toda la logística y el transporte de personas y mercancías de la ciudad, debido a la entrada en operación, simultáneamente, del nuevo Aeropuerto Internacional Jorge Chávez y del nuevo Megapuerto de Chancay, administrado por Cosco Shipping Ports de China, uno de los grandes operadores logísticos del mundo y que lo convertirá en el puerto más grande de Sudamérica.
¿Y qué tiene que ver Hong Kong en esta historia, aparte de que sean chinos? Pues mucho, si queremos aprender lecciones exitosas. Resulta que abordan una problemática similar hace casi 30 años, cuando era colonia británica y estaba por transferir su soberanía a China. El aeropuerto había llegado al límite, una sola pista, y necesitaba crecer. Pero ese crecimiento genera importantes impactos en el tránsito de la ciudad, sobre todo, porque también estaba de por medio el puerto que debía ampliarse y era el eje fundamental de la economía hongkonesa. Había que abordar el reto de manera integral para evitar el colapso de la ciudad, así que decidieron crear una autoridad a cargo de organizar y proveer todas las facilidades para la construcción de esas dos mega infraestructuras, incluso, cambiando el propio diseño y extensión de la ciudad.
Ahora en Lima vivimos una circunstancia similar de grandes construcciones. Se está construyendo el nuevo aeropuerto que tendrá la capacidad de atender a 37 millones de pasajeros, operado por la empresa alemana Fraport, y también se está construyendo el mega puerto (así se le llama) que tendrá la capacidad de atender los buques de transporte más grandes del mundo de hasta 18 mil contenedores. Nadie lo tiene en la región y China por un tema de estrategia comercial requiere contar con un hub geográfico para redistribuir en barcos menores, toda la carga del Asia Pacífico en América del Pacífico. No hay un puerto de tal magnitud y se cuenta con la ventaja geográfica en estas costas que ofrece Chancay en Lima. Por ello Cosco Shipping Ports, junto a la empresa minera Volcan, está invirtiendo 3,700 millones de dólares.
¿Y nosotros qué haremos ahora con Lima? Algunos dirán “nada”, otros “que las empresas resuelvan su problema”, pero en Hong Kong dijeron que estas infraestructuras traerán mucho desarrollo, así que lo correcto es contar con una autoridad, que con el concurso de las empresas operadoras, lleve adelante la transformación de la ciudad. De eso trata la gestión de la sostenibilidad de las ciudades.
Que las autoridades visionarias tengan la capacidad de proyectar y facilitar las inversiones en favor del empleo para sus ciudadanos y estos tengan una vida digna y no sobrevivan en la informalidad. Estos proyectos van a generar nuevas economías, personas que se mudarán cerca de los proyectos y habrá tráfico, mucho tráfico si no se es capaz hoy de identificar los flujos. El Plan Maestro de Transporte Urbano de Lima es de 2004, muy poco se ha avanzado y quizás hasta se ha retrocedido. Necesitamos nuevas autovías para acceder al aeropuerto, una nueva Panamericana Norte para que fluya el tráfico, pero lo más importante es que es imperioso reformar la ciudad, no es un tema de parches o ajustes menores, se trata de modificar la ciudad. Ese será el reto de las nuevas autoridades o la tragedia de los ciudadanos.