
Por: Lilia Calmet
Profesora de Historia, geografía y ciudadanía
“El conocimiento histórico es una disciplina para la formación de ideas sobre los hechos humanos, lo que permite la formulación de opiniones y análisis sobre las cosas mucho más estricta y racional. El proceso que lleva a ello es un excelente ejercicio intelectual” (Prats y Santacana)
Iniciar una conversación como respuesta a una entrevista puede resultar algo extraño, pero eso es lo que hacemos los ciudadanos: conversar sobre aquellos asuntos que nos parecen de interés general y que nos convocan tanto como para arriesgarnos a dar nuestra opinión o por lo menos a pensar en voz alta.
El día lunes 19 de setiembre, en una entrevista en El Comercio, Patricia Salas, nuestra ministra de educación comentó como respuesta a la pregunta ¿a dónde irá el dinero del incremento del presupuesto para educación?: “se ampliarán las áreas de aprendizaje para todos los chicos del país, se habían priorizado lenguaje y matemática, se incluirán ciencia y ciudadanía, garantizando una educación integral“. (1)
Confieso que me dolió un poco el corazón, pues me dedicó hace ya más de 15 años a enseñar ciencias sociales en la escuela y a pensar qué debemos hacer en el área para apoyar el desarrollo integral de nuestros alumnos y alumnas. Así que ya se imaginarán qué sentí cuando leí que alguien, sinceramente interesada por el bienestar y el desarrollo de nuestros niños/as y adolescentes – de eso no tenemos dudas-, no incluye las ciencias sociales como base de una educación integral.
Surgieron entonces varias preguntas, unas en relación a las ciencias sociales y otras en relación a la ciudadanía.
Con respecto a las ciencias sociales: ¿por qué no son prioridad? ¿Será que hay que lograr tantas otras cuestiones primero que es mejor focalizar? ¿Será que nosotros los profesores del área no hemos logrado hacer bien nuestro trabajo y resulta no siendo muy importante? ¿Será que no convencemos a nuestros alumnos que estudiar historia, geografía y economía (así se llama el área en última propuesta del Diseño Curricular Nacional en la secundaria) vale la pena? Y es sobre estas últimas dos preguntas que quiero reflexionar. Quizá podemos hacer una autocrítica y aceptar que no hemos logrado avanzar mucho en el tránsito del discurso a la práctica. En muchas aulas se siguen repitiendo datos, tanto de historia como de geografía o en el mejor de los casos repitiendo interesantes explicaciones de profesores o de autores que se leen en libros, pero repitiendo al fin. ¿Cuánto enseñamos a pensar a nuestros alumnos? (hace unos días estuve en un congreso de profesores y una de las ponentes dijo que una manera de definir una buena clase era diciendo que en ella se estaba “pensando”). Pero a pesar de reconocer que quizá no se ha avanzado mucho estoy firmemente convencida que el área aporta una formación integral, que aporta al desarrollo cognitivo de nuestros chicos y chicas. ¿Cómo no pensar que aporta, cuando nuestro trabajo busca que nuestros alumnos se planteen problemas, que generen hipótesis, que busquen y aprendan a leer fuentes de todo tipo, que expliquen multicausalidades, que emitan conclusiones? Tenemos la obligación de dotar a nuestros alumnos de una serie de conceptos que le permitan entender el mundo que los rodea, dotarlos de capacidades argumentativas y explicativas, de capacidades que les permitan entenderse como sujetos históricos, como sujetos que transforman su medio. La historia y la geografía aportan conceptos “potentes” (así los llaman algunos investigadores) sin los cuales las discusiones quedarán en repeticiones. Es por demás un trabajo complejo que tiene que iniciarse en los primeros años (hay interesantes trabajos sobre la secuencialización de todas estas habilidades desde los 6 años, por lo menos). No renunciemos a que nuestros alumnos/as “analicen, interpreten y piensen críticamente el mundo social”.
Con respecto a la ciudadanía. Me hago varias preguntas…. cuando se habla de aprendizajes en ciudadanía ¿nos referimos al área de Formación ciudadana y cívica (en la entrevista pareciera que se habla de un área)? ¿Nos referimos a un eje curricular o a un tema transversal? Pues más allá de lo que implica el desarrollo de ciudadanía (como sentido de pertenencia, como sujetos de derecho, etc.), me pregunto ¿es la propuesta del área de FCC adecuada? Solo para iniciar la conversación suelto esta pregunta ¿cuando se habla de “Valores Cívicos” y se menciona a héroes militares y civiles o se hace el listado de los símbolos patrios, qué estamos esperando que los profesores/as desarrollen en sus aulas? Queremos por ejemplo, trabajar al Grau que perdió la vida en el Huáscar (muchas veces los alumnos se dedican a recordar la manera en que murió) o a aquel del que habla González Prada: “Humano hasta el esceso, practicaba jenerosidades que en el fragor de la guerra concluían por sublevar nuestra cólera. Hoi mismo, al recordar la saña implacable del chileno vencedor, deploramos la exajerada clemencia de Grau en la noche de Iquiqui. Para comprenderle i disculparle, se necesita realizar un esfuerzo, acallar las punzadas de la herida entreabierta, ver los acontecimientos desde mayor altura. Entonces se reconoce que no merecen llamarse grandes los tigres que matan por matar o hieren por herir, sino los hombres que hasta en el vértigo de la lucha saben economizar vidas i ahorrar dolores.”
Bueno, creo que para iniciar una conversación fue suficiente…. Dejo abierta entonces varias ventanas, ¿para qué enseñar ciencias sociales en la escuela? ¿Qué debería incluirse en un área de Formación ciudadana? ¿Cómo desarrollar aprendizajes ciudadanos en la escuela?