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Javier Chávez: «Me motiva que cada vez más las personas dejemos de depender del plástico»
Ékolo es una apuesta de Javier Chávez, quien es su CEO y fundador, para reducir la acumulación de plásticos en el planeta y la huella de carbono. Para esta finalidad, cuenta con productos como bolsas biodegradables y compostables para desecho, las cuales están certificadas por estándares internacionales.
POR RENZO ROJAS
rrojas@stakeholders.com.pe
¿En qué circunstancias y por qué tuviste la iniciativa de fundar ékolo?
Ékolo nació cuando un día yo estaba practicando tabla hawaina en el mar, ya que me gusta mucho este deporte. Siempre he tenido una afinidad por el mar y, por tanto, un gran respeto por el ecosistema, los animales, etc. Entonces, mientras practicaba este deporte, veía más basura al mismo tiempo.
Sucede que un día encontré muchísima en el mar. Bolsas de basura, empaques, en general productos que no se van a degradar nunca. Recuerdo que llegué muy frustrado un día a mi hogar y me propuse hacer algo al respecto; dispuesto a cambiar esto y a que más personas se sumen. Hice una lluvia de ideas sobre en qué productos podría avocarme, y llegué a la de iniciar con las bolsas biodegradables para desechos.
¿Qué productos sostenibles ofrece ékolo y qué lo define como empresa responsable?
La misión de ékolo es reducir la acumulación de plástico en el planeta y ofrecer productos que, a la misma vez, reduzcan la huella de carbono.
Hoy en día contamos con bolsas para desechos hechas de almidón de maíz y otros polímeros compostables. Tenemos tres presentaciones: de 12, 25 y 50 litros, esta última es la más grande.
La textura de las bolsas son distintas, ya que son más agradables al tacto y tienen un buen aroma. Las bolsas ékolo cuentan con certificaciones europeas, las cuales verifican que las bolsas no están compuestas de metales pesados y materiales tóxicos. Asimismo, certifican que se degrada en condiciones adecuadas en menos de seis meses. Personalmente, busco que en vez de usar las bolsas comunes para basura en los hogares, usemos aquellas que permitan reducir la acumulación de plástico en el planeta,para lo cual ékolo es mi apuesta. Por otra parte, si la bolsa para desechos no acaba en un relleno sanitario, a donde usualmente va, y queda en un río, en un botadero o es incinerada, la idea es que no contamine tanto al ambiente. Con las bolsas ékolo es posible.
Es complicado asegurarnos que las bolsas identificadas como biodegradables verdaderamente lo sean. ¿Cuál es la certificación con la que cuenta ékolo?
Las bolsas de ékolo son biodegradables y compostables. Hoy en día, si tú certificas una bolsa con la norma EN 13432 de 2002 del Comité europeo –la que tiene Ékolo-, hay una parte importante de esta certificación que valida que es una bolsa biodegradable.
En otros países que no tienen muchas regulaciones al día, existe un plástico que es oxodegradable; es decir, que al plástico común y corriente, el de polietileno y polipropileno, le agregan un aditivo que acelera su fragmentación. El problema es que no hay una prueba de que certifique que se va a ir biodegradando eventualmente de una manera correcta.
Esto significa que en el lapso desde que se comienza a fragmentar, hasta que de verdad se biodegrade a un nivel molecular, estas partículas de plástico se van a convertir en microplástico, que es un problema aún mayor. ¿Por qué? Si una bolsa de plástico sin el aditivo la encuentras en el mar, la puedes recoger y retirarla ya que no se degrada, pero si esta ya ha tenido el aditivo y se convierte en microplástico – o sea no es visible – no hay manera de sacarla del mar, de la tierra, etc., porque ya está mezclada con todos los componentes. ¿Qué pasa además? Animales marinos como los peces, las gaviotas y las tortugas, confunden al microplástico con alimentos. Esto es un problema gravísimo que se ve en las redes sociales.
Los animales mueren porque consumen este microplástico que termina en su estómago. Es una de las razones que me motiva a trabajar en este rubro, que dejemos cada vez más de depender del plástico. También me motiva reducir la huella de carbono, porque cuando no consumes productos
que son derivados del petróleo, reduces la contaminación en el ambiente con dióxido de carbono.
¿Qué opinión tienes sobre la actualidad de la reducción del uso de plástico en el Perú?
La percepción que tengo hoy en día es muy buena. Tengo varias razones y una es por experiencia propia. Cuando he viajado a otros países como Colombia y Argentina, no he visto mucho movimiento al respecto. Sí lo hacen, pero en Perú considero que, especialmente en algunos distritos de Lima, ya no te den ciertas cosas como sorbetes y eso es bueno, pero hay que enfocarnos en todo el país.
Según el Ministerio del Ambiente (Minam), en el Perú solo se recicla el 0,3% de plástico que es una cifra muy baja. Esto quiere decir que más del 90 % del plástico que se produce acaba en la basura. Hay que tener mucho cuidado con esto.
El año pasado entró en vigencia la Ley N° 30884 también conocida como la Ley de plásticos. ¿Tienes alguna crítica sobre esta normativa?
Se estima, según el Minam, que para el 2050 ya no va haber rellenos sanitarios; sin embargo, lo que se observa también es que la ley de plásticos en el Perú ha reducido en mil millones de bolsas su uso el año pasado, gracias a la iniciativa de poner un impuesto sobre la bolsa que te entregan cuando vas a comprar. Causa gran satisfacción. Pero las bolsas de basura no son el único plástico que acaba por todos lados. Están, por ejemplo, las redes de pescar, que representan más del 40 % de basura que se encuentra en el mar. Otro tema son los empaques, ya que cuando vamos al supermercado nos dan la bolsa biodegradable y compostable con productos que están empaquetados en plásticos. Hay mucho por trabajar ahí, ya que tienen que ser estos empaques sostenibles, de materiales biodegradables. No solo el impuesto debería recaer en las bolsas de compras, debería de hacerlo en todo lo que es de plástico y que se use en menos de seis meses. Por ejemplo, un empaque donde vienen comestibles.
En general, todos los productos empaquetados en plástico, los cuales se usan muy poco tiempo y no son biodegradables, desde mi percepción también deberían tener este impuesto.
¿Cuáles son tus proyecciones con ékolo en los próximos años?
De acá a unos cinco o diez años, considero a ékolo como un referente para reducir la acumulación de plástico en el planeta. No solo me pienso concentrar en bolsas de basura, sino que me proyecto a incursionar en los que son productos de limpieza del hogar, de oficinas, de colegios, de universidades, etcétera. Mi interés va de la mano con empresas que están comprometidas en hacer un cambio con los productos que trabajan en sus procesos internos. Esto debido a que muchas de ellas trabajan en la imagen externa con productos biodegradables o sostenibles; sin embargo, dentro de las empresas todavía falta mucho por hacer.
Por eso el rubro de limpieza es uno en el que deseo incursionar. De la misma manera, dentro de diez años también pienso participar en otros espacios. Por ejemplo, en empaques de juguetes, de útiles escolares, hay mucho por trabajar y representan oportunidades. Siento que más personas deberían sumarse al cambio y por mi parte encantando de conversar con quien quiera aportar al respecto. Va a ser necesario unir esfuerzos como país en esta iniciativa grande.