Stakeholders conversó con Catarina de Albuquerque, directora ejecutiva del Sanitation and Water for All (SWA), sobre la fundamental necesidad de contar con buenas políticas en materia del derecho al agua potable y saneamiento, contenido del ODS 6.
POR RENZO ROJAS
rrojas@stakeholders.com.pe
Hay cifras, como figuran en la web del Ministerio de Vivienda, Construcción y Saneamiento, que señalan que en el Perú cerca de 5 millones de personas no cuentan con agua potable y 11 millones no tienen alcantarillado. ¿Cuál es la verdadera dimensión del problema y cuáles son las causas que generan este contexto?
Si estamos hablando de acceso a agua de calidad, agua potable, las cifras cambian. Por ejemplo, considero que el número de personas que no tienen un saneamiento adecuado es de 9.7 millones. El tema de las cifras es uno en el que se debería trabajar más para intentar alinear los indicadores que existen a nivel nacional. Número uno, para alinear todas las secuencias de datos y no haber discrepancias al respecto, para que después todas las propuestas estén acordes con los indicadores de los ODS y así entender mejor de qué hablamos cuando abordamos determinadas cifras. Algunas tratan de acceso básico, pero ahora con los ODS necesitamos abordar más de lo que significa los servicios básicos. Otras cifras hablan de fuentes de agua mejorada; sin embargo, ahora tenemos que hablar de calidad.
Por otro lado, sabemos que la cantidad de agua no ha cambiado, la diferencia radica en que tenemos más gente. No obstante, consumimos más cantidad de agua y a la vez cada día hay más competencia por su uso de parte de diferentes sectores: las personas, la industria, la agricultura, el turismo, etc. Entonces, el problema no es porque no hay acceso, sino a que no hay buenas políticas públicas, ya que tenemos soluciones técnicas.
Si tuviéramos las prioridades correctas, lograríamos que todos y todas tengan acceso al agua. Faltan buenas estrategias, buenas prioridades en torno al agua, la de consumo humano y de otros sectores. Esto es una cuestión general, más abstracta. Tiene mucho que ver con falta de planificación de estrategias de buena institucionalidad o reglas más claras, en mi opinión tiene relación con eso.
El ODS 6 tiene como meta al 2030 proveer de agua y alcantarillado a todo el mundo. En ese sentido, ¿qué convenios y acciones viene realizando la alianza mundial Sanitation and Water for All (SWA) para cumplir este objetivo?
En esta alianza que representamos, el tema del trabajo multiactor es muy importante, lo que significa estar en la misma mesa de diálogo; es decir, el gobierno con los donantes, con el sector privado, etc. Lo que apreciamos en Perú es que nos gustaría ver una participación más activa de la sociedad civil. En ese marco, vamos a tener encuentros en los que buscamos traer alrededor de la misma mesa a todos los actores del país, para que en conjunto asuman compromisos para caminar juntos. También buscamos hacer el seguimiento a los progresos en conjunto.
Además, cada año y medio organizamos encuentros con ministros del sector de todo el mundo, para después hacerlos con los de Hacienda en esa misma periodicidad y así dar más visibilidad al tema. La razón también es para que los ministros de Hacienda entiendan la importancia que tiene el sector del agua en beneficio de la economía del país, ya que los costos de no invertir en agua y saneamiento en salud pública genera pérdida de trabajo ya que la gente se enferma y los escolares pierden días de aprendizaje. Nuestra idea es promover buenas políticas públicas, ya que vemos que el problema no tiene tanto que ver con la falta del recurso, a pesar de que se pueda ver tensiones; sin embargo, estas podrían ser evitadas si se tuvieran buenas políticas, mejores estrategias, prioridades, políticas tarifarias, entre otros puntos.
Haciendo hincapié en el importante rol que tiene el Estado en la gestión de estas fundamentales necesidades, ¿cuál es la autocrítica que deben de asumir, especialmente en el Perú?
Nuestro ADN está fehacientemente en el diálogo multiactor, por el tema de la legitimidad. Uno de los mensajes que tenemos aquí en Perú es decir que el trabajo tiene que ser en conjunto con la academia, la sociedad civil, etc. Por lo que, en este sentido, la prisa no es adecuada ya que se puede tomar decisiones que no son sostenibles y no dan resultados. Recuerdo que estaba de misión en un país que tenía una planta de desalinización, la cual no funcionaba porque no había recursos ni personal con el debido conocimiento.
Ante esta situación, le pregunté al ministro cuál iba a ser su plan, ante lo que me señaló que iban a pedir 8 préstamos para más plantas de desalinización. Esto no era correcto, ya que no tenían una política tarifaria, ante lo cual sin dinero no era posible hacer sostenible las operaciones de las plantas, no había una claridad en el tema, eso era una ilusión.
Estás gastando recursos de los contribuyentes, públicos y lo más probable es que se invierta en una solución que no es la correcta, por lo tanto, no es sostenible. Entonces, no hay que tomar decisiones apuradas y como dice un proverbio africano: “Si quieres ir rápido, vas solo; pero si quieres ir lejos, vas en conjunto”. En esa misma línea considero que ese es el mensaje para Perú.
Hay propuestas y herramientas que se ofrecen desde distintos espacios, como el sector académico, para menguar la falta de agua en las poblaciones. ¿De qué manera se debería articular estas iniciativas para producir un eficiente y duradero impacto en las personas?
Es importante que el gobierno acoja los aportes de la academia para encontrar soluciones y también para tener una mirada multidisciplinaria de los problemas. A veces el gobierno quiere convencer a la población de algo, pero el gobierno no es independiente; asimismo, considero que el gobierno tiene mucha presión de tiempo. Siempre se asocia al agua y saneamiento solamente a la ingeniería sanitaria y a veces se piensa que la Universidad Nacional de Ingeniería es la única, craso error. El saneamiento es multiactor, por lo tanto, tiene que ser multidisciplinario.
Con esa idea, lo que procuramos en nuestras próximas participaciones es invitar a universidades de otras disciplinas, ya que es necesario que se aborde al agua y saneamiento de esta manera para generar verdaderos cambios. Aunque haya una presión por la ejecución de los proyectos, tiene siempre que haber de alguna manera un apoyo – y esto también viene de la cooperación internacional – en la parte de software para optimizar los procesos. Por ejemplo, pueda ser que te estés avocando a tecnologías muy caras o que la población a la cual vas a asistir ni siquiera esté debidamente informada. Entonces no hay un proceso de sistematización, uno de reflexión, de seguimiento a los procesos, que la universidad podría cumplir en estos casos.
Finalmente, ¿cuáles son sus expectativas de cara al futuro acerca del trabajo que se viene realizando sobre el vital derecho al agua y saneamiento en el planeta?
Cada vez estamos consumiendo más, ya que cada día hay también más gente. El Foro Económico Mundial ha clasificado al problema del agua como la amenaza más grande para el mundo en la actualidad, en aspectos como seguridad, etc. Espero que mientras este tema va tomando más relevancia y vamos siendo más conscientes de su importancia, por ejemplo, en el cambio climático; se va trabajar, actuar y pensar de manera diferente. Tengo esperanza también en que las generaciones más jóvenes vean al problema del agua y saneamiento de la manera que corresponde.
Por otro lado, pienso también que se va apostar por el diálogo multiactor poco a poco; en todo caso, no va a quedar de otra alternativa. Hay que trabajar en conjunto y tenemos que tener las prioridades bien claras. Diversificar bien el recurso del agua, un porcentaje para sector humano – que debe tener prioridad – , otro para el sector agrícola. Invertir en procesos que consuman menos agua y estén adaptados a las condiciones del país. Hay que decidir bien, porque queremos cooperación y no conflicto, entonces hay trabajar bien entre todos los actores, no hay alternativa.