Mariana Rodríguez R.
– Presidente Consejo Directivo Asociación Empresarios por la Educación
El avance más importante en los últimos años en el sector educación ha sido darnos cuenta que la educación es tarea de todos y que si se quiere mejorar los niveles educativos del país, es necesario que todos sumemos. Muestra de ello es la Asociación Empresarios por la Educación y los diez años que lleva apostando por una educación de calidad en igualdad de oportunidades para todos tal como señala el PEN al 2021.
De manera articulada con el Ministerio de Educación, Gobiernos Regionales y Unidades de Gestión Escolar Locales, los empresarios han venido desarrollando diferentes proyectos buscando la mejora de las estrategias didácticas en la enseñanza de Lengua, Comunicación y Matemática.
Hay tres frentes en los cuales hay que avanzar. Se requiere seguir articulando los esfuerzos de las empresas entre ellas y con los agentes del sector (Ministerio de Educación, Instituciones Educativas, Sociedad Civil) para lograr un mayor impacto. No existe un inventario de intervenciones, existen proyectos duplicados, no se mide el impacto, ni se evalúa la escalabilidad.
Se requiere reconocer que las empresas juegan un rol importante como parte del sistema educativo y no son simples “donantes” del mismo. La solución del problema de la desconexión entre la oferta educativa y la demanda laboral y la falta de Innovación en el país, pasa por alianzas Universidad o Instituto y Empresa como las de muchos países desarrollados. El Estado puede contribuir a promover estas Alianzas con incentivos tributarios y fondos concursables para la investigación aplicada.
Finalmente, se requiere que las empresas dejen de ver a educación o capacitación como un gasto y más como una inversión en capital humano; en especial a aquella dirigida a los jóvenes. Hace falta más proactividad de las empresas en implementar y desarrollar programas de inserción laboral de los egresados de Universidades e Institutos. Esto a través de la oferta de plazas para practicas pre-profesionales, la oferta de plazas de empleo formal para jóvenes, y la formación de competencias en el trabajo. El Estado puede contribuir con una legislación que promueva el empleo juvenil formal.
No podemos seguir avanzando por cuerdas separadas en el Perú. El empresariado tiene un rol importante en el desarrollo de un sistema educativo relevante, accesible y de calidad, sin el cual nuestro sueño de país desarrollado no es posible. Urge sumarse a este movimiento.