Gonzalo Quijandría
– Director de Minsur
La trigésimo tercera edición de la Convención Minera Internacional PERUMIN lleva como lema: “Minería: competitividad y sostenibilidad”, el mismo que se refleja en el temario de las presentaciones y debates de los diferentes encuentros programados.
Una primera impresión es que se trata de elementos independientes que resaltan dos importantes características del sector minero peruano, o al menos sus aspiraciones más evidentes. Sin embargo, el lema busca también expresar el entendimiento del sector sobre la necesaria complementariedad de ambos aspectos. Así, el sector minero peruano entiende que, para ser competitivo en los mercados internacionales de hoy, hay que enfocar la estrategia sectorial en la sostenibilidad.
En un mundo cada vez más pequeño, producto de la globalización y la conectividad, un factor determinante para la sobrevivencia en mercados cada vez más exigentes es la trazabilidad. Así, el sector minero en el mundo, si bien no puede garantizar el origen ético, ambiental y socialmente responsable, de todos los minerales que se funden, refinan y comercializan, especialmente los que provienen de economías emergentes, existen cada vez más esfuerzos por garantizar estándares mínimos de sostenibilidad en toda la cadena productiva del mercado de minerales.
Estos esfuerzos están dando sus frutos, acercando cada vez más al consumidor final (que en esencia somos todos), a las operaciones mineras ubicadas en los sitios más remotos del planeta, a través de reportes, informes, certificaciones y estudios de instituciones de la más alta credibilidad, que permiten a los acuciosos y cada vez más exigentes consumidores actuales, tener la tranquilidad que el producto que está en sus manos (o en sus pies, en las paredes o en cualquier lugar, pues los minerales están en todas partes en nuestra vida cotidiana) no ha sido obtenido en procesos que violan derechos humanos o que contaminan el medio ambiente.
La extracción ilegal de minerales, el incumplimiento de las obligaciones laborales, la explotación de seres humanos obligados a trabajar en condiciones que afectan su salud, entre otros, son prácticas que lamentablemente conviven con el sector minero formal en el Perú. Es por ello que las empresas en nuestro país, donde operan o exploran casi todos los grandes actores de la minería mundial, hacen un esfuerzo mayor por asegurar a los mercados que aquello que ocurre en zonas como Madre de Dios, La Rinconada en Puno o las alturas de La Libertad, no responde a los estándares que se aplican en las mineras formales peruanas, las mismas que pueden asegurar la trazabilidad del producto que llevan a los mercados mundiales.
La competitividad, como concepto, se enfoca ahora no sólo en garantizar un lugar atractivo para colocar capitales, explorar y posiblemente desarrollar proyectos mineros, obteniendo una justa rentabilidad por ello, sino en asegurar dónde puedo obtener rentas a largo plazo, sin que el mercado las rechace tarde o temprano y se afecte mi reputación. El sector minero es absolutamente consciente de este hecho, y eso lo expresa atando ambos compromisos: mantener la competitividad de nuestro sector, y la búsqueda de la sostenibilidad en todas nuestras actividades.