Cuando un negocio nace con propósito, su capacidad de transformar crece exponencialmente. Las metas dejan de medirse solo en cifras y las historias empiezan a tener más peso. En Kunan, hemos conocido a personas en todo el Perú que emprendieron no solo para prosperar, sino para generar bienestar y oportunidades en sus comunidades. Cada encuentro con estos emprendedores nos recuerda que detrás de una idea hay siempre una historia y una causa que impulsa a seguir adelante, aun cuando los recursos son limitados o los contextos desafiantes.
Muchos de estos emprendimientos surgieron no de una oportunidad de mercado, sino de una necesidad: proteger el agua, recuperar tradiciones, promover la educación o impulsar empleo digno. Así nacen los negocios con propósito: desde la empatía, la creatividad y la convicción de que se puede hacer empresa con un sentido humano y transformador. Cada uno refleja una mirada amplia sobre lo que significa emprender en el Perú: construir soluciones que dialogan con las realidades locales, que respetan la diversidad cultural y que generan valor compartido.
En Kunan creemos que los negocios con propósito son una de las fuerzas más poderosas para el cambio. Por eso impulsamos espacios como el Desafío Kunan, que reconoce y celebra a quienes están transformando sus entornos: emprendimientos que se preguntan cómo aportar, que colaboran con otros y que miran al futuro con compromiso y esperanza.
«Hablar de propósito es hablar de coherencia: de mantener en el tiempo lo que nos mueve, incluso cuando el camino se vuelve complejo».
Durante estos once años, el Desafío Kunan ha consolidado una comunidad que no solo visibiliza a los emprendedores sociales, sino que los conecta con aliados, mentores y redes de apoyo que fortalecen su crecimiento. Hemos otorgado más de un millón de soles en capital semilla a más de sesenta emprendimientos sociales de todo el país. Además, más de cuatrocientos emprendimientos integran hoy la Red Kunan, de los cuales el 60 % está liderado por mujeres. Cuatro de cada diez se encuentran fuera de Lima, reflejando nuestra apuesta por descentralizar el ecosistema del emprendimiento social y visibilizar el talento que florece en todas las regiones del Perú.
Cada historia inspira. Cada proyecto nos recuerda que hay personas que no se rinden ante la adversidad y que el impacto social no es utopía, sino una realidad viva en comunidades de costa, sierra y selva. Son emprendedores que apuestan por el país todos los días, desde sus propios contextos, con esfuerzo, esperanza y propósito.
Hablar de propósito es hablar de coherencia: de mantener en el tiempo lo que nos mueve, incluso cuando el camino se vuelve complejo. Es comprender que el éxito de una empresa no se mide solo en utilidades, sino en las vidas que toca, en los vínculos que construye y en los cambios que impulsa.
El Perú necesita más de eso: negocios que crezcan con sentido, que midan su éxito también en impacto y que se atrevan a poner el propósito al centro de sus decisiones.
Porque cuando un negocio inicia con propósito, no solo transforma su entorno: transforma también a las personas que lo hacen posible.









