Por Juan Carlos Ortiz - Vicepresidente del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú

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El Perú enfrenta hoy el desafío de acelerar su crecimiento económico y mejorar la calidad de vida de su población. Para lograrlo, la minería desempeña un papel fundamental. No se trata únicamente de una actividad extractiva: representa cerca del 10 % del PBI, más del 60 % de las exportaciones y es la principal fuente de recursos fiscales para financiar proyectos de salud, educación, agua, saneamiento e infraestructura. Solo en el primer semestre de 2025, las regiones recibieron más de S/ 8340 millones por canon, regalías y derechos de vigencia, superando lo recaudado en todo 2024.

En este escenario, la Convención Minera PERUMIN 37 adquiere una importancia estratégica. Este evento es mucho más que un espacio de exhibición: constituye un foro de diálogo que convoca a autoridades nacionales y regionales, empresarios, líderes sociales, académicos y estudiantes, junto con delegaciones de los cinco continentes. La diversidad de perspectivas nos ofrece la oportunidad de comparar experiencias y adaptar buenas prácticas internacionales a la realidad peruana.

El potencial de la industria es enorme. Actualmente, la cartera minera incluye 67 proyectos por más de US $64 000 millones. Su ejecución podría generar más de 3 millones de empleos directos e indirectos y aportar ingresos fiscales superiores a S/ 80 000 millones en los próximos diez años. Sin embargo, el 64 % de estas inversiones se encuentra aún en etapa de permisos o evaluaciones, y otras permanecen paralizadas por conflictos sociales.

«Más allá de sus cifras y su impacto económico, la minería puede ser un motor de desarrollo inclusivo y sostenible».

Por ello, el reto es claro: necesitamos destrabar proyectos, fortalecer la institucionalidad y enfrentar de manera decidida la ilegalidad y el crimen organizado que afectan a las regiones mineras. Al mismo tiempo, es crucial revisar la eficiencia del aparato estatal, modernizar marcos regulatorios y fomentar la innovación. En este esfuerzo, el talento peruano tiene un rol esencial. PERUMIN se ha convertido en un verdadero semillero, donde cientos de jóvenes muestran su capacidad para aportar nuevas soluciones al sector y al país.

Más allá de sus cifras y su impacto económico, la minería puede ser un motor de desarrollo inclusivo y sostenible. Ello implica promover cadenas productivas locales, generar valor agregado en la industria, reducir las brechas sociales en zonas de influencia y asegurar que los beneficios se traduzcan en mejores oportunidades de educación, empleo y calidad de vida. 

PERUMIN 37, que se desarrollará del 22 al 26 de septiembre en Arequipa, es la oportunidad para reafirmar este compromiso: aprovechar nuestras ventajas, aprender de experiencias internacionales y construir consensos que nos permitan transformar el potencial minero en bienestar tangible para todos los peruanos. Solo así la minería podrá consolidarse como un pilar de desarrollo con legitimidad social y no solo como una fuente de recursos financieros. El reto es grande, pero también lo es la oportunidad histórica que tenemos delante. 







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