
El Perú se encuentra en una encrucijada minera: concentra nueve de los 29 proyectos de cobre más grandes del mundo que permanecen paralizados, lo que equivale al 22% de la producción potencial global de este metal, según un reciente estudio del Instituto Peruano de Economía (IPE) presentado en el marco de un evento del Instituto de Ingenieros de Minas del Perú (IIMP).
El informe advierte que el país está desaprovechando una oportunidad histórica en plena coyuntura de altos precios internacionales del cobre, pues la inversión minera se mantiene estancada a niveles cercanos al 2% del PBI, lejos del 5% que se alcanzó en 2013, cuando el sector estaba en auge.
Proyectos de cobre paralizados en todo el país
Entre los megaproyectos detenidos destacan La Granja y Michiquillay (Cajamarca), Conga (Cajamarca), Los Chancas (Apurímac), Río Blanco (Piura) y Pampa de Pongo (Arequipa), todos con potencial de dinamizar la economía, generar empleo y reforzar la posición del Perú como segundo productor mundial de cobre.
“Con un marco más competitivo, procesos más ágiles y una mayor estabilidad social y política, estas iniciativas ya podrían estar en operación”, sostuvo Carlos Gallardo, gerente general del IPE, quien advirtió que el Perú está perdiendo terreno frente a países como Chile, que sí han capitalizado el nuevo superciclo del cobre con mayores desembolsos de inversión.
Cuellos de botella estructurales
De acuerdo con Gallardo, los principales obstáculos que frenan el desarrollo minero son la excesiva tramitología y la conflictividad social. Ambos factores no solo alargan los plazos de exploración y factibilidad, sino que también desalientan a potenciales inversionistas.
El estudio resalta que los proyectos enfrentan múltiples permisos dispersos en distintas entidades estatales, un sistema que carece de coordinación y transparencia. A ello se suman los conflictos sociales recurrentes en zonas de influencia minera, que generan incertidumbre sobre la viabilidad de los proyectos en el largo plazo.
Propuestas del IPE para revalorizar el cobre
El IPE plantea cuatro ejes de acción para revertir esta situación:
- Implementar una ventanilla única para los permisos, con procesos claros y plazos definidos.
- Fortalecer el rol del Estado frente a la minería ilegal, que no solo compite de manera desleal sino que también genera un terreno fértil para la conflictividad social.
- Mejorar los mecanismos de participación ciudadana, asegurando que las comunidades tengan información oportuna y clara sobre los beneficios y riesgos de la minería.
- Optimizar la distribución del canon, de modo que los recursos generados por la minería lleguen efectivamente a la población local.
“No se trata de relajar estándares ambientales, sino de tener procesos más claros, eficientes y transparentes que permitan que los proyectos viables avancen”, enfatizó Gallardo.
Una oportunidad que no se puede perder
El cobre es considerado un mineral estratégico para la transición energética global, debido a su rol en la fabricación de autos eléctricos, energías renovables e infraestructura tecnológica. Bajo ese contexto, el Perú podría convertirse en un actor clave en el mercado mundial.
Sin embargo, mientras los proyectos permanezcan detenidos, el país continuará desaprovechando una ventana histórica para impulsar el crecimiento económico y consolidar su liderazgo minero.