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La moda desechable en la mira: Francia y Chile aprueban leyes que podrían cambiar la industria global

El avance de la legislación ambiental en la industria textil suma nuevos hitos: Francia aprueba una ley contra la ultra fast fashion y Chile incluye los textiles en su Ley REP. En este informe, la diseñadora amazónica Lilia Lima y la consultora en innovación social Ornella Paz analizan el impacto de estas medidas, sus implicancias para el Perú y las oportunidades que podrían abrirse para los emprendimientos sostenibles locales.

Por Pamela Julca Estrada

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En los últimos meses, dos medidas legislativas han marcado un punto de inflexión en la regulación del impacto ambiental de la industria de la moda. Por un lado, Francia aprobó una ley histórica contra la ultra fast fashion, que establece sanciones económicas, restricciones publicitarias y exigencias de transparencia ambiental para las marcas de moda ultrarrápida. Por otro lado, Chile incluyó por primera vez a los textiles como categoría prioritaria dentro de su Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), obligando a las marcas a hacerse cargo de los residuos que generan. 

Ambas normativas son consideradas pioneras en sus contextos, y representan una respuesta concreta frente a una industria global caracterizada por la sobreproducción, el consumo desmedido y la creciente generación de residuos.

En Perú, aunque aún no se cuenta con normativas similares, la preocupación por los residuos textiles crece. El país genera más de 8,4 millones de toneladas de residuos sólidos urbanos al año, y los textiles comienzan a ocupar una porción creciente de ese total, especialmente en Lima Metropolitana, donde se concentra el 60 % de la generación de residuos textiles.

Ley francesa contra la moda desechable y la ultra fast fashion

Desde una mirada estructural, Ornella Paz, consultora en innovación social y estrategias para negocios con propósito, considera que “la ley francesa representa un cuestionamiento profundo al modelo actual de la industria textil. No se trata únicamente de un freno técnico, sino de una señal ética y estructural frente al modelo de hacer-usar-botar”. Ella resalta que aunque muchas grandes marcas buscarán adaptarse sin cambiar de fondo, usando estrategias como el greenwashing o reduciendo referencias sin modificar sus cadenas productivas, la legislación marca un hito: obliga a repensar las reglas del juego.

Para Lilia Lima, diseñadora de modas amazónica, esta ley confirma un cambio que ya está en marcha. Ella afirma que “la moda sostenible no es un futuro ideal: es una realidad creciente que ya cuenta con iniciativas responsables en todo el mundo”. Ella destaca el valor del impuesto diferenciado como incentivo para quienes producen localmente y señala que medidas como el etiquetado ambiental son herramientas útiles para educar y concientizar al consumidor.

El caso peruano muestra la necesidad urgente de intervenciones similares. La expansión de marcas como Shein y Temu ha sido notable: solo en 2023, Shein lideró las descargas móviles en la categoría de moda. Estas plataformas introducen grandes volúmenes de ropa a bajo precio, sin estándares ambientales claros. La informalidad en el sector es alta y los canales de fiscalización son débiles. Además, se estima que solo el 13 % de las prendas sintéticas y el 12 % de las prendas de algodón en el país son recicladas, lo que evidencia un ciclo de consumo desechable con escasa recuperación.

Ambas voceras coinciden en que uno de los aspectos más transformadores de la ley es la prohibición de publicidad para marcas de moda ultra rápida, incluyendo a influencers. Ornella Paz señala que esta regulación representa un quiebre radical en la forma en que se construye el deseo de consumo, especialmente en redes sociales. Las plataformas digitales han amplificado modelos basados en la abundancia y lo desechable, y esta nueva normativa apunta directamente al eslabón cultural del sobreconsumo. Lima, por su parte, subraya que los creadores de contenido cumplen un rol fundamental en perpetuar o transformar los hábitos de consumo, y que esta regulación puede ser una herramienta clave en ese proceso.

Respecto al valor percibido de las prendas responsables, Ornella Paz considera que «esta ley invierte la lógica del cuestionamiento: ya no será el productor sostenible quien deba justificar su precio o tiempos de producción, sino las marcas de moda rápida quienes deberán rendir cuentas sobre su impacto”. Ella resalta que esta inversión en la narrativa abre espacio para el reconocimiento de trabajos artesanales, propuestas con identidad territorial y modelos de comercio justo. Lima refuerza esta visión, agregando que el consumo consciente no implica necesariamente pagar más, sino entender el verdadero valor detrás de una prenda.

Ornella Paz, consultora en innovación social y estrategias para negocios con propósito.

Ley REP de Chile: gestión de residuos textiles y moda circular

La reciente inclusión de los textiles como producto prioritario en la Ley REP de Chile es vista por Ornella Paz como una decisión necesaria y oportuna. Ella subraya que “el residuo textil ha sido una crisis silenciosa en América Latina, especialmente en países como Chile, donde se estima que más de 500 mil toneladas de ropa se desechan anualmente”. Con esta norma, ella dice que Chile se posiciona como uno de los primeros países de la región en legislar sobre la responsabilidad postconsumo en moda. La REP obliga a los productores a gestionar lo que ponen en el mercado, transformando la noción de desecho en una responsabilidad compartida.

Lilia Lima interpreta que “esta medida es un paso clave para fomentar la moda circular y reducir la eliminación prematura de prendas”. Ella cree que puede abrir oportunidades para pequeñas marcas y emprendimientos que ya trabajan con principios de reutilización, reparación o ecodiseño, ayudándoles a reducir costos e integrarse en una economía más sostenible.

Perú aún no cuenta con una ley REP específica para textiles, a pesar de que se generan más de 47 500 toneladas de residuos textiles al año. Muchos de estos terminan en botaderos informales, agravando los impactos ambientales. Esta situación representa una oportunidad clave para avanzar hacia un sistema de responsabilidad compartida, tomando como modelo a Chile o la Unión Europea.

Aunque ambas voceras coinciden en que la REP no transforma por sí sola los modelos de negocio, sí genera una presión real sobre los procesos productivos. Para Paz, los cambios surgirán si la ley se implementa con metas claras, fiscalización efectiva y mecanismos que premien a quienes aplican prácticas verdaderamente sostenibles. A partir de ese entorno normativo, las inversiones pueden orientarse hacia modelos circulares y materiales de menor impacto.

 Lilia Lima, diseñadora de modas amazónica.

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Leyes de Francia y Chile: lecciones para la moda sostenible en Perú

La ley francesa y la chilena enfrentan el problema de la moda desechable desde enfoques distintos pero complementarios. La francesa actúa sobre el consumo, limitando la publicidad y desincentivando la sobreproducción, mientras que la chilena se centra en el postconsumo, obligando a las marcas a gestionar los residuos que generan.

Para Ornella Paz, una ley similar a la REP chilena sería un primer paso más viable para el Perú, considerando que más del 70 % de la industria textil nacional es informal, con poca fiscalización y escasa trazabilidad. Una REP bien diseñada podría implementarse a nivel municipal, generando oportunidades para desarrollar modelos circulares.

Tanto Paz como Lilia Lima coinciden en que este tipo de legislación beneficiaría a pequeños negocios sostenibles, hoy en desventaja frente a grandes plataformas globales. En el Perú, el crecimiento del comercio informal y la sobreoferta de prendas importadas de bajo costo han debilitado a las marcas éticas locales. Un estudio de la PUCP (2024) revela que el 85 % de estos emprendimientos percibe barreras para competir debido a la ausencia de regulaciones sobre la moda rápida.

Sobre el consumo de fast fashion en el Perú

El arraigo de la moda rápida en Perú, especialmente entre jóvenes, responde a múltiples factores, entre ellos el bajo costo y el acceso masivo a través de redes sociales. Para Lilia Lima, este modelo de consumo se impone como estándar, pero puede y debe ser cuestionado. Resalta que el precio no debe ser el único factor determinante, ya que una prenda hecha de forma responsable puede durar más, dinamizar la economía local y reducir impactos negativos.

Datos de Kantar Perú indican que el 49 % de los jóvenes limeños de entre 18 y 30 años compran ropa al menos una vez al mes, priorizando precio sobre durabilidad. Además, el consumo promedio per cápita ha aumentado a 13,5 kg anuales, impulsado en gran parte por plataformas digitales y campañas agresivas de moda efímera.

Ornella Paz enfatiza que la transformación no debe recaer únicamente en el consumidor. Si bien el cambio en los hábitos es importante, también lo es que el Estado y las marcas asuman su responsabilidad. Para avanzar hacia una industria ética y competitiva, propone políticas públicas como incentivos fiscales para negocios sostenibles, financiamiento para pequeñas marcas, formación en ecodiseño y fortalecimiento de redes locales.

Oportunidades para el Perú

Las entrevistadas coinciden en que hay una oportunidad estratégica si el Perú decide avanzar en una legislación que fomente la sostenibilidad en la industria textil. El cambio de comportamiento del consumidor, si es acompañado por políticas claras, incentivos y campañas educativas, puede impulsar una nueva narrativa donde la moda deje de ser descartable y comience a ser vista como una expresión de memoria, identidad y responsabilidad compartida.

Una de las principales oportunidades para el crecimiento de la moda sostenible en el Perú está en el aprovechamiento de sus fibras naturales, como la alpaca, vicuña y algodón nativo. El país cuenta con una de las mayores diversidades de fibras del mundo, con ocho variedades reconocidas internacionalmente, incluida la lana de oveja. 

Esta riqueza, que combina tradición textil y bajo impacto ambiental, puede convertirse en la base de una industria de moda regenerativa con identidad cultural. Según PromPerú, las exportaciones de moda sostenible crecieron un 18 % en 2023, lideradas por productos de alpaca con certificaciones de comercio justo y neutralidad climática. Con un marco regulatorio sólido y una visión de largo plazo, el Perú podría consolidarse como un referente global en moda que integre competitividad, cultura y sostenibilidad.

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