Por Diana de La Cruz - KPMG en Perú, ESG & Decarbonization Senior Manager

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Mientras escribía este artículo, sucedieron hechos de gran relevancia para las Finanzas Sostenibles en el Perú. Estas noticias y algunas reflexiones de mi trabajo con nuestros clientes del sistema financiero me dieron excelentes insumos para terminar estas líneas.

En junio 2025, COFIDE, el Banco de Desarrollo del Perú, ha logrado un hito significativo con la colocación de su Segundo Bono Sostenible (esta vez en el mercado internacional) por USD 400 millones. Esta emisión generó una sobresuscripción de 5 veces el monto inicial y canalizará recursos hacia proyectos de impacto social y verde, incluyendo el fortalecimiento de Mipymes y la energía limpia.

En este mismo mes, la Corporación Financiera Internacional (IFC) abrió sus nuevas oficinas en Perú y con ellas se abren también oportunidades de movilizar entre USD 1.5 y USD 2000 millones en inversiones en los próximos cinco años en Perú. IFC cerrará el presente año fiscal 2025 con una inversión histórica de alrededor de USD 800 millones de dólares con enfoque en infraestructura, agroindustria, energía, finanzas sostenibles y digitalización.

Además, previamente, a través del Sustainable Financial Facility, iniciativa del Grupo Banco Mundial que ayuda a los gobiernos a crear condiciones para habilitar y movilizar capital privado, se desarrolló el Capital Markets Roadmap para Perú, que incluye 41 recomendaciones para mejorar la oferta y demanda de valores y aumentar la confianza de los inversores. Las recomendaciones van desde preparar a las empresas para cotizar en bolsa y mejorar el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas.

Como vemos, desde hace algún tiempo la banca de desarrollo ya ha incorporado criterios ASG dentro de sus directivas de financiamiento. Esta acción, que puede sonar burocrática, es en realidad el punto de partida para agilizar la movilización de fondos para apoyar la sostenibilidad de las empresas. Por ejemplo, en Perú, gracias al esfuerzo de COFIDE y otros grandes aliados, se cuenta con un Comité Asesor de Inversión de Impacto que ayuda a reducir el riesgo percibido en proyectos infraestructura sostenible, transporte sostenible, agua y reforestación.

«Las recomendaciones van desde preparar a las empresas para cotizar en bolsa y mejorar el acceso al crédito para las pequeñas y medianas empresas».

Para asegurar nuestra adaptación a este desafiante entorno económico, aún necesitamos continuar desarrollando y mejorando los marcos de referencia, la normativa, las capacidades de gestión y recolección de datos que ayuden a las entidades financieras a reducir sus riesgos de greenwashing.

Entonces, el reto está en las entidades financieras de primer nivel quienes deben desarrollar su línea base para medir el impacto de estos cambios en sus estrategias de cartera. Ya sea a través de la medición de sus emisiones financiadas o su exposición financiera a sectores altamente sensibles ante el cambio climático, se necesitan líneas de base sólidas que refuercen la competitividad del sistema financiero en favor del desarrollo sostenible y que refuercen la toma de decisiones estratégicas de financiamiento.

En nuestra rica y diversa región Latinoamericana, cada país lucha sus propias batallas y celebra sus propios triunfos. Pero resalto que el Perú tiene un marco regulatorio sólido para el sistema financiero, contamos con una política monetaria efectiva, los equipos técnicos son talentosos y sofisticados y nuestra fuerza empresarial y emprendedora no se detiene ante los retos. Ahora nos toca profundizar en el conocimiento y entendimiento de los riesgos y oportunidades de la sostenibilidad, del cambio climático, de la biodiversidad y de los derechos humanos para que despuntemos en la movilización de capital para el desarrollo sostenible.







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