
Un grupo de estudiantes de Ingeniería de la Universidad Antonio Ruiz de Montoya (UARM) ha desarrollado un dispositivo capaz de desalinizar el agua de mar utilizando únicamente la luz del sol. El invento, inspirado en procesos naturales de evaporación y condensación, surge como una alternativa sostenible y accesible frente a la creciente crisis hídrica en zonas áridas de la costa peruana.
La iniciativa nace como respuesta a un problema urgente: el limitado acceso a agua potable en diversas comunidades del litoral peruano, especialmente aquellas que, pese a estar cercanas al mar, carecen de servicios básicos. En ese contexto, el purificador solar diseñado por los estudiantes no solo representa un avance tecnológico, sino también una apuesta por el aprovechamiento de energías limpias y soluciones de bajo impacto ambiental.
“El dispositivo puede producir entre tres y cuatro litros de agua potable en solo tres horas, y lo mejor es que no requiere electricidad ni productos químicos”, explica Josué Valverde, integrante del equipo desarrollador. El sistema está compuesto por un domo esférico, un plato metálico donde se coloca el agua salada, y una jarra que funciona como recolector. Al calentarse con la energía solar, el agua se evapora, separándose de las sales, y posteriormente se condensa en forma de gotas puras.
El prototipo toma como base el diseño francés de Marine Tech, que emula el ciclo natural del agua. La tecnología aplicada es sencilla, pero altamente efectiva, y puede fabricarse con un presupuesto estimado entre 50 y 100 soles (alrededor de 15 a 25 dólares).
Para José Manuel López Ludeña, jefe de la carrera de Ingeniería Industrial de la UARM, este proyecto refleja el potencial transformador de la formación universitaria con enfoque social y ambiental. “Demuestra que es posible obtener agua potable sin dañar el entorno, a partir de ideas prácticas y replicables”, señala.
Los estudiantes esperan que su iniciativa pueda escalar y ser implementada en más comunidades del país. “Este tipo de proyectos no solo mejoran la calidad de vida, también promueven una visión sostenible del desarrollo”, concluye Valverde.