
Las finanzas sostenibles están redefiniendo el flujo de recursos financieros hacia las inversiones a nivel global y el Perú no es ajeno a esta transformación. En esencia, las finanzas sostenibles implican canalizar capital hacia proyectos e iniciativas que no solo sean económicamente viables, sino que también generen un impacto ambiental y/o social positivo. Más allá de la rentabilidad, el enfoque integra criterios ambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG) en la toma de decisiones financieras, buscando un desarrollo económico que sea responsable con el planeta y la sociedad.
El objetivo es mitigar los riesgos a largo plazo asociados a problemas como el cambio climático, la escasez de recursos y la desigualdad social, los cuales pueden tener consecuencias significativas en la estabilidad financiera y el crecimiento económico. Asimismo, el financiamiento sostenible puede ser el medio de fondear inversiones para acceder a nuevos mercados con mejores precios o mejorar la eficiencia en el uso de recursos y reducir los costos.
«El objetivo es mitigar los riesgos a largo plazo asociados a problemas como el cambio climático, la escasez de recursos y la desigualdad social».
El Perú, con su vasta riqueza natural y su diversidad social, presenta un escenario propicio y a la vez desafiante para el avance de las finanzas sostenibles. En los últimos años, el país ha demostrado un creciente interés y compromiso con esta agenda.
Un pilar fundamental de esta estrategia es la Hoja de Ruta de Finanzas Verdes del Perú, aprobada en 2023 e impulsada por el Ministerio del Ambiente en coordinación con el Ministerio de Economía y Finanzas. Este instrumento busca acelerar la transición hacia una economía verde, estableciendo líneas de acción claras para incorporar consideraciones ambientales en todo el sistema financiero. Entre sus metas más ambiciosas se encuentra la movilización de miles de millones de dólares hacia proyectos con impacto ambiental positivo y el desarrollo de una taxonomía verde: un sistema de clasificación que definirá qué actividades económicas puede considerarse sostenibles, brindando así mayor claridad y confianza a los inversionistas.
Desde el sector privado, diversas instituciones financieras y empresas, inspiradas por esta dirección estratégica, han comenzado a integrar los criterios ASG en sus operaciones. Se ha observado un incremento en la emisión de bonos verdes y sostenibles por parte del Estado y de compañías de distintos sectores para financiar, por ejemplo, proyectos de energía renovable, manejo eficiente del agua, proyectos de energías renovables, entre otros.
No obstante, queda un largo camino por recorrer. La plena implementación de la Hoja de Ruta requiere fortalecer el marco regulatorio para incentivar decididamente las inversiones sostenibles. Asimismo, es crucial aumentar la conciencia y las capacidades tanto de los inversionistas como de las empresas sobre la importancia y los beneficios de este enfoque.
Creemos firmemente, desde A2G, que las finanzas sostenibles representan una oportunidad única para que el Perú alinee su crecimiento económico con sus metas de desarrollo y compromisos climáticos. Al dirigir el capital hacia un futuro más verde, inclusivo y resiliente, el país no solo fortalecerá su economía, sino que también asegurará el bienestar de sus ciudadanos y la preservación de su patrimonio natural para las generaciones venideras.