
El Perú es reconocido como uno de los países con mayor biodiversidad del planeta, pero esa misma riqueza lo hace especialmente vulnerable al cambio climático. Por ello, comprender los efectos de este fenómeno sobre nuestros ecosistemas es crucial para la sostenibilidad de nuestro patrimonio natural y desarrollo económico.
Nuestros extensos bosques tropicales —que cubren cerca del 60 % del territorio nacional— albergan especies únicas, actúan como sumideros de carbono cruciales y proveen recursos fundamentales para las comunidades locales y diversos sectores económicos. Pero detrás de este valioso patrimonio natural hay una realidad preocupante: la deforestación se está acelerando, y el sector empresarial ya no puede darse el lujo de ignorar sus consecuencias.
1El estudio académico Decoding the drivers and effects of deforestation in Peru ofrece una mirada detallada de esta problemática. A partir del análisis de dos décadas de datos, se identificaron vínculos directos entre la deforestación y factores climáticos y humanos, como el aumento de temperatura, la expansión agrícola, las redes de transporte y las dinámicas poblacionales. Estos procesos están profundamente conectados a la pérdida de biodiversidad y cambio climático, con impactos que se reflejan en sectores clave de nuestra economía. No nos referimos solo a la desaparición de bosques, sino a cambios en los patrones de lluvias, degradación del suelo y temperaturas extremas que son desafíos actuales para la agricultura, el turismo, la energía e incluso el sistema financiero.
«No nos referimos solo a la desaparición de bosques, sino a cambios en los patrones de lluvias, degradación del suelo y temperaturas extremas».
El estudio identifica el aumento de temperatura como uno de los principales factores de la pérdida de biodiversidad, pero también resalta el papel de actividades humanas como el cambio de uso de suelo, especialmente por la expansión agrícola y el desarrollo de infraestructura. La construcción de carreteras y la navegación fluvial, aunque promueven el acceso a mercados y nuevas oportunidades económicas, también facilitan una deforestación descontrolada. Desarrollar no debe significar destruir: el crecimiento económico y la conservación ambiental deben avanzar de la mano. Para el sector privado, esto no implica frenar el crecimiento, sino asumir un liderazgo distinto. Ganancias a corto plazo pueden traducirse en costos mucho mayores a largo plazo. La degradación forestal debilita los ecosistemas, reduce la resiliencia frente a eventos climáticos extremos y compromete la sostenibilidad de los propios negocios.
Desde el ámbito empresarial, también emergen nuevas oportunidades. Cada vez más inversionistas, compradores y aliados estratégicos valoran a las empresas que demuestran compromiso con el ambiente. Las cadenas de suministro sostenibles no solo reducen riesgos reputacionales sino abren puertas a nuevos mercados, fortalecen relaciones de confianza y posicionan mejor a las empresas peruanas en un escenario global cada vez más exigente.
No busquemos únicamente el cumplimiento de normas. Se trata de preservar el futuro de nuestro país. Los bosques peruanos no solo albergan una riqueza biológica única; también regulan el agua, estabilizan el clima y sostienen millones de vidas. Son un patrimonio natural invaluable, y protegerlos es invertir en nuestra resiliencia como sociedad.
El desarrollo y la conservación no son caminos opuestos; deben avanzar juntos. Apostemos por modelos de negocio que integren ambos objetivos. El sector empresarial tiene el potencial y la responsabilidad de ser protagonista de esta transformación, liderando con prácticas innovadoras que protejan nuestros recursos naturales y fortalezcan, al mismo tiempo, la economía del país.
- Móstiga, M., Armenteras, D., Vayreda, J., & Retana, J. (2024). Decoding the drivers and effects of deforestation in Peru: a national and regional analysis. Environment, Development and Sustainability ↩︎