
El mundo empresarial está frente a una realidad ineludible: ya no es posible separar el éxito económico de la salud del planeta. El cambio climático y la pérdida acelerada de biodiversidad no son problemas del futuro ni asuntos ajenos al mundo corporativo. Son riesgos presentes y profundos que ya están afectando la forma en que producimos, consumimos, invertimos y competimos.
Frente a esto, las empresas no pueden mantenerse al margen. Su rol es clave y, más que nunca, estratégico.
Cambio climático y biodiversidad: dos crisis, un mismo desafío
Aunque a menudo se traten por separado, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad están profundamente conectados. La deforestación, la degradación de ecosistemas y el uso no sostenible del suelo son responsables de una gran parte de las emisiones globales de gases de efecto invernadero. A la vez, el aumento de la temperatura global amenaza ecosistemas completos, desde los bosques amazónicos hasta los océanos.
Esto no solo impacta al medio ambiente: afecta directamente a sectores clave como la agricultura, la energía, la alimentación, el turismo o las finanzas. Los riesgos físicos, regulatorios y reputacionales derivados de estas crisis están reconfigurando el entorno de negocios a nivel global.
«Aunque a menudo se traten por separado, el cambio climático y la pérdida de biodiversidad están profundamente conectados».
¿Por qué integrarlo en la estrategia empresarial?
Porque proteger la biodiversidad y mitigar el cambio climático es proteger tu negocio: una empresa que depende de materias primas agrícolas no puede ignorar la calidad del suelo o la disponibilidad de agua. Una cadena de suministro global no puede funcionar sin estabilidad climática. Invertir en soluciones basadas en la naturaleza, trazabilidad y eficiencia energética no es gasto, es asegurar la continuidad operativa.
Porque los inversionistas y mercados lo están exigiendo: fondos de inversión, bancos y grandes compradores ya priorizan empresas con compromisos ambientales reales. La gestión del riesgo climático y de biodiversidad se ha convertido en criterio clave para acceder a financiamiento, seguros y nuevas oportunidades de mercado.
Porque la regulación está cambiando rápido: normativas como la ley europea contra la deforestación, los reportes obligatorios de sostenibilidad o los ajustes de carbono en frontera están redefiniendo las reglas del juego. Las empresas que se anticipan tendrán ventajas competitivas; las que reaccionen tarde enfrentarán barreras de entrada y pérdida de relevancia.
Porque liderar en sostenibilidad fortalece la reputación y la licencia social para operar: en un entorno de mayor conciencia pública y presión social, ser percibido como parte del problema puede ser devastador. En cambio, ser parte de la solución genera confianza, lealtad y oportunidades de colaboración.
América Latina, y en particular Perú, tiene una ventaja estratégica por su riqueza en biodiversidad y potencial para soluciones climáticas naturales. Las empresas en la región pueden ir más allá de reducir su huella: pueden liderar en conservación y regeneración. Al integrar la sostenibilidad en su estrategia —con acciones como energías limpias, trazabilidad o agricultura regenerativa— no solo generan impacto ambiental, sino también valor comercial. El cambio climático y la pérdida de biodiversidad son desafíos urgentes, pero también una oportunidad única para construir modelos de negocio resilientes, innovadores y con propósito.
La sostenibilidad ya no es un área más dentro de la empresa. Es el corazón de la estrategia. Y ahora es el momento de actuar.