Por Susana Tejada - Directora de Sostenibilidad & Desarrollo de EQUITY Risk & Sustainability

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En 2025, las energías renovables están transformando el panorama energético mundial. Según la Agencia Internacional de Energías Renovables (IRENA), en 2024 se añadieron 585 GW de capacidad renovable, representando el 92.5 % de la expansión total de energía a nivel global. Este crecimiento récord, impulsado principalmente por la energía solar y eólica, refleja un compromiso creciente con la descarbonización. Sin embargo, para alcanzar el objetivo de triplicar la capacidad renovable para 2030, es necesario un aumento anual del 16.6 % en la capacidad instalada.

El Perú, con su rico potencial en recursos naturales, tiene una oportunidad única para liderar la transición energética en América Latina, gracias a su abundante radiación solar, fuertes vientos costeros y un gran potencial hidroeléctrico y geotérmico. Sin embargo, a pesar de estas ventajas, el avance en energías renovables ha sido lento. Actualmente, solo el 6.25 % de la energía generada proviene de fuentes no convencionales, muy por debajo del objetivo del 20 % para 2030.

No obstante, encontramos proyectos destacados que aprovechan nuestros recursos naturales. Por ejemplo, en el ámbito de la energía solar, regiones como Arequipa, Moquegua y Tacna con su alta radiación solar acoge a la planta Rubí, que cuenta con una capacidad de 180 MW, posicionándola como una de las más importantes del país. Respecto a la energía eólica, zonas como Ica y Piura son clave para el desarrollo de proyectos como el parque eólico Tres Hermanas, con una capacidad de 97 MW, y el parque Marcona, que aporta 32 MW al sistema energético nacional.

«El Perú, con su rico potencial en recursos naturales, tiene una oportunidad única para liderar la transición energética en América Latina».

En relación con la energía proveniente de biomasa, la selva peruana dispone de un importante potencial para este tipo de proyectos, mientras que las zonas volcánicas, especialmente en Arequipa, ofrecen condiciones favorables para explorar la generación de energía geotérmica.

Por su parte, la energía hidroeléctrica, la fuente renovable más desarrollada en el Perú, ha sido objeto de críticas debido a los impactos ambientales que genera, sin embargo, las pequeñas centrales hidroeléctricas (PCHs) surgen como una alternativa sostenible, ofreciendo un equilibrio entre eficiencia energética y menor impacto ambiental.

Estos proyectos, tangibilizan las posibilidades de transición energética hacia un futuro más sostenible, no solo contribuyen a la descarbonización, sino que generan empleo local -se estima que cada MW instalado crea 5 puestos de trabajo directos- y reducen la dependencia de combustibles importados, con potenciales ahorros de hasta 120 millones de dólares anuales en diésel.

El Perú tiene un potencial significativo para atraer inversiones en energía renovable. Entre 2003 y 2024, el país recibió 46 proyectos de inversión extranjera directa (FDI) por un valor de USD 5.982 mil millones, principalmente en energía hidroeléctrica y eólica, lo que representa una oportunidad para el sector empresarial y su transición hacia las energías renovables.

En el sector industrial, empresas como Backus con la implementación de sistemas fotovoltaicos, ha permitido una significativa reducción del consumo energético como las emisiones de CO₂. En el ámbito agroindustrial, se han instalado 33 sistemas fotovoltaicos off-grid en el sur del país, optimizando procesos como la refrigeración de leche y disminuyendo la dependencia del diésel.

El sector minero, responsable del consumo del 10 % de la energía nacional, destaca por experiencias como la de Antamina, que redujo un 30 % de sus emisiones mediante contratos de energía renovable, y Cerro Verde, que opera con 116 GWh anuales de energía solar, un volumen que equivale al consumo eléctrico de 65 000 hogares peruanos; asimismo, proyectos como Quellaveco y Las Bambas que ya están utilizando energía solar, reflejan un compromiso creciente hacia la integración de energías limpias en diversos sectores productivos del país.

La experiencia de las empresas pioneras demuestra que el camino es viable, pero también requiere marcos regulatorios estables, incentivos fiscales adecuados y mayor colaboración público-privada, esto podría potenciar la posición del Perú como referente regional en energía limpia, si se actúa con decisión, colaboración y visión estratégica.







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