Por Stakeholders
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En una medida que ha generado preocupación a nivel internacional, el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció la suspensión temporal de la asistencia exterior financiada por el Departamento de Estado y la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID).
Esta decisión afecta directamente al Perú, que esperaba recibir un total de 630 millones de dólares hasta 2030 para programas en áreas clave como la lucha contra el narcotráfico, la salud, la educación y el desarrollo económico sostenible.
La orden ejecutiva, que establece un período de evaluación de 90 días, busca alinear los programas de cooperación internacional con la nueva agenda de política exterior bajo el lema «Estados Unidos Primero». Según explicó el canciller peruano, Elmer Schialer, esta decisión implica una pausa inmediata en los fondos destinados a USAID en el Perú y otros países.
Impacto en la lucha contra el narcotráfico
Uno de los sectores más afectados será la lucha contra el narcotráfico, un eje central de la cooperación entre Perú y Estados Unidos. El gobierno norteamericano ha sido un aliado clave en esta área, proporcionando recursos logísticos y económicos para combatir los cultivos ilegales y las organizaciones criminales.
Ricardo Soberón, exjefe de la Comisión Nacional para el Desarrollo y Vida sin Drogas (Devida), advirtió sobre las implicancias de esta suspensión. «Más allá de que la ayuda no era muy sólida, esta decisión unilateral afecta programas esenciales, como la erradicación de la hoja de coca ilegal y el desarrollo sostenible en regiones vulnerables», señaló.
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Además del narcotráfico, otros programas gestionados por USAID podrían verse perjudicados. Según Schialer, iniciativas en salud, educación, producción y medio ambiente enfrentan incertidumbre. Estas áreas dependen en gran medida de los fondos administrados por unas 60 ONG locales que colaboran con USAID.
El impacto podría ser significativo en comunidades rurales y sectores desfavorecidos, donde estos programas han sido fundamentales para mejorar la calidad de vida y promover la sostenibilidad ambiental.
Un giro en la estrategia de Estados Unidos
La suspensión de la ayuda forma parte de una reevaluación de la política exterior de Estados Unidos, que busca priorizar programas que justifiquen su eficacia y contribuyan directamente a la seguridad y prosperidad del país norteamericano. “Cada dólar debe responder a tres preguntas: ¿Hace que Estados Unidos sea más seguro, más fuerte o más próspero?”, declaró un portavoz del gobierno de Trump.
Sin embargo, la medida ha sido criticada por su carácter unilateral y por ignorar las necesidades críticas de los países receptores. “Perú ahora deberá asumir responsabilidades adicionales para continuar con estos programas de manera independiente, lo que representa un desafío en términos de recursos”, indicó Soberón.
Relaciones comerciales y cooperación futura con Donald Trump
El canciller Schialer subrayó que, aunque la relación comercial con Estados Unidos es sólida —siendo su segundo socio comercial—, Perú también mantiene vínculos con otras naciones, especialmente China, su principal socio. «Tenemos una baraja bien nutrida para defender los intereses del Perú y garantizar el bienestar de los peruanos, siempre en armonía y amistad con todos los países», afirmó.
Aunque la medida de Trump es temporal, su impacto inmediato pone en jaque programas estratégicos en Perú y genera dudas sobre el futuro de la cooperación bilateral en áreas sensibles. A medida que se aproxima el fin del período de evaluación, tanto el gobierno peruano como los sectores afectados esperan que esta suspensión sea revertida o, al menos, reorientada hacia objetivos comunes que beneficien a ambos países.
