El primer autobús urbano híbrido tiene diseño y tecnología española. Se llama Tempus y ya está en la cadena de montaje de la empresa gallega Castrosúa…
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El autobús urbano es el primero que se diseña y fabrica en el mundo con tecnología híbrida. Es decir, se mueve gracias a dos motores eléctricos situados en cada eje trasero a los que alimentan tres baterías de sodio cloruro. Cuando las baterías se descargan, entra en funcionamiento un motor diesel de Iveco -más pequeño que el de los autobuses convencionales-, que las carga.
El autobús cuenta con un depósito para el gasoil de 80 litros, que le proporciona autonomía para 300 kilómetros, que es el recorrido medio de más de una jornada de trabajo. La aplicación de las tecnologías más innovadoras permite un ahorro de combustible de casi el 50%.
Como en los turismos que tienen esta tecnología, cuando se deja de pisar el acelerador, se paran los motores y la energía cinética de las frenadas se acumula en las baterías de alto rendimiento. Por lo tanto, cuando el conductor eleva el pie del acelerador, el vehículo deja de consumir energía y la obtiene de la frenada.
El autobús está diseñado especialmente para las ciudades con centros urbanos antiguos. Su menor tamaño (mide 9,5 metros de largo por 2,55 de ancho) lo dota de una gran movilidad en las estrechas calles de los centros históricos de Europa.
En estos trayectos está ideado para que funcione exclusivamente con la energía eléctrica de las baterías que se han cargado por la noche. Una vez fuera de los cascos urbanos antiguos, entra en funcionamiento el motor diesel que recarga las baterías, para evitar la emisión de humos y ruidos en zonas estrechas y con peatones.
Castrosúa, empresa carrocera de autobuses preocupada por el consumo, las emisiones de CO2 y la contaminación, según afirma en su página web, encargó el diseño industrial a Mormendi en octubre de 2007. En abril, el estudio entregaba los diseños. En otoño se fabricó un primer prototipo, para presentar en una feria, donde causó una gran expectación.
El prototipo ya ha sido homologado por el Ministerio de Industria, y cumple con todas las normativas de la UE destinadas a la reducción de la contaminación y de emisiones de dióxido de carbono.
Bajas emisiones de CO2
Los ayuntamientos de Barcelona, Madrid, Sevilla, León y Oviedo han pedido que se les faciliten unas unidades para someterlas a pruebas en sus trazados urbanos. Se espera que para mediados de año salgan de la cadena de montaje las primeras unidades.
Un gabinete de ingeniería a las órdenes de la oficina técnica de Castrosúa. unida al estudio de diseño industrial ha creado en menos de un año un vehículo semiecológico, con bajas emisiones de CO2 por kilómetro recorrido y menores emisiones de humos contaminantes y partículas.
Las tres baterías y los 80 litros de combustible que caben en el depósito ofrecen a este autobús una autonomía de 300 kilómetros, «lo que permite una jornada y media de servicio», según Agustín Gómez, perteneciente al Departamento de Investigación y Desarrollo de Castrosúa.
Otro de los adelantos técnicos es el sistema electrónico que rige el autobús. Diseñado por Mormedi, está todo informatizado, con un ordenador central que controla la mayoría de los elementos del vehículo. La situación del puesto del conductor, algo aislada de los pasajeros, le proporciona una confortabilidad de trabajo superior a otros modelos anteriores. El manejo del vehículo se ha simplificado al máximo, pese a tener más complejidad tecnológica.
«Estamos muy satisfechos con el trabajo. Se trata del primer autobús desarrollado desde el principio como un modelo híbrido. Hay algún proyecto por ahí que ha partido de chasis de vehículos anteriores», señala a elmundo.es Jaime Moreno, presidente de Mormendi.
Cita como ejemplo de ello la parte trasera del vehículo, diseñada especialmente para contener el motor diesel y los radiadores; o la franja blanca del techo panorámico, que disimula el acceso a las baterías eléctricas.
«Le hemos dotado con una amplia superficie acristalada para que los pasajeros puedan ver el paisaje urbano en las calles más angostas. Además de su gran visibilidad, tiene acceso para pasajeros con problemas de movilidad y está dotado de suspensión neumática, lo que permite que el chasis baje lo suficiente para mejorar el acceso», añade Jaime Moreno, ingeniero industrial de sólo 37 años, que dirige un estudio con 15 profesionales de una amplia trayectoria profesional.