Por Alfredo Estrada - Director de ATC Impactahub

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La transformación digital es un fenómeno que está redefiniendo la manera en que las empresas operan en la economía, buscando mayor eficiencia, innovación y conexión con sus mercados; su rol es determinante para el desarrollo de las bases de la sociedad, tales como la educativa, la sanitaria, la financiera, la legal, entre otras, requiriendo de liderazgo y procesos éticos y conscientes en su transición, así como de un abordaje más empírico, de cara a los desafíos de sostenibilidad que se viven actualmente, pudiendo contribuir a la mitigación de la disparidad en el acceso a la tecnología, la cual crea una brecha socioeconómica que afecta la participación equitativa en la economía digital.

Así, la transformación digital se debe convertir en un sistema en el que todos los involucrados (actores y factores) evolucionen, interactuando mutuamente para lograr su crecimiento orgánico, inclusivo y justo. Es en este punto, justamente, donde se pone a la luz su vinculación directa con ese concepto clave y visionario que formularon Porter y Karmen (2011), denominado valor compartido, el cual es “el conjunto de políticas y prácticas que mejoran la capacidad competitiva de una empresa y a su vez contribuyen a mejorar las condiciones económicas y sociales de los grupos de interés con los que se relaciona su operación”. Así, se refieren a un nuevo espíritu empresarial que trascienda a la responsabilidad social tradicional, construyendo progreso colectivo y que genere, en este caso, inclusión digital con propósito, reducción de desigualdades, solución a las ambiciones climáticas, entre otros impactos. Es pues el valor compartido el fundamento más importante para la consecución del desarrollo sostenible, el cual, en términos de Guandalini (2022), es esencial en el proceso de transformación digital, debiendo estar integrado en todas sus etapas, desde el inicio en la definición estratégica, hasta los indicadores de éxito del mismo.

«La transformación digital se debe convertir en un sistema en el que todos los involucrados (actores y factores) evolucionen».

En ese sentido, el éxito de la relación entre transformación digital y valor compartido radica en diferentes aspectos. Uno de estos es la actualización de los alcances conceptuales al respecto, la formulación de fundamentos teóricos y prácticos de transformación digital sostenible ya se están produciendo, pero no de manera adaptada a la diversidad de sociedades digitales que existen y que puedan generar modelos de formación de capacidades acordes con el tema. Por otro lado, tenemos la redefinición de la cadena de valor de los negocios digitales, buscando mitigar sus riesgos, articular con actores nuevos que contribuyan al desafío e incrementen su productividad de forma empática y colaborativa, desarrollando así conglomerados y comunidades de práctica empresarial que consideren las condiciones cambiantes que existen en sus contextos de mercado; la medición de su éxito tiene un enfoque dual, ya que si no se generan impactos en ambos frentes, el empresarial y el comunitario, no podremos hablar de valor compartido. Es importante considerar que el incremento y mejora en ingresos, en posición de mercado, en eficiencia logística, en cumplimiento de estándares de calidad, en rentabilidad y otros, debe ir a la par con, por ejemplo, la reducción de impactos ambientales, con la mejora de capacidades de sus grupos de interés, con el uso responsable del capital natural, con la generación de empleos, la mejora sanitaria, entre otros.

De manera adicional, podemos afirmar también, tomando la posición de Delgado Fernandez (2020), que esta vinculación constituye principalmente un cambio paradigmático esencialmente cultural, donde la hiperconectividad y las innovaciones organizacionales deben generar cambios positivos en personas, sociedades, medioambiente y, por supuesto, en los mercados. En suma, son dos transiciones conjuntas, la digital y la de valor compartido que tienen un mismo norte, pero que parten de realidades complejas y distintas. Asumamos la tarea de seguir trabajando más en su yuxtaposición, para construir una vía clara y más holística de la sostenibilidad con la siguiente premisa: “digitalizar para transformar”.







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